Qué pasa con los riñones, corazón y huesos cuando se toma cerveza
Esta bebida, como cualquier opción alcohólica, debe consumirse con moderación, y si se respeta esta premisa, podría ofrecer beneficios específicos para el cuerpo
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El consumo de alcohol, incluida la cerveza, está tradicionalmente asociado con diversos problemas de salud. Sin embargo, distintas investigaciones sugieren que, cuando se consume de manera moderada, la cerveza puede impactar positivamente en distintas partes del cuerpo humano, como los riñones, el corazón y los huesos.
A pesar de estos posibles beneficios, es crucial entender que el consumo excesivo de cerveza y alcohol puede tener graves consecuencias para el organismo. Este hábito incrementa significativamente el riesgo de desarrollar enfermedades crónicas, como problemas cardiovasculares y trastornos metabólicos, como obesidad y diabetes. Además, puede causar daños severos al hígado, al favorecer la aparición de cirrosis. Asimismo, el impacto del consumo desmedido se extiende a la salud mental, al elevar el riesgo de trastornos como depresión y ansiedad. Los riesgos también abarcan lesiones no intencionales, como siniestros viales, ahogamientos y caídas. En Argentina, por ejemplo, según el Ministerio de Salud de la Nación, 8000 personas mueren anualmente debido a enfermedades vinculadas al consumo de alcohol.
No obstante, limitar el consumo a cantidades moderadas, como lo sugiere el sitio especializado Healthline (355 ml por día), podría permitir aprovechar algunos de los beneficios de la cerveza para distintos órganos y sistemas del cuerpo.
En el caso de los riñones, investigaciones recientes señalaron que la cerveza, en cantidades moderadas, puede tener efectos positivos en la salud renal. Un estudio publicado en la revista Clinical Journal of the American Society of Nephrology destacó que el consumo de cerveza podría reducir el riesgo de desarrollar cálculos renales. A diferencia de las bebidas azucaradas, como gaseosas y jugos, la cerveza parece asociarse con un menor riesgo de formación de cálculos, gracias a su capacidad para estimular la producción de orina y facilitar la eliminación de toxinas y residuos. De esta manera, podría contribuir al mantenimiento de una función renal adecuada y saludable.
El corazón también puede beneficiarse del consumo moderado de cerveza. Diversos estudios sugieren que cantidades ligeras a moderadas de esta bebida están asociadas con un menor riesgo de enfermedades cardiovasculares. Por ejemplo, una investigación realizada durante 12 semanas en adultos con sobrepeso demostró que la cerveza puede mejorar las propiedades antioxidantes del colesterol HDL (“bueno”) y potenciar la capacidad del cuerpo para eliminar colesterol dañino.
Además, revisiones amplias indican que el consumo moderado de cerveza —hasta una bebida diaria en mujeres y dos en hombres— podría reducir el riesgo de enfermedades del corazón de manera similar al vino. Sin embargo, es fundamental enfatizar que estos beneficios solo se observan con moderación.
En lo que respecta a los huesos, el consumo moderado de cerveza también podría contribuir a una mejor densidad ósea. Estudios mostraron que hombres y mujeres posmenopáusicas que consumen esta bebida en cantidades moderadas tienden a tener huesos más fuertes. Este beneficio se atribuye al silicio presente en la cerveza, un compuesto clave para la formación y el fortalecimiento de los huesos.
Más allá de estos beneficios, la cerveza en moderación ofrece otros aportes valiosos. Por ejemplo, su contenido de fibra soluble puede favorecer la salud digestiva, mientras que sus vitaminas y minerales, como las del grupo B, el potasio y el magnesio, son esenciales para el funcionamiento del organismo. Además, en cantidades controladas, la cerveza podría incluso contribuir al bienestar mental, ya que ayuda a reducir el estrés y fomenta la relajación.
Es fundamental recordar que antes de incorporar cualquier cambio en el consumo de alcohol, incluso en cantidades moderadas, es importante consultar con un profesional de la salud o un nutricionista. Estos especialistas pueden evaluar de manera individualizada los riesgos y beneficios para cada persona, al tener en cuenta su estado de salud, antecedentes familiares y condiciones particulares. La orientación profesional garantiza que las decisiones relacionadas con el consumo de bebidas alcohólicas sean seguras y adecuadas.
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