¿Cuáles son los síntomas de la anemia infantil y cómo puede afectar a mi hijo?
La anemia infantil es un problema de salud pública que requiere de una respuesta integral y coordinada
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Actualmente, uno de los problemas de salud pública más significativos en el mundo, especialmente en los países en desarrollo, es la anemia infantil. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 40% de los niños y niñas de entre 6 y 59 meses padecen de esta enfermedad, lo que equivale en promedio a unos 269 millones de menores alrededor del globo, quienes pueden llegar a sufrir de una serie de consecuencias graves tanto para su salud como su desarrollo integral.
“Esta situación está generando mucha preocupación a nivel nacional, pues a pesar de los esfuerzos multisectoriales para reducir su incidencia, lamentablemente, en los últimos cinco años se ha registrado –a través de la Encuesta Demográfica y de Salud Familiar (ENDES)– un incremento importante de los casos de anemia infantil en el Perú. Por ejemplo, en el 2021, el 38.8% de los menores de tres años tenían anemia, es decir, de cuatro de cada diez niños presentaban este mal. En el 2022 esta cifra aumentó al 42.4%, mientras que, en el primer trimestre del año pasado, ascendió al 43.6%. Por este motivo, la anemia infantil se sitúa como una de las mayores amenazas para la salud pública, no solamente porque afecta el bienestar de las personas, sino también porque impacta en el desarrollo de todo un país”, explicó John Ramírez, pediatra y asesor médico de Laboratorios Elifarma.
¿Qué es la anemia?
La anemia es una enfermedad caracterizada por la disminución de hemoglobina en la sangre, la cual es una proteína que se encuentra en los glóbulos rojos y es la responsable de transportar el oxígeno desde los pulmones hacia el resto del cuerpo. Básicamente, cuando se reduce la cantidad de glóbulos rojos o de hemoglobina, el organismo no recibe suficiente oxígeno, impidiendo así que su funcionamiento sea el más adecuado y óptimo, señaló Carla Young, pediatra de la Clínica Internacional.
“Para poder diagnosticar de anemia a un menor de tres años, se requiere de un valor de hemoglobina por debajo de 11 g/dL. Cabe destacar que, si bien existen diferentes tipos de anemia, como la hemolítica, que se produce cuando los glóbulos rojos se destruyen más rápido de lo que el cuerpo puede reponerlos, en realidad no tiene una mayor relevancia clínica, dado que los casos son de porcentajes mínimos en la consulta diaria. Mientras que, la anemia ferropénica es la forma más común de esta enfermedad, la cual ocurre cuando el organismo no tiene suficiente hierro para producir hemoglobina”, refirió el médico pediatra.
¿Cuáles son las causas más frecuentes de la anemia infantil?
La anemia puede ser causada por diversas razones, como neoplasias, insuficiencia renal u otras enfermedades; sin embargo, la que predomina tanto a nivel nacional como mundial es por la deficiencia de hierro. Como aseguró el pediatra John Ramírez, hoy en día los niños no están consumiendo alimentos que les aporten las cantidades necesarias de hierro, puesto que se están alimentando principalmente de carbohidratos y harinas, más no de carnes rojas ni vegetales que contengan este importante mineral. En efecto, la falta de hábitos higiénicos dietéticos pone en riesgo el bienestar de los más pequeños, por lo que suelen ser más vulnerables a padecer de esta enfermedad.
“Definitivamente, su prevalencia en la población infantil se debe también a una serie de factores tanto sociales como económicos, pues si bien la anemia está presente en los diversos estratos sociales, sin duda, tiene una mayor incidencia en las áreas rurales con un 50.7% de casos frente a un 40.9% en las áreas urbanas. Lamentablemente, hay muchas familias de bajos recursos que no tienen la oportunidad de acceder a ciertos alimentos que les brinden una nutrición adecuada, por lo que se les dificulta poder suplementar y darles a sus hijos el aporte de hierro necesario. Además, es importante tomar en cuenta que, en los niños, uno de los antecedentes más frecuentes para desarrollar anemia desde una edad precoz es cuando la madre también padeció de esta afección durante la gestación”.
¿Cuáles son los síntomas de la anemia infantil?
Según el hematólogo Andrés Guizado, los síntomas más frecuentes de la anemia infantil son:
- Fatiga y debilidad: sentirse cansado o sin energía, incluso después de descansar adecuadamente.
- Palidez: la piel y las uñas pueden lucir pálidas.
- Dificultad para respirar: pueden presentarse problemas respiratorios o falta de aliento, especialmente, durante la actividad física.
- Mareos y desmayos: sentir vértigo, mareos o desmayarse pueden ser síntomas de anemia.
- Dificultad para concentrarse: problemas de memoria, falta de concentración y dificultad para realizar tareas mentales.
- En el caso de un paciente que sufre del corazón, puede generar anginas (dolores en el pecho).
“Es importante mencionar que, los síntomas pueden variar dependiendo de la gravedad y la causa de la anemia, al igual que, puede ser también indicadores de otras condiciones de salud. Por consiguientes, es esencial consultar a un médico, con el fin de recibir un diagnóstico adecuado y determinar el tratamiento más oportuno. Generalmente, en los casos en los que hay una anemia moderada a severa, el paciente puede llegar a requerir de hospitalización e incluso transfusiones sanguíneas”.
¿Cómo afecta la anemia en el desarrollo integral de los niños?
Desde luego, la anemia puede llegar a ocasionar un impacto grave en los niños, en principio, puede traer consigo un retraso en el crecimiento y dificultades en el desarrollo cognitivo y motor. Asimismo, puede generar una serie de problemas de aprendizaje, lo que interfiere con el rendimiento académico de los menores, pues la falta de concentración, de energía y la fatiga constante afecta directamente su capacidad para aprender y participar plenamente en las actividades escolares, recalcó la doctora Young.
“La falta de hemoglobina y glóbulos rojos puede hacer que los niños se sientan débiles, cansados y con poca resistencia física, por lo que también pueden tener una mayor dificultad para realizar actividades físicas y participar de juegos o deportes, los cuales contribuyen positivamente a su desarrollo integral. De igual modo, la anemia compromete el sistema inmunológico, lo que hace que los pequeños sean más susceptibles a sufrir de infecciones recurrentes, tales como resfriados, gripes y enfermedades respiratorias. Además, puede repercutir significativamente en el estado de ánimo y el bienestar emocional de los niños, motivo por el cual, pueden experimentar irritabilidad, cambios de humor, falta de motivación y dificultades para regular sus emociones”.
¿Cómo se debe tratar la anemia infantil?
En primer lugar, se debe llevar a cabo un diagnóstico, para lo cual se solicita una prueba de hemoglobina y hematocitos al paciente pediátrico. Posteriormente, una vez detectada la anemia en el niño, es fundamental proceder al tratamiento, que debe incluir mejoras en las prácticas nutricionales, priorizando así el consumo de alimentos ricos en hierro. Igualmente, para abordar esta enfermedad es indispensable el uso de suplementos de hierro, ya sea en forma de sulfato ferroso o hierro polimaltosado, los cuales pueden ser en gotas o jarabe, mencionó John Ramírez.
“Actualmente, en el mercado existen productos farmacológicos que poseen concentraciones adecuadas de hierro y, sobre todo, no generan efectos secundarios, lo que permite una mejor adherencia tanto del paciente como de los padres al tratamiento, evitando así la suspensión o abandono del mismo. En definitiva, es esencial acudir siempre a la atención médica y seguir las recomendaciones tan pronto como se diagnostica esta condición, ya que para poder combatir la anemia es necesario seguir el tratamiento por aproximadamente seis meses”.
¿Cómo prevenir la anemia infantil?
La mejor manera para prevenir la anemia infantil es mediante una buena nutrición, por ello, es primordial brindarles a los niños alimentos con un alto contenido de hierro, empezando por los de origen animal, como la sangrecita, el hígado y las carnes rojas. Luego los de origen vegetal, como las lentejas y verduras de color verde (espinaca y acelga), los cuales deben formar parte esencial de sus comidas diarias. Asimismo, es fundamental acompañarlos con alimentos cítricos, como ensaladas o frutas (mandarina), que ayudan a una mayor absorción del hierro en el organismo, recomendó la especialista.
“Además, de la suplementación y una alimentación rica en micronutrientes, es sustancial realizar un control de hemoglobina antes del año de edad o por indicación médica, como parte de las pruebas de rutina para evaluar el desarrollo del niño. Ante la ausencia de factores de riesgo, los exámenes se recomiendan al menos una vez al año durante la infancia y la adolescencia. De igual manera, es importante tener en cuenta que, la prevención se debe realizar desde la gestación, razón por la cual, es necesario que las madres asistan a sus controles prenatales, pasen por pruebas de hemoglobina y recurran a un nutricionista para que puedan lograr una alimentación balanceada, que les brinde bienestar tanto a ellas como a sus bebés”.
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