No importan los 40°C de calor, no importa que sean platos heredados del hemisferio norte, que llegaron al país por las diversas olas inmigratorias que hicieron -y todavía hacen- a la cultura gastronómica local. A la hora de elegir la parte más golosa de las fiestas de diciembre, hay ciertos clásicos ineludibles que despiertan pasiones dormidas en el resto del año. Desde hace unas semanas, las góndolas, panaderías y restaurantes de toda la Argentina explotan de turrones y garrapiñadas, de panettones y de pan dulce, aparecen también especialidades como los Stollen alemanes y el Bûche de Noël francés. Harinas, frutos secos y abrillantados, miel y azúcar al por mayor. Como postre o para los infinitos brindis, acompañando los tan necesarios deseos de salud, dinero y amor, elegimos tres clásicos navideños para este 24 a la noche.
Pan dulce de Artiaga
Escondido en una callecita de Saavedra, Artiaga es una de esas panaderías maravillosas de Buenos Aires, con historia, presente y futuro marcado por tres generaciones. Todo arrancó hace 60 años, con Don Antonio Rodríguez, inmigrante español que aprendió el oficio de panadero en La Boca; y continúa hoy de la mano de tres hermanos, nietos de Antonio. El lugar parece pequeño, con vitrinas exhibidoras repletas de facturas, galletas, panes, sándwiches y más. Pero la magia sucede puertas adentro, en un local que triplica lo que está a la vista, e incluye un enorme horno abovedado construido en 1931.
A la hora de hablar de pan dulce, Artiaga es un ícono nacional. No sólo preparan el tradicional de frutos secos y el de fruta almibarada, sino que suman opciones como el de mantecol, de Nutella, el Stollen, el Madrileño, el de frutos rojos y chocolate, entre varios más (hay un panettone con masamadre súper ligero, húmedo y muy sabroso). Todos comparten un mismo espíritu: harina y azúcar orgánicos certificados, sal marina en escamas de la Patagonia, miel natural, sin colorantes, conservantes o saborizantes. A esto se suma un trabajo casero que pocos hacen, como confitar ahí mismo las pieles de limón, de naranja y de pomelo. El pan dulce de frutos secos (el más vendido) trae una cantidad exagerada de nuez, almendras, avellanas, castañas y pistachos, en una masa densa y muy rica, donde se percibe la miel y la calidad de ingredientes. Muchos vienen de todo Buenos Aires y del Conurbano en búsqueda de estos pan dulces: se entiende el por qué. Dirección: Zapiola 4782
Turrones de La Simona
Cuando decimos turrones en Argentina, muchas veces pensamos en productos de quiosco, golosinas de baja calidad y sabor descartable. Pero la verdad es que hay una enorme tradición de turrones en el mundo, con origen en la provincia española de Alicante, que es un verdadero lujo gastronómico. Turrones elaborados con apenas un puñado de ingredientes: las mejores almendras, miel pura, azúcar, clara de huevo y esa delgadísima hostia que lo cubre. Nada más y nada menos: la simpleza puesta al servicio de la calidad de los ingredientes. Ese misma tradición es la que remontan los chicos de La Simona - Turrones de autor, una pareja (Marcos Radnic y Daniela Bonomo) en Daireux, en el suroeste de la provincia de Buenos Aires. "Mi suegro había plantado los almendros. Y a toda la familia le gustaban mucho los turrones, así que un día empezaron a hacerlos, casi como un hobby, con mucha prueba y error.
Cuando conocí a Marcos, me vine a vivir acá, me sumé y lo empezamos a hacer de manera profesional y comercial", cuenta Daniela. El resultado es inmejorable: de "calidad suprema" (clasificación que se usa para turrones con un 60% de almendras), este turrón es de esos duros y crocantes, como los que se hacen en la ciudad de Alicante (en la vecina Jijona se hacen los blandos, de almendra molida). Tiene forma de torta imperial (redondo y fino) y utiliza almendras tostadas y repeladas, y miel de productores de la zona. Apenas se abre el envoltorio al vacío sale todo el aroma a fruto seco que hace agua la boca. Se compra por las redes sociales de la marca
Bûche de Noël de Cocu
"Para estas fechas, lo que más sale es el pan dulce. Nosotros ofrecemos uno de chocolate cubierto con un craquelin de canela; y otro más clásico de frutos secos. Pero, haciendo honor a nuestro origen, también tenemos el Bûche de Noël, una verdadera tradición navideña de Francia, que se come en todas las casas; es realmente muy popular", explica Morgan Chauve, creador de Cocu, la preciosa boulangerie abierta hace ya siete años en el barrio de Palermo.
Según explica Morgan, hay infinitas versiones de este Bûche de Noël; lo que lo define en realidad es su forma cilíndrica con base plana, que le da su nombre de tronco de Navidad. Y en honor a la verdad, no sólo es un postre delicioso, sino incluso más acorde al clima de esta parte del mundo, ya que se sirve casi helado, directo de la heladera. En Cocu tienen dos opciones. La de chocolate tiene una base de biscuit de chocolate y praliné de chocolate, almendras y cereales crocantes, sosteniendo un perfecto mousse de chocolate suave y adictivo, con macarrones y hojuelas de chocolate como decoración. El otro es de frambuesa y mango, con una base de masa de magdalena, también con macarrones y frutillas frescas decorando. Delicias aptas todo público, con acento francés. Dirección: Malabia 1510
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