10 restaurantes argentinos quedaron entre los 50 mejores de América Latina
BOGOTÁ- Los 50 Best Latam son como los premios Oscar de la gastronomía, pero más divertidos. En lo formal, un grupo de "jueces" expertos, cocineros y periodistas eligen a los mejores en lo suyo; y en lo informal se bebe, se come y se hacen promesas de próximos encuentros con más bebida y comida. La edición 2018 de la ceremonia se llevó a cabo ayer martes a la noche, en Bogotá; y 10 argentinos quedaron entre los 50 elegidos. 6 de ellos avanzaron significativamente en el ranking respecto de ediciones anteriores y una posición más se sumó con respecto al año pasado.
La selección es un buen resumen de lo ofrece la gastronomía porteña: hay carnes, vegetales autóctonos, salones 5 estrellas, hoteles, sabores extranjeros, y comida judía. Y un plus que va contra el estereotipo altanero de Buenos Aires: la parrilla Don Julio fue reconocida con el premio a la mejor hospitalidad.
El premio máximo, esponsoreado por S. Pellegrino y Acqua Panna, se lo llevó por segundo año consecutivo el restaurante Maido, de Lima. LA NACION estuvo en la ceremonia y conversó con los protagonistas. Aquí, qué los llevó a este lugar y qué debemos saber antes de visitar cada restaurante .
N°6: Don Julio
Esta esquina de Palermo ya había sido noticia este año porque entró a la lista de 50 Best internacional. Pero lo que más emociona a Pablo Rivero es que se destaque la calidez del servicio y el lugar, cuenta a LA NACION: "Es el mejor premio que puede recibir cualquier restaurante. Vale la pena cualquier esfuerzo que te voten como un lugar donde se sienten cómodos y reciben cariño". Además, aprovechó para destacar a un pope de la cocina local: Emilio Garip, de Oviedo. "Dar de comer a la gente es un acto de amor, el equipo es quien gana este premio", sigue Rivero, que define a la parrilla como "una casa de todos". La carne es protagonista, claro, y desde Don Julio aseguran que todavía hay mucho para contar sobre nuestro plato insignia.
N°11: Tegui
El restaurante de Germán Martitegui sigue alto y representa lo mejor de la comida de moderna argentina. ¿Su secreto? Un menú por pasos, sofisticado, que trae productos de todo el país al plato con una ejecución detallista. El plato que más destaca el jurado son las ostras grilladas con algas y frutillas.
N°18: Mishiguene
Del puesto 50, el restaurante de Tomás Kalika y Javier Ickowicz avanzó una barbaridad hasta llegar al 18. Este restaurante de comida judía moderna ya se consagró como un lugar de sabores nostálgicos, pero que mira al futuro con sofisticación. "El éxito más grande es que el equipo se haya comprometido tanto como los que lo creamos. Pienso mucho en eso", cuenta Kalika, que asegura que crearon un concepto nuevo desde la Argentina para el mundo. "Es un momento único para nosotros: estamos lanzando el proyecto Diáspora, el primer documental que va a contar la historia de la comida judía; y a punto de cumplir los 4 años con una fiesta que será como un casamiento sin el novio ni la novia", remata.
N°19: Chila
Chila no solo usa productos de temporada típicos; además, deja que las regiones del país se vean claramente en su carta, con una mirada de autor sobre los productos autóctonos. Esta visión empezó con la cocinera anterior, Soledad Nardelli, y continúa hoy con Pedro Bargero. Son muchos pasos, en un ambiente sobrio y prolijo, con una cocina a la vista que permite entender cómo funciona el backstage.
N°32: Elena
Cuando el Four Seasons de Buenos Aires se renovó hace 5 años, Elena estuvo al frente y del restaurante se decía que no parecía un restaurante de hotel. El salón es impecable y el servicio es súper atento, pero hay una manera muy local de tratar la gastronomía. Juan Gaffuri, junto a Nicolás Díaz Rosaenz, llevan la comida argentina a otro nivel, con carnes maduradas en el lugar, helados extraordinarios a cargo de Joaquín Grimaldi, y un brunch para toda la familia que invita a conocer lo desconocido.
N°38: El Baqueano
Más allá de Don Julio, El Baqueano es otro gran representante del producto nacional: la carne. Pero en este caso iría en plural, ya que Fernando Rivarola no le teme a ninguna especie. El plato destacado es el carpaccio de llama que viene con quínoa, amaranto y una emulsión de pimientos.
N°38: Gran Dabbang
Mariano y Diego Armando Ramos estaban escuchando el partido de River mientras se anunciaba la lista y no esperaban estar tan bien posicionados en su debut, cuenta Mariano: "Sentí nervios por partida doble". Para los chicos del Dabbang, su restaurante "para cocineros" fue mejorando el último tiempo a la vez que 50 Best comenzó a incluir propuestas más informales en su ranking. Este pequeño spot en la avenida inauguró la tendencia de "platitos" sabrosos para compartir entre muchos, y siempre tiene clientes esperando para entrar, así que el éxito no asusta a los cocineros: "Nosotros siempre estamos preparados para trabajar mucho y mejorar la propuesta, esto nos da más envión. Ahora nos fuimos del under, somos mainstream".
N°42: Aramburu
Gonzalo Aramburu hace cocina de autor con muchísima técnica y fue uno de los pioneros del menú por pasos en la ciudad. Su insignia es hacer que un producto super conocido no se parezca a lo que vemos en la góndola en absoluto, sea una palta o un tomate, y se llene de texturas. Un clásico de la alta cocina porteña.
N°44: Proper
"Cuando empezamos con el restaurante lo hicimos para hacer lo que queríamos y estamos muy orgullosos de que sea un reflejo de nuestras personalidades", cuenta Augusto Mayer, que maneja el restaurante junto a Leonardo Lanussol. Como el Dabbang, acá hay pequeños platos muy pensados que sacan lo mejor de la temporada, y comparte el ambiente informal: el salón solía ser un taller mecánico. "Somos un restaurante chico con una estructura grande. Hacemos el pan, la manteca, el yogurt, la mostaza...y si algo no cierra, se cambia. Nuestra filosofía es mutar".
N°46: Narda Comedor
Narda Lepes abrió su restaurante hace apenas un año, y por esa misma razón está más que satisfecha por el puesto que le tocó. "Quería un puesto bajo, como máximo el 49", dice entre risas. El comedor del bajo Belgrano tiene cocina a la vista, vegetales al frente de cada plato y comida para todos los momentos del día. Para Narda, lo mejor del evento está en conectar a los cocineros de todo el continente que se divierten, comparten ideas y organizan otros encuentros.