La bioquímica argentina Carolina Hernández, creó el primer Máster de Medicina Antienvejecimiento y Longevidad en la Universidad de Barcelona y explica este revolucionario enfoque
- 9 minutos de lectura'
¿Por qué concurrimos al médico solamente cuando la enfermedad se hace presente? ¿Qué pasaría si todos los avances y conocimientos en medicina se aplicaran para prevenir enfermedades y no solo para curarlas una vez que los síntomas nos aquejan? “Las enfermedades crónicas, cardiovasculares o autoinmunes pueden prevenirse si llevamos un estilo de vida saludable, con buena alimentación, descanso, manejo del estrés y ejercicio físico”, dice Carolina Hernández, la bioquimica argentina creadora del primer Máster de Medicina Antienvejecimiento y Longevidad de habla hispana en Barcelona.
Oriunda de La Pampa, la vida la llevó por diversos caminos y, luego de graduarse como bioquímica, se radicó en España. Allí tomó contacto con la medicina antiage y decidió formarse en esta disciplina. En ese momento, esta no existía como especialización médica, y el enfoque estaba más inclinado hacia la medicina estética, es decir, se estudiaban las causas internas del envejecimiento, pero se intervenía principalmente sobre los efectos externos.
Como buena científica, curiosa e interesada en llegar al fondo de las cuestiones, Carolina profundizó sus estudios y fue más allá, sistematizando y dando un giro novedoso a este enfoque. En 2010, creó el primer Máster de Medicina Antienvejecimiento y Longevidad en la Universidad de Barcelona. En este programa, desarticuló la asociación entre antiaging y estética, y repensó la medicina como una disciplina para vivir más y mejor.
“Hoy en día, la expectativa de vida es alta, vivimos muchos años, pero con un marcado deterioro y enfermedades, sobre todo en los últimos veinte años de vida. La medicina puede prevenir el envejecimiento y mejorar la calidad de los años que vivimos”, señala Carolina.
Apunta también que la medicina actual está basada en intervenir una vez que aparece la enfermedad, pero las enfermedades crónicas, que afectan a la mayoría de la población, comienzan a mostrar señales muchos años antes de manifestarse.
“Lo que promovemos es una medicina preventiva, donde la persona es responsable de su salud, con un buen acompañamiento. Creo en la prescripción de un estilo de vida saludable, realizada por un profesional con formación médica que, de manera personalizada, indique qué necesita cada persona. Los valores de laboratorio suelen indicar cuáles son los parámetros aceptables, pero eso no significa que sean los valores óptimos para todos. Cada persona, según factores genéticos y epigenéticos, tiene diferentes necesidades”, afirma Carolina.
Señala, además, que tras la pandemia de COVID-19, la gente tomó más conciencia sobre la vulnerabilidad del sistema de salud y la necesidad de cuidarse, lo que ha fomentado debates en torno a estos temas. Sin embargo, advierte que las redes sociales pueden aportar ideas, pero no son el espacio adecuado para gestionar la salud.
¿Es la medicina de la longevidad o antiaging el futuro de la medicina? Para Carolina Hernández, no se trata de oponerse a la medicina convencional, sino de recuperar el enfoque en la prevención. Este punto de vista es fundamental desde la formación médica, ya que aunque en la carrera de medicina se estudian los factores que causan muchas enfermedades, no se pone suficiente énfasis en prevenirlas.
En esta línea, comenta que está preparando una formación sobre medicina de la longevidad para Latinoamérica a través de Loonga (www.loonga.org), la primera comunidad hispanohablante dedicada a la longevidad. Desde hace meses, Hernández y su equipo trabajan en esta plataforma con el objetivo de democratizar el acceso al conocimiento, reunir expertos y promover la investigación y educación sobre los avances en longevidad.
¿Por qué envejecemos?
La primera pregunta clave es: ¿cuándo empezamos a envejecer? Las respuestas varían, y algunos sostienen que a partir de los veinticinco años, cuando el cuerpo alcanza su máximo potencial, comienza el deterioro. Sin embargo, la respuesta de Carolina es más categórica: “Desde el momento en que nacemos”.
Actualmente, los desafíos que enfrentan nuestros cuerpos no coinciden con la calidad de alimentación y descanso que recibimos. Además, varios factores en edades tempranas aceleran el envejecimiento: la toxicidad ambiental, la contaminación del agua y el aire, los pesticidas en los alimentos y los materiales de los espacios que habitamos. “Si lo piensas bien, nos hemos convertido en una especie de interior”, comenta.
En cuanto a las causas del envejecimiento, desde la biología se pueden resumir en dos procesos: la oxidación y la inflamación. Todos nuestros procesos biológicos generan oxidación, y el cuerpo está preparado para manejarla, ya que cuenta con enzimas antioxidantes. El problema es que las fuentes externas de radicales libres son muchas: contaminación, humo, estrés y materiales de la vida moderna. Si nuestra nutrición no es rica en antioxidantes, estamos más expuestos a la oxidación.
“Respecto a la inflamación, todo proceso de estrés oxidativo va acompañado de inflamación silenciosa. Los seres humanos acumulamos años de inflamación silenciosa, que cuando se manifiesta, lo hace a través de una enfermedad crónica”, explica Carolina.
La buena noticia, agrega, es que hay mucho que se puede hacer frente a este panorama. Existen herramientas de predicción, pruebas diagnósticas que permiten detectar riesgos a tiempo y métodos preventivos, como un estilo de vida saludable. Sumado a esto, la investigación científica presenta cada día nuevos principios activos geroprotectores que permiten intervenir oportunamente.
Los pilares de la medicina de la longevidad
¿Qué significa intervenir a tiempo? ¿Cuáles son las acciones posibles para evitar el deterioro y el envejecimiento? Carolina Hernández detalla cinco puntos clave de la medicina de la longevidad:
1. Nutrición: ¿Cuál es la mejor dieta para la salud y la longevidad? Con una gran cantidad de dietas inundando el panorama nutricional, puede resultar difícil determinar cuál es el mejor enfoque dietético para una salud óptima y una vida prolongada. Vegetariana, pescetariana, vegana, paleo, cetogénica, carnívora, DASH, Ornish, Noom, Zone, South Beach, Atkins, y la lista continúa. Entre esta variedad de opciones, una dieta se destaca consistentemente como la ganadora clara en la promoción de la salud y la longevidad: la dieta mediterránea. “Investigaciones recientes refuerzan aún más los beneficios de la dieta mediterránea, demostrando resultados muy positivos en la mortalidad por todas las causas: cardiovascular, cerebrovascular e infarto de miocardio. Tiene resultados constantes y comprobados a lo largo del tiempo, siendo adaptada por países mediterráneas como Grecia, Italia y España con un alto número de personas longevas” ¿Qué incluye? Alimentos de origen vegetal, enfatizando el consumo de fruta y verduras; aceite de oliva, pescados y marisco y proteínas magras, entre otras. “Si al consumo de estos alimentos, le sumás la restricción calórica, te adhieres a un excelente patrón alimentario”, dice Carolina.
2. Ejercicio físico: somos seres de movimiento y no hay longevidad sin movimiento, señala Carolina. Sin embargo, no todo el ejercicio es para todo el mundo y la prescripción es clave. “A medida que envejecemos es importante no perder masa muscular y aumentar el equilibrio. Hay que hacer ejercicio aeróbico, trabajar la fuerza, la resistencia y el equilibrio”, sostiene. Cuenta que algunos entrenamientos, como el de resistencia, están asociados a un aumento de la secreción de una proteína llamada factor de neurotrófico derivado del cerebro (BDNF) que disminuye cuando envejecemos y se asocia a promover la longevidad y preservar nuestra salud cerebral.
3. Suplementación: Los suelos actuales, explica Carolina, no tienen la misma riqueza en nutrientes que los suelos que alimentaron a generaciones anteriores, debido al uso masivo de pesticidas y la contaminación de nuestro ambiente. Por eso, comer suficiente, tal vez no alcanza a nivel de la biología celular. Además, el estado inflamatorio, el estrés u otros factores pueden generar una disminución en la capacidad de absorción de aquello que ingerimos. Por todo esto, la suplementación se vuelve un factor clave, pero siempre de manera personalizada y en un marco profesional. Tiene que ver con cada paciente y no es para toda la vida, se va haciendo a demanda de lo que le sucede a esa persona.
4. Sueño y descanso: : “Recomiendo no subestimar el poder del sueño para disfrutar de una vida larga y saludable. La falta de sueño de calidad está asociada con un envejecimiento acelerado y aumento de enfermedades como la diabetes tipo 2, enfermedades cardíacas, Alzheimer y depresión. Por otro lado es una excelente herramienta para gestionar los efectos negativos del estrés nuestro de cada día, un síndrome demasiado común en nuestras sociedades y que resulta ser el desencadenante de muchas de nuestras dolencias y afecciones”, apunta la especialista. Aconseja en este sentido asesorarse profesionalmente para poder considerar nutrientes específicos que pueden estar deficientes y resultan cruciales para mantener un buen descanso: el magnesio, la valeriana, la teanina, o la melatonina. Además de los efectos beneficiosos sobre el sueño, esta sustancia también tiene otros beneficios para la salud, como restaurar y proteger el cuerpo y retrasar el envejecimiento.
5. Modulación hormonal: a medida que envejecemos también existe un declive de los niveles hormonales, los cuales pueden estar asociados a etapas como la perimenopausia y la menopausia, o en el caso de los hombres con la andropausia, pero es importante resaltar que a veces esas disminuciones o alteraciones de los niveles hormonales pueden suceder también en etapas mucho más tempranas. Realizar un estudio exhaustivo de toda la orquesta hormonal resulta importante para preservar nuestro estado óptimo de salud, y también el reemplazo de las mismas nos ayuda a prevenir enfermedades y a revertir el proceso de envejecimiento.
Por último, Carolina subraya los descubrimientos y avances revolucionarios en longevidad impulsados por la inteligencia artificial. “La IA no solo está acelerando el proceso de descubrir medicamentos, sino que además reduce los costes y aumenta la precisión en la identificación de tratamientos efectivos. Esto no solo mejora la calidad de vida de las personas que pueden estar padeciendo una enfermedad determinada, sino que también prolonga significativamente nuestra longevidad”, concluye. Las perspectivas son alentadoras si se logra hacer un cambio en la mirada, poniendo el eje en la salud, ya que todas las intervenciones, apunta Carolina, se pueden realizar voluntariamente y guiados a través de profesionales médicos y de la salud.