Diabetes tipo II: la detección precoz permite prevenir el 58% de los casos
Según los especialistas, la adopción de estilos de vida saludables reduce más de la mitad el riesgo de desarrollarla; muchas de sus complicaciones empiezan a gestarse en la etapa previa
La abuela de Teresa Paseri (73) había tenido diabetes . De modo que cuando su hermano se enteró de que su glucosa estaba fuera de los parámetros considerados normales Teresa decidió acompañarlo a las charlas del Hospital Santamarina de Monte Grande.
"Empecé a ir sin tener diabetes, porque pensaba que a mí también me iba a pasar –cuenta–; la esperé con paciencia, adopté conductas saludables y hoy la llevo muy tranquila. Es mi mochila de vida y tengo que cargarla con cuidado para que no me lastime. Elegí llegar al final del camino sana". A Teresa la diabetes se le presentó a los 40 años y desde entonces dedica su vida a educar y contener a personas que padecen esta patología a través de la Asociación Manos Dulces (Amadu).
La diabetes es una enfermedad crónica grave que aparece cuando el páncreas no produce suficiente insulina (hormona que regula la concentración de azúcar en la sangre o glucemia) o cuando el organismo no puede utilizar de manera eficaz la que produce.
La última Encuesta de Factores de Riesgo realizada en el país indica que el 9,8% de la población la padece, la mitad no lo sabe y solo el 30% de los que conocen su diagnóstico acceden a un tratamiento adecuado. En su estado de prediabetes, esta patología casi no da síntomas, pero sus factores de riesgo deben ser considerados por el médico a la hora de lograr una detección temprana: herencia genética, origen étnico, edad, sobrepeso y obesidad, mala alimentación, antecedentes de eventos cardiovasculares, sedentarismo y tabaquismo son algunos.
"Las personas que tienen prediabetes poseen un riesgo anual del 4 al 11% de transformarse en diabéticas, pero se puede reducir si se adopta un estilo de vida saludable –explica Federico Reissig, médico de la División Diabetes del Hospital de Clínicas José de San Martín–. Y si se realizan por lo menos 150 minutos semanales de actividad física hay quienes se mantienen en el rango de prediabetes de por vida. El resto dependerá de la carga genética, pero se puede prevenir una de cada dos diabetes y todas sus complicaciones con solo modificar la alimentación y hacer actividad física ".
En la preenfermedad el paciente se siente bien, pero no está bien. Por eso es importante la toma de conciencia: porque cuando se sienten mal ya no se puede volver atrás.
Los relatos de médicos y pacientes se repiten acerca de que muchas personas no asumen su condición porque creen que tienen "poquita diabetes", se sienten bien y por eso no logran realizar cambios en su estilo de vida. Pues bien, la prediabetes es asintomática, y aunque existe una discusión en el ámbito académico sobre si es una preenfermedad o una enfermedad en sí misma, todos concuerdan en que la alteración de los niveles de azúcar en sangre constituye un factor de riesgo y que la consecuencia más grave de esta situación es la evolución a diabetes tipo II y todas sus enfermedades asociadas.
Se calcula que 422 millones de adultos padecen diabetes en todo el mundo, un número que triplica la prevalencia de hace 30 años. "Aumentó porque la gente vive más; además, hay una asociación directa con la obesidad –afirma Gabriel Lijteroff, jefe de Diabetología del Hospital Santamarina y director del comité científico de la Federación Argentina de Diabetes–. En el país no hay suficientes diabetólogos; hay que capacitar a los médicos de atención primaria para que estén sensibles al diagnóstico. Hacer de manera temprana la prueba de tolerancia de la glucosa nos permite llegar muchos años antes de que aparezcan los problemas".
Entre las patologías asociadas más frecuentemente con la prediabetes se encuentran la enfermedad cardio y cerebrovascular, trastornos renales, retinopatía, neuropatía, hígado graso, disfunción endocrina, trastornos de infertilidad masculina, amenorrea y síndrome de ovario poliquístico.
Para Juan José Gagliardino, investigador del Centro de Endocrinologi´a Experimental y Aplicada (UNLP-Conicet), "la prevención primaria de la diabetes tipo II contribuiría no solo a disminuir el crecimiento de su prevalencia, sino también su costo social y económico. El desarrollo de complicaciones comienza ya en la etapa de prediabetes. Implementar intervenciones preventivas disminuiría el desarrollo y la progresión de las complicaciones micro y macrovasculares, y los eventos cardiovasculares prevenibles. Se ha demostrado categóricamente que intervenciones que promueven la adopción de estilos de vida saludables reducen hasta un 58% el desarrollo de diabetes tipo II en personas de alto riesgo".
La diabetes tipo II podría prevenirse si su detección en estado de prediabetes impulsara a cambiar hábitos, optar por comidas saludables y hacer ejercicio. ¿Por qué algo tan sencillo no puede lograrse? Según Silvina Franquet, licenciada en nutrición certificada en diabetes y vicepresidenta de la Liga Argentina de Protección al Diabético (Lapdi), existen barreras socioeconómicas y educativas. "La queja permanente es que no se encuentran alimentos light o sin azúcar –afirma–. Una buena ensalada sale más cara que una hamburguesa con papas fritas y una gaseosa. El etiquetado es tan chiquito que resulta ilegible y es de difícil interpretación. Además, muchos pacientes sufren la falta de insumos, no consiguen los medicamentos y tienen dudas con las obras sociales. Hoy, mi trabajo es ver cuál es la verdura más económica y cómo incorporarla a la dieta".
Aunque menos frecuente, la prediabetes y la diabetes tipo II están empezando a detectarse en niños y adolescentes debido a la obesidad y el sedentarismo. "Es preciso que los colegios acompañen la educación en buenos hábitos alimenticios y que también los chicos adopten la actividad física jugando, como algo necesario y divertido", explica Mariela Di Lorenzo, pediatra especialista en diabetes infanto-juvenil del Hospital Alemán.
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