Según un reciente estudio la capacidad de afrontar situaciones adversas y adaptarse es fundamental para la salud mental y física, influyendo directamente en la probabilidad de supervivencia a largo plazo
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¿Quién hubiese dicho que la clave para vivir más años no está en un plan de alimentación “milagroso” o en un tipo de entrenamiento más intenso, sino en algo tan intangible como la mente? Son cada vez mayores las pruebas científicas que apuntan a las capacidades psíquicas como un factor clave para aumentar la esperanza de vida.
La salud mental, un tema que durante años estuvo relegado a un segundo plano, se ha convertido en uno de los focos de atención de la ciencia médica. Y es que la mente, más allá de ser el centro de los pensamientos y emociones, también influye de manera directa en la salud física. En este sentido, la capacidad de resiliencia resurge como un elemento clave, capaz de reducir el riesgo de muerte y prolongar la vida.
Así lo exponen los investigadores a cargo del estudio “Asociación entre la resiliencia psicológica y la mortalidad por todas las causas en el Estudio de Salud y Jubilación” publicado recientemente en la revista científica BMJ Mental Health donde se evidencia por qué la resiliencia es una de las habilidades mentales más importantes que se puede cultivar.
Cabe señalar que, según define la Real Academia Española, la resiliencia es la capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador, estado o situación adversos.
Es a partir de su intromisión en el ámbito de la Medicina y Psicología que la resiliencia se convirtió en un término popular, diario y copioso. El fenómeno puede verse reflejado en la curva ascendente de búsquedas en Google que tiene la palabra tanto en español como en inglés en los últimos diez años.
Laura Messina (M.N. 43441), psicoanalista de adultos, señala que la popularidad de la resiliencia lleva a que se la confunda con otros términos. “No es un duelo, no es sobre adaptación, tampoco lo es volver a un estado anterior ni resignarse”, indica.
Ciertamente, algunas personas pueden ser más resilientes que otras debido a la genética y otros factores como los determinantes sociales. “El contexto social y familiar influye indudablemente en un individuo, sobre todo cuando se le permite poner lo que siente en palabras”, dice la Lic. Messina a la par que agrega: “la posibilidad de pasar el hecho por el verbo y de escucharse exteriorizándolo hace que el evento no quede coagulado haciendo síntomas”.
El nuevo estudio en profundidad 🔎
La investigación utilizó datos del Estudio de Salud y Jubilación (HRS, por sus siglas en inglés), una gran encuesta en curso de adultos estadounidenses de 50 años o más de donde los expertos exploraron las asociaciones entre la mortalidad y la resiliencia psicológica mediante un cuestionario especial sobre resiliencia psicológica.
Se observó a 10.569 adultos de una edad promedio de 66 años durante aproximadamente 11 años, en los cuales se registraron 3.489 muertes. En concreto, midieron su capacidad de afrontar situaciones adversas utilizando una escala cuyas puntuaciones oscilaban entre 0 y 12, las puntuaciones más altas indicando un mayor nivel de resiliencia.
Dividieron a los participantes en cuatro grupos según sus puntuaciones y se les realizó un seguimiento de los resultados de mortalidad hasta mayo de 2021 utilizando métodos confiables. Tras ser evaluados, los individuos del grupo de resiliencia más alto tenían una probabilidad de supervivencia del 83,9% para los próximos diez años, en comparación con el 61% de aquellos en el conjunto más bajo.
@aprendemosjuntosbbva El neuropsicólogo @Álvaro Bilbao habla sobre el poder de la resiliencia. "Aceptar la ayuda de los demás te hace más resiliente". #Resiliencia #Emociones #SaludMental #AprendemosJuntos #AprendemosJuntos2030
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Incluso después de que los estudiosos analizaran los grupos segmentados por factores como la edad, el sexo, la raza, las condiciones de salud, el tabaquismo y la actividad física, las personas con las puntuaciones de resiliencia más altas seguían presentando un riesgo de mortalidad significativamente menor.
La tendencia fue consistente y particularmente evidente en mujeres. El estudio también describe en sus conclusiones que la relación entre la resiliencia y la mortalidad cardiovascular era similar a la de la mortalidad por todas las causas. “Esto sugiere que los individuos con una autopercepción más positiva y una mayor aceptación del cambio tienden a tener una mejor salud funcional y promover la longevidad”, detallan en el escrito.
Asimismo, concluyen que “se han identificado diversos factores, entre ellos, el sentido de la vida, las emociones positivas, la salud autoevaluada y la satisfacción con el apoyo social, como posibles influencias en la resiliencia psicológica”. “Despertar estas emociones positivas puede potenciar los efectos protectores de la resiliencia psicológica y mitigar el impacto negativo de la adversidad acumulada en la salud mental de los adultos”.
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