La planta de hojas verdes que hay que sumar a la dieta a partir de los 40 años para la producción de colágeno
Se trata de una poderosa hoja verde, recomendada para la salud de la piel y capilar; todos los detalles de este alimento ideal para incorporar a una alimentación saludable
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A medida que las personas envejecen, su capacidad para producir colágeno disminuye progresivamente. Este proceso comienza típicamente alrededor de los 25 años, marcando el inicio de una reducción en la síntesis de esta proteína fundamental para la salud de la piel, las articulaciones y otros tejidos conectivos del cuerpo. Sin embargo, hay algunos alimentos y hábitos que pueden ayudar a estimular la producción de colágeno y apoyar la salud a lo largo del tiempo.
Uno de estos alimentos es la espinaca, altamente recomendada para la salud de la piel y el cabello, según indicó Medical News Today. La espinaca es conocida por ser una excelente fuente de nutrientes esenciales, incluidas las vitaminas y minerales que contribuyen a la producción y mantenimiento del colágeno, ayudando a mantener la elasticidad y vitalidad de la piel.
Por qué es ideal sumarla a la dieta después de los 40
Esta verdura de hojas verdes está llena de nutrientes esenciales para la salud de la piel y el pelo, ya que contiene vitaminas A, C, E y K, así como minerales importantes: hierro, calcio y magnesio. La espinaca ayuda a la creación natural del colágeno. Según el sitio antes mencionado, se debe consumir a partir de los 40 años porque “tiene grandes cantidades de vitamina A, que modera la producción de sebo en los poros de la piel y los folículos pilosos para hidratar la piel y el cabello”.
Asimismo, es importante tener en cuenta que la vitamina A es esencial para el crecimiento de los tejidos corporales, incluyendo la piel y el cabello. Por otro lado, su alto contenido de vitamina C es clave para la formación y el mantenimiento del colágeno.
Otros beneficios
Como si eso fuera poco, además de esas sorprendentes propiedades, también se lo conoce como uno de los anticancerígenos naturales más potentes del reino vegetal. Resulta que se demostró que el consumo regular de sus hojas inhibe el crecimiento de los tumores cancerosos, fundamentalmente los de estómago, piel, próstata y vejiga, confirmaron en la revista especializada Cuerpo Mente.
“Una ración de 150 gramos de espinacas tiene solo 27 calorías, pero a cambio aporta el 125% de la vitamina A que se precisa al día, todo el ácido fólico, la mitad del hierro, un tercio del magnesio, la cuarta parte del calcio, el potasio y la vitamina C, la quinta parte de la vitamina E, la sexta parte de la vitamina B6... y la lista continúa”, revelaron con respecto de la importancia que implica sumarla a la dieta diaria.
También es cierto que la riqueza en oxalatos de la espinaca puede dificultar la absorción de hierro y calcio, aunque esto ocurre solo parcialmente. Sin embargo, debido a su alto contenido en oxalatos, se desaconseja su consumo para personas propensas a sufrir cálculos renales, gota, artritis y reumatismo.
El invierno, justo cuando más suelen escasear las hortalizas, es la época natural de las espinacas. Estas pueden consumirse de múltiples formas, aunque una de las más insólitas y sabrosas es semicrudas: se ponen ligeramente en agua hirviendo, se refrescan en agua fría y se añaden a las ensaladas. Dado que las espinacas tienen una alta capacidad para absorber nitratos, es preferible optar por las de cultivo ecológico para evitar contaminantes.
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