Cuáles son las semillas de frutas que contienen cianuro y podrían resultar tóxicas al ingerirlas
Pocos saben que las semillas de peras y manzanas son tóxicas consumidas en altas cantidades; lo mismo ocurre con el carozo de las ciruelas, cerezas y duraznos
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Muchas veces, las semillas de las frutas, cuando se procesan, logran ser benéficas para el cuerpo, un ejemplo son los aceites esenciales o los productos de belleza a partir de la semilla de palta o aguacate, sin embargo, hay algunas otras que, en grandes cantidades, pueden ser tóxicas.
Manzanas y peras
Es bien sabido que las pequeñas semillas en el corazón de estás dos frutas serían tóxicas en un consumo alto. Aunque se piensa que contienen cianuro, esto no es así, en realidad tienen amigdalina, una sustancia que al entrar en contacto con los ácidos estomacales produce cianuro. Un par de semillas ingeridas accidentalmente no supone ningún riesgo para nuestro cuerpo, ya que podemos metabolizar esas dosis tan pequeñas de veneno. En promedio, una persona de 70 kg. tendría que comer más de 150 semillas de manzana o pera para poder significar un riesgo, así que no te preocupes si alguna vez se te pasó un par.
Duraznos y damascos
Pocos saben que el huesito del damasco o de durazno es tóxico en altas cantidades también. Esta semilla contiene cianuro en su interior, si intentas abrir alguno, podrás ver una cápsula blandita, es donde están las sustancias dañinas. Como las semillas de manzana y pera, las de durazno o damasco no presentan ningún riesgo si se comen un par, sin embargo, hay que tomar en cuenta que, al ser más grandes, tienen más sustancias. De acuerdo con la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria, es necesario consumir de 0.5 a 3.5 mg por kilo de peso corporal. Necesitarías comerte alrededor de 100 semillas de esta fruta para envenenarte si pesás alrededor de 70 kg.
Cerezas y ciruelas
No es un caso distinto el de los huesos de las cerezas y ciruelas. Estos al triturarse sueltan una sustancia que es ácido prúsico, también conocido como cianuro de hidrógeno, que también es venenoso. La función de que las semillas de estas frutas sean tóxicas es protegerla de depredadores, que al probar el sabor amargo de la semilla la suelten y pueda crecer un árbol, favoreciendo la conservación de la especie.
Para los carozos de cerezas y ciruelas, la proporción necesaria para que sean un peligro en un cuerpo de 70 kg es de 30 g de semillas. Es decir, tendrías que consumir 60 semillas, aproximadamente. Eso sí, ten en cuenta que en mascotas y niños la dosis baja, por lo que el riesgo aumenta, es mejor desecharlas adecuadamente.
Aunque estas frutas contengan semillas con sustancias tóxicas, la realidad es que resulta difícil que te hagan daño. Para que sean mortales, tendrías que comer cientos de ellas. Por ejemplo, para envenenarte con la semilla de la manzana tendrías que comer más de 170, así que podés comerte tranquilamente una, dos, tres, o más manzanas al día sin repercusiones reales.
Por otro lado, no existe ningún tipo de riesgo de transmisión de las sustancias a la pulpa de la fruta, ya que esta se encuentra en la parte más interna de la semilla, varias capas antes de llegar a la superficie.
Para infancias, lo mejor es tener cuidado con las semillas ya que, en primer lugar, pueden causar asfixias si se tragan por error. En segundo, aunque difícil, el nivel necesario para que estas semillas sean tóxicas baja en niñas y niños debido a que pesan menos, por lo que es mejor vigilar cuánto y cómo se alimentan siempre.
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