Libby DeLana, que adoptó la rutina de dar un paseo todas las mañanas en medio de una crisis personal hace más de diez años, alienta a salir todos los días, sin importar el clima
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Nacido en la isla de Cos, Grecia, en el año 460 a.C., Hipócrates es considerado el padre de la medicina. Rechazó el punto de vista de sus contemporáneos y se animó a ver el mundo bajo la lupa que lo vemos hoy, donde la enfermedad tiene una explicación racional. Era un gran cavilador. A lo largo de sus extensos paseos fundó la ética que los profesionales de la salud sostienen hasta hoy, a pesar de las creencias de su tiempo. Solía decir “si estás de mal humor, sal a caminar. Si sigues de mal humor, sal a caminar”.
Elizabeth (Libby) DeLana andaba en dilemas personales, propios de ser una madre exitosa en una industria exigente y demandante como la publicitaria. Fue en medio de una crisis que le hizo carne la idea de Hipócrates. Una mañana, luego de una de esas noches difíciles, de días complicados, salió a caminar por primera vez. Era 2011. Fue directora de diseño en MullenLowe durante quince años y cofundadora de la agencia boutique Mechanica, entidad en la que aún ocupa un puesto emérito. Su trabajo ha merecido numerosos premios de la industria publicitaria, pero a ella le gusta destacar que es madre de “dos jóvenes altos, tejedora impaciente, campeona nacional de remo, aspirante a piloto y novata pescadora con mosca, nerd de la tipografía y snob del té”. Sin embargo, la cualidad que la está convirtiendo en una celebridad es la de caminadora. Desde aquel día hace 13 años, nunca ha dejado de salir cada mañana a hacer su recorrido. Ha lanzado un libro que se ha convertido en best seller Camina, y tiene un podcast: This morning walk. Cuando se le pregunta qué significa esta práctica dice: “Es una actitud. Un camino a seguir. En definitiva, es un sendero”.
–¿Recuerda la primera vez que salió a caminar? ¿Esa acción significó algo diferente?
–Una mañana, cuando cumplí 50 años, me desperté y me di cuenta de que, de hecho, mi vida era increíblemente maravillosa. Tenía una familia saludable, una carrera encantadora y había tenido el privilegio de vivir una vida muy saludable. Pero en ese momento percibí que había algo que no estaba del todo completo. Todo era encantador y perfecto, pero yo no me sentía plena. Me di cuenta de que una parte clave de quién soy es el movimiento y estar al aire libre. Pero entonces no era una parte integral de mi día, no lo había priorizado. Me siento muy cómoda y completa cuando estoy en la naturaleza y estaba en ese momento atrapada en viajes de trabajo, reuniones, la oficina y atendiendo a la familia. Necesitaba tiempo para mí y no lo había puesto entre mis prioridades.
–Ese click lo cambió todo.
–Sí, no había destinado tiempo adecuado para mí, para activar mi cuerpo y estar al aire libre. Así que decidí levantarme una mañana, temprano, antes que la familia y salir a caminar. Después de 30 días de hacerlo, me comprometí a continuar sin importar qué sucediera. Donde vivo, al norte de Boston, era noviembre, había mucha nieve, el clima estaba complicado, pero simplemente me comprometí a hacerlo. He caminado en la nieve, bajo la lluvia, en mañanas brillantes y soleadas. Y después de ese mes, me di cuenta de que había encontrado un lugar de verdadera satisfacción y creatividad. No sé dónde estaría si no hubiera empezado a caminar, pero no habría llegado muy lejos.
–Es directora de arte y se desarrolla en el mundo de la publicidad. La creatividad es un valor importante.
–Y escaso a veces. Pero la innovación emergía cuando caminaba. También encontré una oportunidad increíble para sanar esos pensamientos recurrentemente negativos y ordenar mis prioridades. Empecé a sentir una felicidad y una alegría increíbles al hacerlo. Me proporcionó una fuente de sabiduría, de consuelo, de creatividad, de nutrición que no estaba obteniendo en otros lugares de mi vida. Entonces decidí que sería una parte vital de quién soy. Sería tan innegociable como cepillarme los dientes o comer bien, esas cosas que son parte de nuestro día.
–Debe ser más sencillo seguir con la rutina cuando está en casa…
–Sí, porque en los alrededores tengo una docena de rutas posibles que puedo tomar. Varían en rango de 8 a 16 kilómetros. La mayoría de los días, es muy simple: salir a las 5.30 y caminar durante una hora. Cuando viajo, es un poco más difícil. A veces llego temprano al aeropuerto y simplemente camino de un lado a otro por los pasillos. Encuentro la manera, pero la caminata no me falta. Hace unos años, creo que durante la pandemia, hice un cálculo y para entonces ya había dado una vuelta al mundo. He caminado por los alrededores de mi casa, pero también en las grandes ciudades del planeta, durante viajes de trabajo o por placer, y por sitios alejados e inhóspitos, que no están nada mal. Recuerdo uno de mis paseos agrestes, fue por Hornstrandir, una reserva natural protegida y remota situada en los fiordos occidentales de Islandia, a unas seis horas de Reikiavik, donde caminé con un grupo de 15 mujeres por la tundra, los acantilados, los campos escasos de flores y el hielo.
–Los dispositivos que controlan el movimiento o incluso las Apps de salud hablan mucho de la cantidad de pasos que se deben dar en el día o la velocidad a la que se debe andar. ¿Esos criterios son también valiosos en su caso?
–Para mí no se trata de eso. Es más bien una meditación en movimiento. Cuando salgo a caminar por la mañana, me interesa activar mis sentidos y mis pensamientos, quiero concentrar mis ideas en el aquí y el ahora. Quiero oír las olas del océano o el canto de los pájaros, el aire frío en la cara o la caricia tibia del sol. Es común que me levante con una especie de nudo en el pecho, como un poderoso ataque de ira encerrado dentro de mí. Cuando inicio mi caminata visualizo cómo ese estrés se disipa. Incluir movimiento a nuestras emociones es una forma de hacernos amigos de ellas. No se trata de cantidad ni de velocidad, sino de la intención, la acción y la promesa.
–¿Cree que en el pasado, nuestros padres y abuelos caminaban más?
–Absolutamente sí. Caminar es lo que nos hace humanos, ser bípedos, estar de pie, estar en movimiento, migrar, peregrinar. La gente ha estado desde siempre moviéndose alrededor de la Tierra. Creo que caminar es un componente esencial de lo que somos. Sin embargo, hemos llegado a un punto en nuestra cultura donde la comodidad y la facilidad son de suma importancia. Lo que significa que si llueve un poco y tenemos que ir a 10 cuadras de distancia, nos subimos a un auto y manejamos hasta allá. No soy necia, puedo entender que a veces sea simplemente conveniente o esencial por cómo está el día, por ejemplo. Probablemente no hace muchas décadas, la mayoría de las familias, si tenían la suerte de tener un auto, poseían solo uno. Ahora parece que todo el que conduce tiene su propio auto, su moto o su monopatín. Lo que significa que con el comienzo de la temporada de nieve, un poco de frío o cualquier otra inclemencia, la gente no camina. Me gusta animar a los demás a caminar, aún con un clima que puede parecer más difícil. Abrigarse, tal vez no caminar mucho, pero salir al clima salvaje. Es una experiencia increíblemente curativa.
–Muchos no tienen tiempo, un espacio seguro o vinculado a la naturaleza. ¿Qué pueden hacer si desean subirse a la experiencia de caminar?
–Creo que es posible pensar en añadir la caminata a nuestra vida diaria en un nivel más sutil. Creo que es posible pensar en añadir la caminata a nuestra vida diaria en un nivel más sutil. Así que si vivís en la ciudad y tomas un transporte para llegar a tu trabajo, a buscar a tus hijos o a la consulta del médico, simplemente caminá hasta la siguiente parada y andá desde ahí, o si estás en una situación en la que podés caminar por un largo trayecto, hacelo. Si vas al mercado, estacionate un poco más lejos y caminá, aunque no sea demasiado, porque sin duda vas a tener bolsas. No es una actividad muy larga, no es un ejercicio que demande demasiado. Además, también es muy bueno para el cuerpo. Fisiológicamente, ayuda a mantener a raya todos los índices que ponen en jaque nuestra salud.
–Steve Jobs era amante de tener reuniones durante una caminata.
–¡Es verdad! Es que caminar era parte de muchas culturas como una forma comunitaria de reunirse, de verse, de conversar. De hecho, ahora mis amigos y yo simplemente nos proponemos reunirnos para salir a caminar. Obviamente también está bien juntarse a comer o a tomar algo, pero no siempre encontramos el momento adecuado y levantarnos temprano o tarde en la noche, salir a caminar es una manera de hacernos un rato para vernos. Los italianos tienen la costumbre de la passeggiata: después de cenar, todos se levantan de la mesa, muchas veces incluso antes de lavar los platos, y salen a caminar juntos. No pretende ser un ejercicio. Simplemente es una extensión de una hermosa cena juntos.
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