Las vitaminas de la longevidad que hay que sumar a la dieta
Se trata de nutrientes fundamentales para conseguir una vida larga y saludable; la deficiencia de alguna de ellas puede generar diversas complicaciones de salud
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La alimentación es esencial para la salud de los seres humanos, ya que, mediante una dieta balanceada, se adquieren los nutrientes imprescindibles que el organismo requiere para su correcto funcionamiento. Sin embargo, muchas personas no logran incorporar en sus comidas tres vitaminas que son importantes para una vida longeva.
Se trata de la vitamina D, la vitamina K2 y la vitamina B12, las cuales juegan roles cruciales en la salud ósea, cardiovascular y neurológica, y su deficiencia puede llevar a padecer enfermedades crónicas y un envejecimiento prematuro. Asimismo, la combinación de estas tres desempeña un papel realmente fundamental en la promoción de la longevidad.
Mientras que las vitaminas D y K2 colaboran para preservar la salud ósea y cardiovascular, la vitamina B12 es relevante para la función neurológica y la producción de glóbulos rojos. En consecuencia, la falta de cualquiera de estas puede acelerar el envejecimiento y elevar el riesgo de padecer enfermedades crónicas. Incluirlas en la dieta diaria, ya sea mediante alimentos o suplementos, puede mejorar notablemente la calidad de vida de las personas.
La vitamina D y su relación con la función cognitiva
La vitamina D, conocida como la “vitamina del sol,” es esencial para la salud ósea y el sistema inmunológico. Sin embargo, muchas personas no alcanzan niveles óptimos debido al uso de protectores solares, la falta de exposición al sol y hábitos alimenticios deficientes en fuentes de vitamina D. La deficiencia de esta se relaciona con diversas enfermedades crónicas, como la osteoporosis, enfermedades cardiovasculares y ciertos tipos de cáncer. Un estudio publicado en The New England Journal of Medicine resalta que esta deficiencia es una pandemia que compromete la salud ósea y aumenta el riesgo de fracturas.
Además de sus beneficios antes mencionados, la vitamina D también desempeña un papel significativo en la función cognitiva. Ciertas investigaciones dejan en evidencia una asociación entre niveles adecuados de este nutriente y un menor riesgo de deterioro cognitivo en adultos mayores. Por esto mismo, la insuficiencia de esta vitamina podría contribuir a un deterioro cognitivo más rápido, lo que subraya la necesidad de abordar esta deficiencia de manera proactiva con alimentos como pescados grasos (salmón, atún, caballa y sardinas), hígado de res, aceite de hígado de bacalao, yemas de huevo o productos fortificados como algunos lácteos, jugos de naranja, cereales y leche vegetal.
La vitamina K2 para la salud del corazón
La vitamina K2 es vital para la salud debido a que ayuda a dirigir el calcio a los huesos y dientes, y evitar su acumulación en las arterias, lo que puede prevenir la aterosclerosis, según dio a conocer un estudio publicado en el Journal of Nutrition. Los científicos descubrieron que una mayor ingesta de menaquinona (vitamina K2) se asocia con un menor riesgo de enfermedad coronaria. Este nutriente se encuentra principalmente en productos animales y fermentados, que no son tan comunes en la dieta, como los quesos gouda y cheddar. Otros alimentos ricos en ella incluyen las yemas de huevo, productos cárnicos como los órganos de res y la manteca.
Es importante conocer que la deficiencia de este nutriente puede tener consecuencias graves, incluyendo un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares y osteoporosis, por lo que consumirla se vuelve esencial para la carboxilación de proteínas específicas que ayudan a mantener la salud ósea y prevenir la calcificación arterial.
La vitamina B12 para ayudar al sistema nervioso
La vitamina B12 es fundamental para la función neurológica y la formación de glóbulos rojos. Este nutriente se encuentra principalmente en productos animales, por lo que los vegetarianos y veganos corren un mayor riesgo de deficiencia. Un estudio publicado en el American Journal of Clinical Nutrition revela que niveles bajos de este nutriente están vinculados a un mayor riesgo de deterioro cognitivo en adultos mayores.
Se vuelve crucial para la síntesis de ADN y la salud del sistema nervioso, y su deficiencia puede provocar anemia megaloblástica, neuropatía y deterioro cognitivo. Para prevenir esto, es importante una adecuada suplementación y el consumo de alimentos fortificados, como cereales y granos, algunos lácteos y sustitutos de la carne, entre otros.
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