Nació en los Estados Unidos y se realiza usando el peso del propio cuerpo; trabaja con movimientos que implican fuerza, flexibilidad, coordinación, equilibrio y estabilidad
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“Mi amor hacia el Animal Flow fue a primera vista. En cuanto lo vi, supe que tenía que interiorizarme a fondo con esta actividad. Con el paso de las clases aprendí que no se trata solo de mover el cuerpo, es un continuo desafío a mis capacidades, no importa si algunas son mejores o peores, esta disciplina siempre ofrece un beneficio y un aprendizaje”, cuenta Tiziana Roqué de 22 años, que toma clases de esta actividad y planea a futuro convertirse en instructora.
El Animal Flow es una forma de entrenamiento que combina movimientos de diferentes disciplinas como: yoga, calistenia y artes marciales. Quienes practican esta actividad aseguran que ayuda a conectarse con su “animal interior”. Específicamente, se cree que los movimientos que se van realizando hacen que uno se conecte con sus instintos y con la naturaleza primaria del cuerpo. ”La disciplina trabaja con movimientos que implican: fuerza, flexibilidad, coordinación, equilibrio y estabilidad”, detalla el médico deportólogo y director de la Diplomatura en Medicina Deportiva Pediátrica de la Universidad Favaloro, Santiago Kweitel (M.N. 93789). En lo sucesivo, el profesional añade que como beneficio adicional se trabaja el estado cognitivo de la persona dado que la complejidad de algunos de los movimientos del Animal Flow requieren demasiada concentración.
¿Para qué sirve esta práctica? Una respuesta a esto podría ser que, al vivir en una sociedad en la que a menudo uno se aleja de sus sensaciones físicas, la conexión con el cuerpo permite ser consciente de las posturas, movimientos y limitaciones físicas, lo cual es esencial para que una persona se mantenga saludable y prevenga lesiones.
“Cuando hablamos de Animal Flow no nos referimos a que actuamos como animales, sino que lo que hacemos es mejorar nuestra comunicación, conexión y función de animal humano que tenemos de manera innata”, señala Federico “Neke” Orion, instructor y líder regional de Animal Flow en la Argentina.
La práctica se ajusta a un sistema de entrenamiento que utiliza el peso del propio cuerpo y que está basado en movimientos en cuadrupedia -desplazamiento en el que es necesaria la implicación de cuatro puntos de apoyo que contactan con la superficie de forma alternativa-. “Al hacer esto se genera un intercambio de energía con el suelo y consecuentemente nos lleva a un estado de bienestar”, añade Orion.
Quienes lo practican aseguran que este método ayuda a desarrollar una mejor conciencia corporal, lo que implica estar consciente de cómo se siente el cuerpo en el espacio, cómo se mueve y cómo reacciona a diferentes estímulos. Según Orion, la práctica puede llevar a una persona a tener mayor confianza y autoestima, así como también a una mejor comprensión de las necesidades físicas y emocionales.
“Es una mezcla de yoga con calistenia en la que se hace fuerza con el propio peso y se lo adapta a distintas posiciones a las que uno no está habituado. Está buenísimo, es divertido y además un tipo de ejercicio distinto a los que se suelen encontrar en gimnasios o clubes”, dice Mariana Valls, abogada ambiental especializada en alimentación sostenible que practica Animal Flow desde principio de año. En añadidura sostiene que un plus de la actividad es que no hay que hacer fuerza excesiva ni tampoco requiere de una habilidad extraordinaria.
Una filosofía de vida
Ya se mencionó que realizar Animal Flow no es simplemente hacer ejercicio físico ni tampoco emprender movimientos que imiten animales. Según remarca Federico Orion, es una filosofía de vida, “es juntarse con otras personas y moverse juntos formando parte de una comunidad”, dice.
En la misma línea, explica que esta filosofía cuenta con cuatro pilares fundamentales: el primero que es la conexión que hay entre la mente y el cuerpo; segundo, la performance ya que al realizar el animal flow uno mejora en capacidades como la fuerza, potencia, coordinación, resistencia y flexibilidad, entre otros; tercero, la resiliencia debido a que las constantes variaciones en el ritmo, la velocidad o la respiración, crean un cuerpo resiliente; por último y en cuarto lugar está la comunidad, “para mí es extraordinario, lo que pasa con el Animal Flow es alucinante”, dice el experto.
Respecto de los movimientos que van “fluyendo”, estos se agrupan en diversas categorías llamadas los “Seis Componentes”. Cada una de estas está diseñada para obtener resultados específicos; sin embargo, se pueden mezclar y combinar de muchas maneras, lo que permite incorporar uno, algunos o todos los componentes en sus entrenamientos. Estos son:
- Movilidad de muñecas: simples movimientos, pero efectivos que preparan las manos y muñecas para los desafíos de la disciplina. Estos ejercicios se hacen al inicio, durante y después de la práctica y ayudan a que las muñecas generen un flujo de sangre oxigenada de nutrientes.
- Activaciones: son una forma de hacer que el cuerpo entre en calor e invitarlo a comunicarse con sí mismo. Estas hacen que el cuerpo entienda a lo que se va a empezar a exponer.
- Formas de estiramientos específicas: son estiramientos de cuerpo completo que comienzan en una posición base animal y luego emprenden diversos rangos de movimientos. Ayudan a ganar tanto flexibilidad como fuerza y esto lleva a mejorar la movilidad
- Formas específicas de traslado: son movimientos de locomoción animal que representan la forma en que uno imita a los animales para mejorar la función del humano-animal que lleva dentro.
- Transiciones: cómo se ponen en conjunto todos los componentes anteriores que se aprendieron en todo el proceso más los movimientos dinámicos que se pueden unir para formar infinitas combinaciones.
- Flows: es la etapa en la que todos los componentes del Animal Flow se unen y donde nace la verdadera magia. Uno termina viendo la coreografía final de ese movimiento rítmico fluido que se estuvo practicando.
Beneficios
“Por el tipo de capacidades tanto condicionales como coordinativas que requiere esta práctica, indudablemente genera beneficios en la salud a largo plazo”, remarca el Dr. Kweitel. Por su lado, Orion destaca que estar gateando “como cuando uno era niño trae un montón de beneficios a nivel neuromuscular porque ayuda a estar concentrado en el momento presente y mejora la memoria y la estabilidad. Otras de las ventajas de su implementación son:
- Fuerza
- Movilidad
- Coordinación
- Flexibilidad
- Propiocepción
- Potencia
“Es una actividad que se puede hacer todos los días y que si se la quisiera complementar con otro entrenamiento yo sugeriría hacerlo con prácticas como correr, andar en bicicleta o nadar, que aseguran mejorar, en cierto aspecto, todo lo que tiene que ver con la capacidad aeróbica”, destaca Kweitel.
En cuanto a las clases, Valls dice: “Comparto clases con personas que son físicamente delgadas y pequeñas como también con otras que son grandes y están llenas de músculos o adultos mayores y al momento de seguir al instructor, todos podemos hacer los ejercicios; no hay diferencias respecto de la condición física”.
Por su parte, Orion considera que la reciente popularidad que tomó la disciplina está asociada a que cada vez más personas se dan cuenta de los múltiples beneficios que brinda. “Me ha pasado de dar clases a personas que tienen problemas con las muñecas y al principio les cuesta usarlas, pero ya en la tercera clase no sienten ningún tipo de dolor”, relata. Asimismo, hace énfasis en que esto último ocurre como consecuencia de poner en práctica los seis componentes previamente mencionados. “En esta disciplina nada está librado al azar”, afirma.
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