Varias universidades europeas participan en un proyecto de investigación que busca encontrar una alternativa a los tratamientos farmacológicos
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La música y el sueño están relacionados desde el inicio de la vida: las madres les cantan a sus bebés para hacerlos dormir, otros se relajan escuchando canciones, incluso hay terapias que utilizan la música para combatir los trastornos del sueño.
Varias universidades europeas están llevando a cabo un proyecto que busca descubrir cómo la música afecta el cerebro antes y durante el sueño y, cuáles son las formas más efectivas que se pueden usar para inducirlo. La investigación, llamada Lullabyte, pretende estudiar esta relación teniendo en cuenta las necesidades y perfiles de cada persona para encontrar una alternativa a los tratamientos farmacéuticos.
“El trabajo se centra en descubrir cómo la música o el sonido pueden ayudar no solo a conciliar el sueño, sino también a dormir más profundamente y de manera más tranquila”, explica Sergi Jordá, investigador principal del proyecto en la Universidad Pompeu Fabra, Barcelona.
“Aunque pasamos un tercio de nuestras vidas durmiendo, es curioso lo poco que se sabe sobre el tema”, añade.
El proyecto Lullabyte une musicología y neurociencia con otras disciplinas como la psicología, la ciencia de la computación y la de datos. Jordá asegura que es la primera vez que el tema se aborda de manera totalmente interdisciplinaria. Además de la universidad catalana, otras nueve instituciones de Alemania, Holanda y Dinamarca, entre otras, participan en la investigación que comenzó este año y se prolongará hasta 2026.
El trabajo de la UPF en este proyecto es estudiar a los pacientes durante el sueño y encontrar la manera de convertir la información extraída de sus ondas cerebrales en música o sonido. Jordá dice que empezarán con sonidos sintéticos, algo así como música electrónica, generados en tiempo real.
“Lo que sucede en sus cerebros, incidirá en la manera que suena la melodía”, agrega el experto. Así, pretenden lograr una forma de tratamiento totalmente personalizada.
Ana Fernández, coordinadora del Grupo de Estudios del Sueño de la Sociedad Española de Neurología (SEN), cree que conocer esta relación puede ayudar a mejorar el sueño, especialmente en las personas que les cuesta conciliarlo.
“Es un tratamiento de bajo costo, no tiene efectos secundarios y sería una buena intervención no farmacológica”, enfatiza. Entre el 25% y el 35% de las personas en España sufren de insomnio transitorio, y más de cuatro millones lo sufren de manera crónica, según datos de la SEN.
“Algunos trabajos anteriores ya han observado que, cuando hay problemas de sueño, la música es una mejora en comparación con no hacer nada o escuchar audiolibros o ruido blanco”, dice el neurólogo. Aunque reconoce que los estudios sobre el tema aún son escasos porque se lo empezó a investigar hace poco.
En 2021, un metaanálisis publicado en la revista Behavioral Sleep Medicine concluyó que la intervención musical ayudó a mejorar a los pacientes hospitalizados en unidades coronarias y de cuidados intensivos, así como el sueño de los ancianos. Sus autores vieron que era más efectivo después de las tres primeras semanas y cuando la exposición duraba menos de 30 minutos. La utilidad no era grande, pero atribuyeron pequeños beneficios a la calidad, eficiencia y latencia del sueño (el tiempo que una persona tarda en conciliar el sueño).
Otra revisión publicada en el mismo año en el Journal of the American Geriatrics Society afirmó que entre el 40% y el 70% de los ancianos tienen problemas para dormir y más del 40% sufre de insomnio. Según los autores, la música mejoraba la calidad del sueño de estas personas, que vivían en casa, cuando la escuchaban entre 30 minutos y una hora antes de acostarse. Los investigadores atribuyeron su efecto a la capacidad de la música de disminuir la frecuencia cardíaca, la respiración y la presión arterial, reduciendo así la ansiedad y el estrés.
Ana Fernández, del SEN, está de acuerdo con esta afirmación y habla de un efecto de enmascaramiento de ruido. Hay personas con insomnio que se despiertan por cualquier estímulo y se ponen en estado de alerta, por lo que la música las aísla de los sonidos externos y evita que el sueño sea interrumpido. “Hay otras cualidades que también se están considerando, pero que están menos comprobadas, como el relajamiento psicológico y la capacidad de reducir los pensamientos rumiativos como también las ideas intrusivas durante la noche”, explica la neuróloga.
Sin embargo, no toda la literatura científica está de acuerdo en que esta relación sea beneficiosa. Hace dos años, un estudio de la Universidad de Baylor publicado en la revista Psychological Science afirmó que escuchar música cerca de la hora de dormir podría producir lo que estos investigadores llamaron earworms (literalmente, “gusanos en los oídos”), cuando una música o melodía se reproduce continuamente en la cabeza de una persona. Algo que puede suceder incluso mientras se está durmiendo. Los autores afirmaron que aquellos que experimentan esta sensación tienen seis veces más probabilidades de tener un sueño de mala calidad.
Actualmente, se utilizan tratamientos con benzodiacepinas y Z-drugs (similares a los anteriores, como el zolpidem) para el insomnio y otros problemas del sueño, que presentan numerosos efectos secundarios que van desde la somnolencia diurna hasta la pérdida de memoria. “Son medicamentos que dan sueño, pero hacen daño”, afirma Sergi Jordá, de la UPF. La investigadora dice que inducen un sueño que no es natural y que es menos reparador. “El objetivo del Lullabyte es lograr mejoras significativas en personas que sufren de estos problemas para que no tengan que recurrir a medicamentos para descansar”, concluye la especialista.
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