La nutricionista Luciana Lasus se vale de un panel genético para diseñar estrategias para bajar de peso a medida de cada paciente
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“Sistemáticamente veo llegar a mí consulta a gente desgastada, anímica y metabólicamente, de hacer una y otra dieta buscando siempre el resultado rápido y mágico que no sucede porque se enfocan mal, de forma insuficiente”, enfatiza la licenciada en Nutrición Luciana Lasus, especialista en nutrigenética y con un posgrado en marketing.
Después de 25 años de experiencia, entiende que quienes buscan bajar de peso “agarran un problema que es súper complejo, que tiene muchas variables, y tratan de resolverlo solamente en función de qué y cuánto comer”.
Lo que más observa son intentos que se enfocan en el peso en sí mismo, el síntoma, y no en las causas. “Preocupa el plan de menú, el qué tengo que comer y quizás un poco del cuánto, pero nadie se pregunta cómo y por qué. Se mira el mero acto de meter nutrientes al cuerpo y no se contemplan las emociones, el metabolismo, la genética, la actividad física o el intestino, son aspectos que muchas veces van a la matriz del tema”, dice.
Por todo esto y más, la nutricionista editó “Tu última dieta”, trabajo que bucea en un método para solucionar el inconveniente de pasear por decenas de planes alimenticios, sin resultados que perduren en el tiempo.
“De las personas que recibí y ayudé en estos 25 años no hay ninguna en la que las emociones no incidan a la hora de armar su matriz de razones para abordar el sobrepeso. Cuando comemos para anestesiar emociones, y no por hambre biológica, generalmente ingerimos mucho, rápido y de mala calidad. A veces el comer mal responde también a seteos, creencias o valores familiares. Por todo esto, hago mucho énfasis en que antes de pensar una estrategia, hay que entender bien cómo llegaste hasta donde estás. Si no sabés cuáles son las distintas variables, quizá te quedes solamente en lo superficial”, expone.
Nutrigenética
Esta es una herramienta de diagnóstico que permite a través de una muestra de saliva conocer “tu mapa genético, o sea, tu manual de instrucciones, cómo viniste de fábrica”. Lasus fue la primera en desarrollar un panel nutrigenético en Uruguay en 2019 y esta semana presenta uno para deportistas de alto rendimiento.
A la hora de pensar la estrategia individual para cada persona, la herramienta permite cruzar esa información con su realidad actual.
En consulta y con escucha atenta sobre cómo vive, cómo duerme, a qué se dedica, si es feliz y en qué momento de la vida está, lo contrapone además con análisis clínicos y arma una estrategia a medida, lo que se conoce hoy como nutrición de precisión.
En el consultorio, la cita será con la presencia de Lasus, una coach que apoya la gestión del cambio de conducta y un médico que se especializa en medicina integrativa. El equipo arma un plan de acuerdo a cada realidad y según sus recursos, y deriva a los especialistas que sean pertinentes.
A diferencia de otras propuestas, cada paciente debe contar de forma externa con otros profesionales como terapeuta o entrenador. “A veces me dicen que no pueden con el seguimiento nutricional y la psicoterapia y les respondo que vayan primero por esto último porque sin terapia no podrán practicar el resto de la forma necesaria”, explica.
“El panel genético no se vence, no varía porque son genes predispuestos, no expresados. Se puede poner pausa y retomar desde ahí siempre que sea por el bien y la tranquilidad del paciente”, añade.
Desinformación
Nadie que tenga redes puede decir que en ningún momento no fue bombardeado con información sobre las llamadas “dietas de moda”, pero lo que si es posible es que no se le alertara de sus riesgos . “El peligro creo que es la desinformación. Hay que plantearse sobre quién lo propone, de dónde viene y qué base científica tiene”, clarifica Lasus.
Además señala que todas las dietas de moda proponen una solución inmediata y ahí está la falla. Nada que te saque de tu vida —como no poder ir a un evento, no festejar tu cumpleaños para no estar expuesto a la comida o llevarse una vianda a cualquier instancia social— será bueno porque si no aprendiste a manejarte fuera de eso, cuando retomes tu rutina, fracasarás. Y esto, Lasus lo ve una y otra y otra vez en su consultorio.
“Creo que hay dietas sistema, porque no son ni siquiera dietas, que deberían estar prohibidas, como la de los polvitos”, sentencia.
“También hay muchos coach que se formaron en tres meses y hacen el trabajo de profesionales con una carrera universitaria de cinco años y eso me pone los pelos de punta. Alrededor de la cultura del adelgazamiento hay tremendos negocios, así que siempre le pido a la gente que no haga dietas locas, que pida ayuda y no busque magia. Te dará más laburo, pero es lo único que asegura que hagas los cambios que necesitás”, concluye.
Plus 40
Para Lasus, llega un momento en que la mayoría de las mujeres hicieron tantos intentos para bajar de peso que metabólicamente no tienen respuesta (sumado muchas veces a lo emocional de que si no bajan siete kilos en dos semanas todo les parece un fracaso).
“A partir de la menopausia, todo lo que hacías deja de ser suficiente y hay que encontrar un nuevo equilibrio, el tema es que nadie te lo avisa”, dice.
Su misión, desde hace un par de años, es ayudar a las mujeres a transitar el climaterio, un período largo en el que antes se consideraba a las mujeres viejas y ahora se entiende que están en la flor de la vida.
“Los cambios en esta etapa son a nivel corporal, emocional y fisiológico”, puntualiza.
La profesional explica que hay un montón de aspectos que las mujeres no relacionan con el cambio hormonal, creen que como siguen menstruando y no tienen calores, no están atravesando nada de esto. “Esa complejidad no es gradual, en una etapa tenés todo lo que se llama gasto motor, como el calor y el insomnio, y en otras no tenés eso, pero si fatiga y te aumenta el peso de manera muy repentina y localizada. La estrategia no es única y no es siempre la misma”, desarrolla.
“Hay que hablar del tema, contarles a las mujeres menopáusicas qué cosas pueden pasar que se relacionan a todas esas áreas y pedir ayuda para transitarlo de manera amena y no sufrirlo”, remata.
Por Emilia Triay