Las consecuencias de sacarle el cabo a las frutillas antes de lavarlas y cómo aprovechar todas sus propiedades
Si sos de aquellos que le saca el tallo a la frutilla antes de desinfectarlas, podrías estar cometiendo un gran error
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Lavar y desinfectar los alimentos es una necesidad de higiene. No podés prescindir de hacerlo si vas a usar verduras de hoja verde o frutos rojos para cocinar, y es precisamente la frutilla uno de los que más se discute el proceso correcto para desinfectar. Hay personas que las dejan en remojo con vinagre, otras que solo las lavan con jabón o quienes las desinfectan sin el tallo. Los tres métodos son un error.
Desinfectar las frutillas sin el tallo
Primero, el vinagre solamente elimina las potenciales bacterias de las frutillas, más no las que ya están en ella; el jabón solamente limpia a superficie, pero no previene el crecimiento de microorganismos. Y extraer el tallo, también conocido como pedúnculo, antes de la desinfección provoca que la pulpa pueda afectarse.
Una de las maneras en las que quitar el tallo de la frutilla antes de lavarlas puede afectar la pulpa es que, si tiene algún tipo de microorganismo en las hojas, este entre a la pulpa, dificultando la desinfección si no se hace adecuadamente.
A este efecto se le llama contaminación cruzada, similar a lo que sucede cuando picas carne infectada con un cuchillo, el cual, si no lavas y lo usas para cortar vegetales que no desinfectas, posiblemente les pase los microorganismos de la carne en mal estado.
Además, si te ha pasado que, en la heladera, después de haberlas lavado, se comienzan a poner blandas o muy aguadas, una de las posibles razones es que, al quitar el tallo antes de desinfectarlas entró demasiada agua, provocando que se ablandara la pulpa demasiado.
¿Cómo desinfectar correctamente las frutillas?
Sin quitarle el tallo, lavá las frutillas con agua y jabón neutro. Limpialas, colocalas en un recipiente con agua y la solución desinfectante de tu preferencia, pueden ser unas gotas de cloro (depende de la cantidad del agua).
Dejá actuar y cuando estén desinfectadas, retiralas del agua y secalas. Recién entonces podés quitarles el tallo. Llevalas a la heladera, donde podés almacenarlas en un recipiente seco con tapa.
¿Cómo aprovechar el tallo y las hojas de las frutillas?
Aunque mucha gente prefiere tirarlo, la realidad es que el tallo, ya desinfectado, no debería ser un peligro para la salud. Muchas personas deciden hacer infusión con esta parte vegetal, puesto que es rica en antioxidantes y es antiinflamatoria.
De hecho, hay estudios como el de la Facultad de Farmacia y Medicina de la Universidad de Coímbra que aseguran que el pedúnculo puede combatir malestares gástricos como la diarrea, la inflamación o las náuseas, además de ser rico en calcio y vitamina C.
Así que ya lo sabés, no saques el tallo de las frutillas antes de desinfectarlas, pero tampoco lo desperdicies. Aprovechalo de la mejor manera con una infusión de hojas de frutilla: agregá un par de tallos a una taza con agua caliente, endulzá al gusto y listo.
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