Las claves para reconocer los síntomas; precauciones a la hora de tomar medicamentos
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El sueño, o mejor dicho el descanso, tiene múltiples variables. La cantidad, las etapas, el horario, la calidad y la frecuencia son algunos de los factores más importantes. Por suerte, el manejo de estas variables es totalmente gratuito y solo requiere que prioricemos el descanso por sobre las demás actividades.
Antes de detallar cómo una persona puede saber si durmió mal hay que tener en cuenta que no se puede dormir mal y vivir bien, que el cerebro descansa mientras se duerme, que pasamos la tercera parte de nuestra vida durmiendo, que soñamos el 20% de este tiempo y generalmente si bien lo hacemos, no todos los recordamos.
Ahora bien, hay indicios de que una persona no tuvo un buen descanso: sentirse cansado al día siguiente sin otra razón aparente (esto significa que no sea a causa de un gran esfuerzo físico o laboral atípico) y dificultad para levantarse, siempre y cuando se estén respetando los horarios normales para despertarse; no hay que tener en cuenta los casos que se modifican las costumbres diarias.
Otros indicadores son los cambios de humor: una persona que no acostumbra a tenerlos y comienza a sufrir estas alteraciones, puede estar frente a un problema de sueño. Otras señales que indican que puede atravesar trastornos es si le cuesta mantenerse dormido, si tiene un sueño fragmentado o si desea dormir más y no puede.
Ante cualquiera de esos indicios debe consultar a un especialista porque puede ser muy nocivo para la salud.
La pareja muchas veces es una buena fuente de información: si, por ejemplo, refiere que recibe pateadas, esta situación puede estar fragmentando el sueño y como consecuencia no descansa lo necesario.
Por otra parte si la persona ronca, se siente asfixiado o la pareja se queja de estos síntomas, es muy probable que esté sufriendo el síndrome de apneas de sueño.
Respecto de las consecuencias, no dormir bien, puede generar cefaleas, disminución de la libido y pérdida de la concentración; también acentúa los problemas de memoria.
Las clasificaciones
Otra duda habitual que plantean los pacientes es cómo identificar la buena o mala calidad del sueño. Para eso es clave clasificarlo y aprender qué tipo de problema estamos sufriendo.
No todos son iguales. Según la Academia Americana de Medicina del Sueño, hay más de 100 trastornos del sueño, sin embargo los clasifican en cuatro grandes grupos:
- Insomnio: son los problemas para conciliar el sueño y permanecer dormido. Se destacan tres diferentes tipos de acuerdo al momento de aparición. Estos pueden ser de inicio, de mantenimiento y de finalización.
- Hipersomnia: son los problemas para permanecer despierto durante el día o durante la vigilia.
- Trastornos del ritmo: son los problemas para mantener y respetar un horario de sueño.
- Parasomnias: son interrupciones del sueño por diferentes causas, como hablar, caminar, comer.
El insomnio, en la actualidad, es responsable de la mayoría de los trastornos de sueño, pero también es el más subestimado. Pasa inadvertido en la mayoría de los casos.
Normalmente uno suele acostumbrarse a esta situación y no prestarle mayor importancia. O peor aun, suele tratarlo empíricamente con el primer medicamento que algún familiar o amigo le recomendó.
Por lo general el uso de estos medicamentos sin la supervisión de un profesional, suelen ser “pan para hoy y hambre para mañana”. Una vez instaurado el uso de esos medicamentos, sacarlos será una tarea más que difícil.
Por eso es recomendado no comenzar con medicamentos que no sean recetados por un especialista de sueño.
Las hipersomnias, el exceso de sueño de día, son consecuencia de una mala noche. Esto suele venir de la mano comúnmente de las llamadas apneas de sueño, que son simplemente el cese de la respiración durante un intervalo de tiempo. Si bien son menos frecuentes que el insomnio, es mucho más notorio en la sociedad debido al impacto que trae el estar o sentirse dormido de día.
Si el problema es que cuesta levantarse y cuesta dormirse pero el resto del día se está bien, se está frente a un trastorno de ritmo. Este es de los de más fáciles de solucionar. En cambio, las parasomnias son trastornos que suelen ser de más difícil diagnóstico debido a que el paciente sufre signos y síntomas complicados de explicar y habitualmente los médicos suelen pasar por alto y restarles importancia.
La buena noticia es que todos estos problemas tienen solución si se los trata con un especialista en la materia.
*Experto en medicina del sueño y autor del libro Buenas Noches
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