En el mundo deportivo se usa como medicamento alternativo para prevenir y disminuir la molestia causada por los calambres; la mirada de los especialistas sobre su efectividad
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“Intenté tomar dos litros de agua por día, le puse más sal a la comida, comí más bananas, tomé varias botellas de bebida energizante... intenté de todo, pero los calambres seguían firmes y aparecían más de dos veces por día”, dice Lucas Torreira, runner amateur de 32 años. Y cuenta que la solución llegó cuando vio un video de un runner que al empezar a tambalear por un calambre, sacó de su bolsillo un sobrecito de mostaza, se lo llevó a la boca y como si nada siguió corriendo. “Probé esto y por más loco que suene, me dio resultado”, subraya el corredor.
Lo que plantea el aficionado no es nada insólito. Desde hace años que se viene insinuando dentro del mundo deportivo que en los casos en los que se exige demasiado el cuerpo y aparecen los calambres, la solución es consumir una cucharada de mostaza. No obstante, la recomendación parecía ser un secreto bien guardado entre los atletas. Un hecho que comenzó a viralizar el misterio escondido fue cuando en 2020 el jugador de hockey sobre hielo, Mark Letestu, apareció brevemente en las noticias comiendo un sobrecito de mostaza amarilla en medio de un partido. La imagen se abrió camino y los periodistas deportivos desconcertados intentaron dar sentido a la elección del “snack” de Letestu. “A lo largo de los años, he visto a varios jugadores hacer esto de vez cuando... En ese momento tuve un pequeño calambre, pedí la mostaza y la molestia cesó. No tuve ningún problema durante el resto del partido”, confesó Letestu en su momento.
Resulta que comer mostaza en medio de un evento deportivo está lejos de ser una cábala personal: es más común de lo que uno podría pensar, particularmente en deportes o carreras de resistencia como Iron Man, partidos de fútbol y sesiones de entrenamiento intensas.
¿Es algo nuevo? Desde hace tiempo que Bénédicte Bortoli escribió en Mustard: A Treasure from Burgundy que antiguos pensadores griegos como Hipócrates y Pitágoras, reconocían a la mostaza por sus beneficios para la salud: desde ayudar con la digestión hasta prevenir convulsiones. La mostaza también ha sido utilizada en tratamientos terapéuticos tradicionales chinos y ayurvédicos durante miles de años. Sin embargo, para los atletas de hoy en día, una de las propiedades terapéuticas de la mostaza -como lo es su alegada “función anti-calambres”- atrae más que otras.
Actividad física y calambres
“Primero hay que entender que los calambres son contracciones musculares involuntarias dolorosas que, en general, se resuelven espontáneamente en pocos segundos. Las causas no están demasiado claras aún, pero existen diferentes teorías sobre el origen”, señala el médico pediatra, deportólogo y director de la Diplomatura en Medicina Deportiva Pediátrica de la Universidad Favaloro, Santiago Kweitel (M.N. 93789). Respecto a las hipótesis que han alcanzado los expertos, Kweitel revela que las más destacadas son: las alteraciones en los líquidos, especialmente la deshidratación; otra es la alteración hidroelectrolítica debido a que la falta de electrolitos como el sodio, el potasio o el calcio podrían desencadenar calambres; las bajas concentraciones de glucógeno en el músculo; la acumulación de ácido láctico -sustancia que transporta el oxígeno de los pulmones a otras partes del cuerpo- que es la teoría más convencional; por último, la alteración del nivel neural que al estar bajo un estado de fatiga produce una pérdida de control de la motoneurona alfa que está en la médula espinal y eso genera contracciones involuntarias dolorosas.
Una vez que el aficionado detecta que los calambres aparecen frecuentemente y son muy dolorosos, el profesional de la salud a cargo deberá evaluar varias aristas para detectar si hay un problema de fondo a tratar o si es simplemente el resultado de cansancio muscular. Según cuenta Kweitel lo más indicado es: hacer análisis de sangre, evaluar que el paciente esté bien hidratado y ahondar en la cantidad de ejercicio físico que se está realizando para saber si se está entrenando adecuadamente.
En caso de descartar un problema de salud de base, se suele abordar la molestia de diversas maneras. Sin embargo, el Dr. Kweitel destaca que una de las recomendaciones que más se hace a estos pacientes es la de consumir un suplemento con bicarbonato de sodio que neutraliza la acidez producida por el ejercicio intenso o el ejercicio aeróbico de larga duración. “Las características que pueden tener estos suplementos son similares a las de los ‘remedios naturales’ que consumen algunos atletas como lo son el jugo de pepino en conserva o la mostaza. Estos favorecerían la neutralización de la acidez y por ende, la producción de los calambres”, explica.
Bajo la mira de los especialistas
Según señalan los profesionales, el cuerpo usa ácido acético para producir acetilcolina -neurotransmisor que es producido y liberado por el tronco encéfalo y ciertas zonas del sistema nervioso simpático- que es esencial para evitar las contracciones de los músculos de las piernas. Este aparentemente es el motivo por el cual la mostaza es eficaz para aliviar los calambres, porque entre sus componentes contiene ácido acético.
Un estudio publicado en la revista Neurourology and Urodynamics devela que la mostaza amarilla estimula los canales TRP (Receptores de Potencial Transitorio) -sensores celulares que detectan cambios en el entorno, respondiendo a la temperatura, el tacto, los olores y sabores, el dolor, las feromonas y otros estímulos- en la boca. “Sospechamos que de esta manera la mostaza revierte los calambres musculares. Si la acción se debe a la mostaza, al vinagre o a la cúrcuma que le da el color amarillo al condimento, no lo sabemos. Puede que sean los tres a la vez”, señalan los directores de la investigación.
Algo similar plantean otras investigaciones; se cree que la mostaza funciona a través del mismo mecanismo que el jugo de pepino, el vinagre, la canela o la pimienta de cayena. “Los aceites de mostaza contienen isotiocianatos -líquido aceitoso incoloro- que activa los canales potenciales receptores transitorios en los nervios sensoriales de la piel, la boca, la garganta y el estómago”, establece un estudio publicado en Nature. “Estimular estos nervios envía una señal que anula la hiperactividad inapropiada de los nervios que causan calambres musculares”, añaden.
Por último, la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard reconoce que tragar una cucharadita de mostaza es una solución alternativa y natural a los calambres en deportistas; sus especialistas también creen que la mostaza podría estimular los canales de iones en la boca, el esófago y el estómago para enviar señales al sistema nervioso central que, como consecuencia, inactiva las neuronas sobreexcitadas que producen calambres. Sin embargo, advierten que si uno padece un trastorno de reflujo gastroesofágico o está tratando de reducir el consumo de sal, es posible que desee consultar con su médico personal antes de intentar este enfoque adicional.
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