Quiénes no deben comer ananá: las advertencias y riesgos
A pesar de sus muchos beneficios para la salud, esta fruta puede ser un alimento dañino para el organismo de ciertas personas; quiénes son y por qué se ven afectados de esta manera
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El ananá es para muchos una deliciosa fruta que refresca sus paladares y genera sensaciones peculiares al masticarla. Algunos prefieren consumirla como parte de una ensalada fresca, otros como un trago exótico, y también se encuentran aquellos que la aman en sus licuados. Es un alimento versátil que puede darle un toque especial a una variedad de platos, sean dulces o salados. Sin embargo, a pesar de sus cualidades culinarias, no todos pueden disfrutar del ananá sin correr riesgo.
Como en el caso de muchos otros alimentos, algunas personas pueden verse gravemente afectadas en su salud si ingieren esta fruta. Los factores que pueden darle este carácter peligroso son tan diversos como los platos en los que se puede incluir. Para ordenar la información disponible sobre el tema, la reconocida revista internacional LiveScience explica qué tipos de personas deberían alejarse por su propio bien del ananá y por qué.
Las personas que deben evitar el ananá
Una de las principales razones por las que algunas personas deben evitar el ananá es debido a las alergias. Como lo resalta un artículo especializado, algunas personas pueden ser alérgicas al ananá y experimentar síntomas que van desde leves hasta graves. Estos síntomas incluyen hinchazón en la boca, labios, lengua o garganta, erupciones cutáneas, picazón, dificultad para respirar, y en casos graves, una reacción alérgica severa llamada anafilaxia. En algunos casos, este tipo de reacción llegó a presentarse como peligrosa para la vida. Por estas razones, las personas con alergias conocidas deben evitar comerla completamente y tener extremo cuidado con los productos que podrían contener trazas del ananá, ya sea como ingrediente principal o en formas derivadas.
Otro grupo de personas afectadas son aquellos con dificultades para procesar una enzima que contiene el ananá llamada bromelina. Si bien esta enzima contribuye a muchas de las propiedades beneficiosas de la fruta, también puede ser un factor de riesgo para algunas personas. Dado que descompone las proteínas en los tejidos de la boca, puede provocar una sensación de ardor o escozor en los labios, lengua y mejillas. Aunque esta sensibilidad generalmente es temporal y desaparece en unas pocas horas, las personas alérgicas a ella, especialmente sensibles o que comen grandes cantidades de ananá pueden tener peores resultados.
La bromelina en el ananá debe tratarse con aún más cuidado cuando se considera el efecto que puede tener al interactuar con ciertos medicamentos. En el caso de los anticoagulantes y algunos antibióticos, por ejemplo, aumenta el riesgo de efectos secundarios. Particularmente, la enzima puede intensificar la acción de los anticoagulantes y, de esa manera, aumentar el riesgo de hemorragias. También puede afectar la eficacia de antibióticos como la amoxicilina y la tetraciclina, lo cual alteraría la eficacia del tratamiento médico.
Los expertos también creen que aquellos que consumen cantidades desproporcionadas de ananá deben abstenerse de hacerlo: debido a su riqueza en vitamina C, consumido en grandes cantidades puede llevar a un exceso de esta sustancia. Como consecuencia, aquellos con una ingesta excesiva suelen padecer efectos secundarios digestivos como diarrea, náuseas, vómitos, dolor abdominal y acidez estomacal.
Por último, las personas con problemas digestivos crónicos, como el síndrome del intestino irritable (SII) o la enfermedad de Crohn deben tener cuidado al consumir ananá. La fruta es ácida y su alto contenido de fibra puede empeorar los síntomas de estas condiciones. Esto causa más diarrea, dolor abdominal y malestar gastrointestinal. La acidez del ananá también puede agravar la acidez estomacal en personas con reflujo gastroesofágico (ERGE), y esto puede después producir una sensación de ardor en el pecho y el esófago.
El lado saludable del ananá
Aunque todos estos riesgos son posibles, también es cierto que muchas otras personas no entran en ninguno de esos grupos vulnerables. Gracias a ello, ellas pueden aprovechar los beneficios que esta fruta ofrece. Muchos de ellos derivan de que el ananá es una fuente rica de minerales y vitaminas esenciales. De estos nutrientes, como lo corrobora un estudio académico, se adquieren propiedades antiinflamatorias y antioxidantes, que ayudan a reducir la inflamación y protegen las células del cuerpo.
El ananá también contribuye a la salud ósea y cardiovascular gracias a su contenido de manganeso. Este mineral ayuda en la formación de huesos fuertes y en la regulación del metabolismo. Cuando trabaja junto con otros nutrientes, puede resultar especialmente eficaz para mantener la densidad ósea y prevenir enfermedades como la osteoporosis.
Si bien, como se dijo antes, puede tener efectos adversos, la bromelina que porta el ananá también tiene sus consecuencias positivas para aquellos que no son vulnerables a ella. Específicamente, según un artículo internacional, ayuda a reducir la inflamación en el cuerpo y puede ser útil en el tratamiento de afecciones inflamatorias como la artritis. Además, esta enzima facilita la digestión de las proteínas, lo cual puede mejorar el proceso digestivo y aliviar problemas como la indigestión y la hinchazón abdominal.
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