El Dzogchen es una técnica que busca calmar el ruido mental y permitir a las personas experimentar la vida en su forma más pura, conectándose con su conciencia esencial sin distracciones
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¿Es posible vivir sin estar constantemente pensando y buscando algo que parece no llegar nunca? La vida moderna, rápida y llena de estímulos, a menudo nos hace desconectarnos de nosotros mismos, ocupando nuestras mentes con pensamientos sobre lo que deberíamos haber hecho o lo que vamos a hacer más tarde: obligaciones, compromisos y deseos.
Según Alberto Loizaga, médico clínico, psicoanalista, instructor de meditación y fundador del centro “Actitudes que sanan”, “lamentablemente, en lugar de vivir la vida, la pensamos, y el pensamiento solo registra el pasado o el futuro. Así se pierde la capacidad de disfrutar la vida, que solo se experimenta en el presente”. El referente también tiene a su cargo el instructorado en meditación, la formación anual que se enseña en la Fundación Columbia, una organización sin fines de lucro y centro de difusión de conocimientos tradicionales y contemporáneos para el autoconocimiento y crecimiento espiritual.
Actualmente, parece cada vez más difícil disfrutar del presente, y muchas personas recurren a técnicas de meditación u otras prácticas para centrarse en el aquí y ahora, aunque sea por unos minutos al día. Pero, ¿qué pasaría si pudiéramos aprender a vivir en el presente en todo momento en lugar de reservar solo un momento para ello?
Alberto Loizaga introdujo el Dzogchen. Se trata de una técnica avanzada de meditación en el budismo tibetano que descubrió durante sus viajes a Nepal y que también, enseña en la Fundación Columbia.
Dzogchen, también conocida como la práctica de la “no meditación”: se enfoca en la experiencia directa de estar conectados con la consciencia universal. Loizaga explica que, antes de conocer Dzogchen, estaba muy interesado en la meditación trascendental. Sin embargo, un Lama budista le mostró una nueva perspectiva. “Estás buscando algo más en la meditación, pero lo real es que no hay nada más. Lo real es que no hay futuro; vives en un espacio continuo y pleno donde ya eres y tienes todo lo necesario para ser feliz. Puedes conectar con tus fuentes de paz, amor y luz exactamente como eres ahora”, explica Loizaga.
El Dzogchen enseña a dejar de buscar técnicas mejores o algo en el futuro, y en su lugar, aceptar plenamente quiénes son y vivir con plena conciencia. La “no meditación” implica estar siempre en el presente, conectado con una consciencia que reconoce que no son solo sus pensamientos, acciones o posesiones. Esta práctica busca ir más allá de las limitaciones de la mente común y alcanzar un estado de consciencia directa, sin depender de técnicas meditativas tradicionales, aunque estas puedan ser un primer paso.
Las claves
Ahora bien ¿cómo se aplica esta filosofía en la vida cotidiana?
Alberto Loizaga responde con conceptos clave para integrarla.
- Saber distinguir: Es esencial aprender a diferenciar entre lo pasajero y lo eterno. “Nuestro ser interior es una fuente de consciencia clara y expansiva. Debemos distinguirlo del mundo exterior. No somos lo que hacemos ni lo que tenemos. Recuperar esta sabiduría requiere cambiar nuestra actitud hacia nosotros mismos y los demás, observando el mundo exterior con desapego. Tu presencia actual muestra que los pensamientos y voces son pasajeros, pero el ser subyacente es constante”, afirma.
- Habitar el presente: “El único momento en que podemos elegir cómo sentirnos es el presente. El presente no se piensa, se vive. Aprender a estar presente con amor es fundamental”, afirma Loizaga. Superar el miedo es clave, según su experiencia con pacientes graves. Las personas con enfermedades graves valoran los momentos de bienestar, mientras que las personas sanas a menudo temen enfermarse. Similarmente, quienes tienen mucho dinero temen perderlo. “La mente humana crea continuas falsedades”, dice Loizaga, quien también señala que los niños pueden enseñar mucho sobre cómo vivir en el presente.
- Conectar con los sentidos: Loizaga destaca que los cinco sentidos ofrecen cinco formas de sabiduría y que conectar con ellos es una excelente manera de experimentar el presente. Disfrutar del sabor de la comida, observar los pájaros al caminar o escuchar los sonidos cotidianos son formas de vivir el presente.
Loizaga invita a asumir la responsabilidad de elegir cómo vivir, manejar los pensamientos y evitar respuestas automáticas. “Vivir sabiendo que tú eres lo más importante que tienes”, afirmó.
En un mundo que impulsa la aceleración y el estrés, la no meditación propone un cambio de enfoque: centrarse en sentirnos más que en pensar en exceso.