Barcelona de montaña: 3 excursiones para caminar a dos horas de la ciudad
Aparte de que es una ciudad con una arquitectura única, el clima es súper llevadero y se come muy bien, si le preguntás a cualquier barcelonés qué es lo que más le gusta de vivir en Barcelona , te va a decir que lo mejor es poder elegir entre mar o montaña y que tenés muchas opciones para disfrutar y entrar en contacto con la naturaleza. Ya sea para estacionarse y descansar, como para hacer una intensa caminata, un recorrido en bicicleta, esquiar o escalar, la Ciudad Condal ofrece a menos de dos horas de auto, muchas opciones para ir y volver en el día sin necesidad de pagar una noche para dormir.
Un plan muy bueno es hacer senderismo y Cataluña es especial para eso, porque hay muchos pueblos desde los cuales partir hacia caminatas que pueden durar menos de una hora o, para los más activos, de hasta cinco o seis (¡y hasta ocho!), logrando cubrir en una mañana o tarde entre cinco y veinticinco kilómetros bien señalizados y con paisajes que no te permiten guardar la cámara de fotos. Para estar mejor preparado para estas aventuras, conviene tener tres apps muy útiles aparte de Google Maps porque esta no siempre muestra senderos, sino que la mayoría de las veces te manda por la carretera. Una de ellas es MapMyHike, también está Wikiloc con detalles de recorridos y la otra es ViewRanger que se puede usar offline previa descarga de los mapas. También es recomendable llevar agua y algo para picar: desde sándwiches hasta frutas y frutos secos para energizar el paso.
Para las dos primeras excursiones habrá que procurarse transporte de algún tipo como coche propio, alquilado o BlaBlaCar, que es una aplicación para gente que comparte su automóvil, o chequear si hay autobuses que vayan al destino elegido en la empresa Alsa o en Sagalés o directamente en la página de la Estación del Norte.
Rupit hasta Tavertet
Acaso uno de los pueblos medievales más soñados, queda en la provincia de Barcelona, a una hora y media de auto. Sus características encantadoras son que tiene un puente colgante, a sus pies una riera y está rodeado de una naturaleza sobresaliente que combina perfecto con sus calles empedradas. Nada más llegar hay un párking para dejar el auto (sale 3 euros) y acercarse a la oficina de turismo, si fuera necesario apoyar con alguna información complementaria la visita.
Desde Rupit se pueden hacer varios senderos además de caminar por el pueblo en sí. Uno de ellos es al Salt de Sallent, al que se llega partiendo de la Plaza Mayor siguiendo los carteles y caminando por media hora aproximadamente. Una vez en la cascada que tiene un entorno impresionante con un precipicio no apto para personas con vértigo, se puede volver por donde se vino o subir apenas la apuesta y llegar hasta la Iglesia de Sant Joan de Fabregas (apenas a un kilómetro más) que tiene un restaurante en el que se puede comer o tomar un café con una vista abierta hacia las montañas que te deja sonriendo un buen rato.
La excursión podría terminar aquí perfectamente, pero para quienes necesitan un desafío más grande, se puede sumar otro trecho que vale por mucho la pena: siguiendo el camino GR 2 (identificado con los colores blanco y rojo) se puede llegar a Tavertet, un pueblo pequeño pero muy hermoso, con vistas al Embalse de Sau que te dejan muy satisfecho si la caminata es lo tuyo, porque los riscos que se ven allí son palabras mayores. Mucha naturaleza, verde y azul y en alguna parte del recorrido algún encuentro con vacas sueltas. Para volver al punto de partida, basta con seguir la GR 2 en sentido inverso.
Hayedo de Jordá y volcanes
Otra excursión perfecta para dedicarle un día entero y caminar en medio de la naturaleza por la comarca de la Garrotxa es llegar al párking del Hayedo de Jordá (Fageda d’en Jordà en catalán), recorrerlo y sumar al trayecto dos volcanes: el Santa Margarita y el Croscat. El tiempo total es de poco más de cuatro horas entre caminata y paradas.
El punto de partida es, como decíamos en el párrafo anterior, un párking identificado como Can Serra. Lo primero que se visita, una vez dejado el auto, es el fantástico bosque de hayas que, dependiendo de la época del año en que se visite, será más o menos denso y colorido, sobre todo en otoño. Esta parte del recorrido es muy amable y fácil de hacer, ideal para ir con niños.
Desde ahí, se puede seguir hasta la ermita que está en el centro del volcán de Santa Margarita. Si bien hay partes del recorrido un poco empinadas, se puede sortear con soltura si se hace con calma. Es de notar que está muy bien señalizado y en muchos de los carteles incluso hay información de cuánto tiempo lleva cada tramo del recorrido. El siguiente punto es la falda del Croscat, no es que se sube hasta la cima, sino que se observa desde abajo, incluso allí hay un centro de acogida en el que se pueden encontrar datos del volcán en cuestión. El retorno desde allí al párking no llevará mucho tiempo y la excursión habrá llegado a su fin.
Camino de ronda desde Tossa de Mar
Visitar Tossa de Mar en sí, sin hacer senderismo, es una excursión que bien vale la pena. Ya sólo recorrer su casco histórico de calles empinadas paga el viaje hasta ahí. Se puede ir en auto por supuesto, pero también se puede llegar en tren (hasta Blanes) más autobús, o sólo en autobús desde la Estación Nord de Barcelona.
Para ir en plan caminata hay un recorrido llamado "de ronda" que permite tener al Mediterráneo a la vista la mayor parte del tiempo mientras se recorre la costa a través de calzada, pasarelas, escaleras y playas. Hay un recorrido muy recomendable que es visitando tres calas que sorprenderán por su anatomía y colores, sobre todo el del agua que, además de ser transparente, deja ver un fondo marino de colores en la gama de los verdes azules que no te dejan indiferente y que también permite, mirando hacia atrás, contemplar la silueta de Tossa desde lejos.
El objetivo es ir hasta Cala Giverola y volver, cubriendo unos diez kilómetros entre ida y vuelta. En la Avenida Mar Menuda está el inicio del camino (tiene una verja abierta que puede dar la idea de que es una propiedad pero no lo es) y una vez adentrados en él, encontraremos carteles con indicaciones de las distintas calas para visitar: Cala Bona, Cala Pola y Giverola, en ese orden. Lo bueno de ese camino es que el mismo Google Maps (que se puede descargar para luego verlo offline) sí que muestra el recorrido. La vuelta se hace por dónde vinimos y aunque a simple vista pueda parecer aburrido, ver el camino que tuvimos a nuestra espaldas de pronto frente a nosotros, nos descubre nuevas formas y colores que nos estaríamos perdiendo si no lo hacemos.