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Un barrio premium en Ushuaia está nominado a un premio internacional de arquitectura

Se trata del proyecto Costa Susana ubicado en Monte Susana -en Tierra del Fuego- el cual combina bosque nativo, mar, montañas y paisajes inolvidables de la Patagonia argentina y fue nominado a un premio internacional de Arquitectura, en la categoría “Paisajismo y entornos naturales”.

Es la primera nominación que el World Architecture Festival designa para un proyecto ejecutado en el país, y en esta edición realizó la selección entre casi 500 postulantes presentados por 62 países. El jurado se compondrá por los máximos referentes de la arquitectura mundial y estará presidido por Paul Finch.

“Posicionar a Argentina en el mercado de la arquitectura a nivel global es algo que celebro y espero también sea el puntapié inicial para impulsar a otros proyectos de nuestro país”, cuenta Melitón González del Solar, desarrollador del proyecto frente a la recepción del reconocimiento.

Costa Susana tiene 280 hectáreas de las cuales se urbanizarán 57.
En la primera etapa ya terminada de 220 lotes, hay 13 casas construidas y otras 30 en camino. El plan comprende también la realización de un hotel, cabañas y glampings.

Monte Susana se encuentra a tres kilómetros de la ciudad de Ushuaia, la cual cuenta con diversos comercios y un aeropuerto que facilita su conexión con el resto del país. La localidad se extiende por más de 2000 metros de costa pública y tiene delimitados senderos y miradores propios para apreciar el entorno.

La realización de “este barrio mostró que las cosas se pueden hacer de forma más sustentable, amigable y en armonía”, define González del Solar, un apasionado de la innovación y activista del cuidado del medio ambiente. Las impresionantes vistas al Canal de Beagle linderas a una frondosa vegetación son las perlas del fin del mundo.

Para los vecinos del Parque Nacional Tierra del Fuego, el Monte Susana es un referente del área y para mantener la naturaleza, el desarrollador reunió a distintas ONGs que ayudarán a replantar en la ciudad las extracciones enteras de tierra que se removieron en la construcción.

Aquella madera que no se pudiera replantar, la empresa optó por entablonarla para usarla en la construcción. De esta manera, se buscó que el proyecto tuviera “el menor impacto y huella posible en el entorno natural”, detalla González del Solar.

Poniendo la preservación y el valor de la naturaleza en el centro, González del Solar cuenta que -en la zona costera sin acceso directo al mar- trazaron espacios verdes abiertos al público. En contra del espíritu desarrollador de maximizar el loteo en la tierra, decidió no intervenir los que serían lotes más caros para resguardar el patrimonio natural.