Su tecnología es impresionante, pero imperfecta; los especialistas explican si realmente pueden contribuir a descansar mejor por la noche
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Shawn McCall, de 48 años, entrenador personal en Waterford, Michigan, comenzó a realizar un seguimiento de su sueño hace casi seis años. McCall cuenta que su anillo Oura, un elegante dispositivo de titanio que usa en su dedo anular, le ha revelado cómo las decisiones que toma durante sus horas de vigilia afectan su sueño nocturno.
“Me sirve como un recordatorio constante de que si hago ciertas cosas, como beber demasiado o comer mucho antes de acostarme, sé que mi ritmo cardíaco será más alto esa noche y definitivamente tendré un sueño menos profundo. Me ayuda a mantenerme responsable”, dice.
La popularidad de la tecnología de seguimiento del sueño de los consumidores ha crecido rápidamente en los últimos años y se prevé que ese crecimiento continúe. Liderado por dispositivos portátiles como Oura, Fitbit y Apple Watch, el mercado también incluye aplicaciones telefónicas o weareables, que se colocan sobre o al lado de la cama de una persona.
Si bien la capacidad y la sofisticación de los rastreadores de sueño varían, pueden registrar aspectos como la frecuencia cardíaca, el movimiento, la temperatura corporal y los niveles de oxígeno en sangre. Utilizando estos datos, los rastreadores afirman ofrecer información valiosa sobre el sueño, como estimaciones del sueño profundo nocturno o un “puntaje de sueño” que refleja la calidad general del descanso.
Los expertos que estudian los rastreadores del sueño dicen que, si bien conocer estos datos tiene algunos beneficios, pueden presentarse de manera engañosa y advierten que los rastreadores del sueño no son una cura para el insomnio u otros trastornos del sueño. Esto es lo que debe saber sobre las capacidades y limitaciones de los rastreadores.
Cómo trabajan
Muchos dispositivos portátiles recopilan datos mediante algo llamado fotopletismografía o PPG.
“Hay una pequeña luz en la parte posterior del dispositivo que alumbra los vasos sanguíneos y utiliza la cantidad de luz que se refleja para estimar cosas como la frecuencia cardíaca y la variabilidad de dicha frecuencia”, dice la Dra. Cathy Goldstein, profesora clínica de neurología de la Universidad de Michigan que estudia los monitores de sueño.
Añadió que la mayoría de los dispositivos portátiles, y también muchos dispositivos cercanos, contienen acelerómetros que pueden medir el movimiento.
Los rastreadores de sueño que se colocan debajo del colchón (o, en el caso de algunas “camas inteligentes”, dentro del colchón) a menudo dependen de la balistocardiografía, una tecnología que, según Goldstein, es capaz de detectar movimientos sutiles causados por la acción de bombeo del corazón, que a la vez, son movimientos que se correlacionan con el sueño y sus etapas.
Los investigadores han descubierto que los últimos rastreadores de sueño generalmente son expertos en detectar lo básico: cuando una persona está dormida o despierta. Sin embargo, Goldstein agrega que los rastreadores pueden ser menos precisos cuando recopilan datos de personas con obesidad o trastornos del ritmo cardíaco como fibrilación auricular, así como de aquellos que tienen tonos de piel más oscuros, porque el pigmento de la piel puede interferir con la forma en que se refleja la luz.
Pero incluso si la recopilación de datos es perfecta, los expertos dicen que muchas de estas tecnologías se exceden cuando intentan traducir los hallazgos en conclusiones amigables para el consumidor.
“Están dando información con una granularidad que aún no son capaces de presentar”, explica Goldstein.
Por ejemplo, si bien muchos rastreadores ofrecen datos sobre las etapas del sueño de un usuario, como el sueño REM y el sueño profundo, estas etapas se definen por patrones cambiantes de actividad cerebral, algo que la mayoría de los dispositivos no pueden medir directamente.
“Inferir el sueño y sus etapas a partir de fenómenos periféricos como la frecuencia del pulso o la respiración tiene algunas limitaciones inherentes, especialmente si la persona no está sana”, añade Mathias Baumert, profesor asociado de ingeniería biomédica en la Universidad de Adelaida en Australia, que se especializa en tecnología sanitaria.
Tampoco está claro cómo las personas podrían beneficiarse de esta información. “No diagnosticamos trastornos del sueño basándonos en el sueño REM o el sueño profundo”, dice Kelly Baron, psicóloga clínica y directora del programa de Medicina Conductual del Sueño de la Universidad de Utah; asimismo, agrega que incluso las personas que duermen bien tienen diferentes patrones de sueño REM o profundo como resultado de la edad, el sexo, el uso de medicamentos y otras variables.
“Tengo pacientes que vienen diciendo que están preocupados porque su dispositivo les dice que no están durmiendo lo suficiente, pero ni siquiera podría decirles cuánto sueño profundo es óptimo”, añade.
Los expertos son especialmente críticos con los intentos de los rastreadores de sueño de agregar los datos nocturnos de una persona en un grado o puntuación general del sueño. En un artículo de 2022, el Dr. Baumert y sus coautores señalaron que los algoritmos que utilizan las empresas para determinar estas puntuaciones no están examinados científicamente.
“Una métrica simple es atractiva desde la perspectiva del consumidor”, afirma el Dr. Baumert. “Pero es difícil entender qué se mide y qué significan esas puntuaciones en términos de resultados de salud y enfermedades”, dice.
Goldstein lo expresa de manera más directa: “Estos puntajes de sueño o de preparación son los peores. Les digo a mis pacientes que los ignoren”.
Cómo usarlos
Una de las ventajas de los rastreadores de sueño es su capacidad para capturar y registrar datos a largo plazo en el entorno natural de sueño de una persona. “No importa cuán sensible sea el equipo, una noche pasada en un laboratorio del sueño no es representativa de cien noches de sueño en casa”, dice Baron.
La posibilidad de detectar patrones significativos a largo plazo en el sueño (la forma en que McCall, el entrenador personal, notó cómo el alcohol y las comidas nocturnas alteraban su sueño) es “extremadamente emocionante, tanto para los científicos del sueño como para las personas que tienen problemas con el sueño”, añade.
La Dra. Goldstein dice que los datos de estos dispositivos también podrían reforzar los beneficios de la higiene del sueño. Por ejemplo, un usuario podría ver cómo acostarse y levantarse a la misma hora todos los días afecta positivamente a sus métricas.
Por otro lado, las personas que ya están ansiosas por su sueño deberían pensarlo dos veces antes de usar un rastreador. La investigación sobre usuarios de rastreadores ha descubierto que estos dispositivos pueden estresar a las personas o aumentar su concentración en el sueño, lo que puede ser contraproducente.
“Si uno no duerme bien, tener este dispositivo que indica qué tan mal está durmiendo puede empeorar las cosas”, dice Goldstein.
Por último, es importante recordar que hay muchas cosas sobre el sueño que siguen siendo un misterio. “Todavía hay mucho que necesitamos aprender sobre el papel del sueño y cómo sus patrones e interrupciones afectan la salud”, asegura Baron.
“Creo que los dispositivos actuales pueden ser divertidos para la gente y proporcionar información interesante. Pero el sueño no se puede reducir a un conjunto de números o puntuaciones”, concluye.
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