Este sistema de ejercicios permite aprender cómo aliviar molestias y tensiones, mejora la función motora, la flexibilidad y la coordinación y ayuda a liberarse de hábitos perjudiciales
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Desarrollado por el doctor Moshé Feldenkrais en la década de 1940, el método Feldenkrais es una técnica de aprendizaje que se enfoca en la conciencia y el movimiento para mejorar la función motora, la flexibilidad y la coordinación. “Consiste en reaprender una manera más orgánica y funcional para movernos en la vida, utilizando la neuroplasticidad del cerebro y su capacidad de crear nuevos caminos neuronales. Como cuando niños, utilizamos el movimiento y la atención para posibilitar maneras más cómodas, simples y creativas de vivir”, explica Susana Born, profesora del método Feldenkrais, avalada por la Federación Internacional Feldenkrais. Cuenta Born que el método cambió su vida: al poco tiempo de practicarlo sintió que había encontrado su vocación y se convirtió en una pasión.
De esta manera, el método Feldenkrais propone redescubrir la capacidad innata para “un movimiento elegante y eficiente” a partir de atención plena en el movimiento y la suavidad de los ejercicios, que apuntan a una mejor calidad de vida y bienestar general.
Al igual que otras técnicas, el método surgió a partir de la inquietud de su fundador, Moshé Feldenkrais, para tratar una lesión crónica en su rodilla. Físico, ingeniero, matemático y cinturón negro de judo, Feldennkrais se había lesionado por primera vez la rodilla mientras jugaba fútbol; tiempo después volvió a sufrir una lesión mientras trabajaba como científico en la estación naval británica en Fairlie, North Ayrshire, Escocia, durante la Segunda Guerra Mundial.
Para entonces, ya era instructor de judo y estaba cerca de completar el trabajo para obtener el título de doctor en ciencias bajo la dirección del premio Nobel de Química Frédéric Joliot-Curie. Así las cosas, decidió aplicar los conocimientos adquiridos de sus estudios de física, ingeniería y artes marciales a un aprendizaje intensivo de sus propios hábitos de movimiento. Y al obtener resultados positivos, comenzó a explorar los métodos que había desarrollado en su propio tratamiento con un pequeño grupo de colegas, como el científico John Desmond Bernal y John Boyd-Orr, premio Nobel de la Paz y primer presidente de la Academia Mundial de Arte y Ciencia. Después de servir como jefe de ingeniería electrónica para el ejército israelí, Feldenkrais dedicó el resto de su vida a desarrollar y enseñar autoconciencia a través de lecciones de movimiento. A partir de estos estudios, estableció una serie de ejercicios y técnicas que se centran en la conciencia y la atención plena en el movimiento, con el fin de moverse de manera más eficiente y reducir el dolor.
“La primera forma de desarrollar el método, denominada autoconciencia a través del movimiento, consiste en realizar movimientos sencillos y suaves, lentos y placenteros, sin esfuerzo. Reproducen los movimientos primarios del bebé desde su nacimiento. En la segunda, llamada integración funcional, el profesional trabaja con el alumno, generalmente en una camilla, a través de toques pequeños y suaves según la necesidad de cada uno”, explica por su parte Victoria Grimblat, profesora del método Feldenkrais desde 2002.
Según los especialistas, las lecciones buscan eliminar hábitos inconscientes en las acciones que entorpecen el movimiento “simple y elegante”. Cada lección es una exploración de aspectos de ese funcionamiento desde la forma como respiramos y coordinamos los movimientos oculares, la cabeza, la pelvis y la columna vertebral hasta cómo organizar las acciones para obtener mejor apoyo a través de la utilización eficiente del esqueleto. De esta manera, se busca inhibir los patrones neuromusculares habituales de rigidez que producen dolor y mal funcionamiento.
Conciencia corporal
Su aplicación puede ser útil en la rehabilitación de personas con lesiones o discapacidades que buscan recuperar la función motora; reducir el dolor y optimizar el rendimiento deportivo; también es una herramienta de gran utilidad para muchos artistas, músicos, bailarines y actores que buscan mejorar su técnica y expresión al aumentar la conciencia corporal y la coordinación. En en el área educativa, se aplica para mejorar la concentración, la memoria y la coordinación.
“Cualquier persona joven o mayor puede beneficiarse y disfrutar de estas técnicas, ya que es un método de aprendizaje que sirve para mejorar la postura, aliviar dolores crónicos y el estrés, optimizar el rendimiento. Uno termina la clase y se siente más liviano, flexible, con mejor humor, energía. Y muchas veces, si vamos con molestias o dolor, nos vamos aliviados”, asegura Born, que también se formó como sanadora energética en la Barbara Brennan School of Healing y es profesora de sounder sleep system (sistema de sueño profundo).
Según los especialistas, el método Feldenkrais tiene efectos positivos en el cerebro, ya que ayuda a crear nuevas conexiones neuronales y a fortalecer las existentes (neuroplasticidad), reduce el estrés y la ansiedad. También favorece el desarrollo de una mayor flexibilidad y movilidad, mejora la función motora y la coordinación, reduce el dolor y la tensión muscular, favorece el desarrollo de la conciencia corporal y la auto-percepción.
A la hora de practicar, se recomienda concederse un tiempo y un espacio para realizar los movimientos sin distracciones, ya que la concentración es fundamental para comprender los mensajes que el cuerpo le aporte a la conciencia. De ser posible, es recomendable trabajar en el piso, sobre una alfombra o colchoneta y preferentemente manteniendo los ojos cerrados. Antes de empezar, se realiza una toma de conciencia inicial de la situación corporal, para así poder evaluar el tipo de cambios que se vayan generando.
Otro punto importante consiste en ejecutar los movimientos con lentitud, sin prisa, vigilando que el ritmo respiratorio sea continuo y analizar las sensaciones que cada movimiento despierta. Se busca no malgastar energía en movimientos inútiles o esfuerzos innecesarios.
Se cuenta que poco antes de morir, le preguntaron a Moshé cómo imaginaba el futuro de su método, a lo respondió: “Hay básicamente tres grupos de personas: los que vienen para tratarse un dolor y cuando desaparece se va. Es la mayoría. Están las personas que vienen por los mismos motivos pero se dan cuenta de que para encontrar una solución más duradera, hay que ir más allá del síntoma y considerar la trama de relaciones que conlleva el problema. De estas personas hay muchas menos. Finalmente están los que se percatan del profundo potencial que hay en mi método para cambiar las creencias y paradigmas más arraigados. De esas personas hay muy pocas”.
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