Un grupo de investigadores del INTA y de la Universidad Nacional de Entre Ríos llevaron adelante un proyecto para enriquecer el producto con aceite Omega-3 de algas marinas
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Con el objetivo de agregarle valor a la carne de pollo, un equipo de investigadores del INTA y de la Universidad Nacional de Entre Ríos la enriquecieron con aceite Omega-3 de algas marinas que, tras tecnologías de marinado, superaron sus expectativas.
Según comentaron, los especialistas añadieron aceites Omega-3 de algas marinas a las pechugas de pollo y los resultados preliminares mostraron que “es posible incorporar las propiedades benéficas de este ácido graso natural a un alimento saludable muy difundido entre los consumidores, además de mejorar el sabor, la terneza y jugosidad de la carne, con amplios beneficios para la salud”.
En este sentido, Santiago Araujo, especialista en calidad de carne y nutrición de aves del INTA Concepción del Uruguay, Entre Ríos, destacó que “el marinado es una tecnología muy usada desde hace mucho años, ya sea mediante inmersión, tambleado o inyección, y permite mejorar el sabor, la terneza y jugosidad en las carnes”.
En este punto, reconoció que “existe una creciente demanda por parte de los consumidores de alimentos saludables y una marcada preferencia por los aditivos naturales”. Fue así que el equipo de investigación decidió evaluar la incorporación de la fibra cítrica natural en polvo, en reemplazo de las diferentes sales, y aceite de alga marina rico en Omega-3, específicamente el Ácido Docohexaenoico (DHA) para obtener pechugas de pollo con propiedades beneficiosas para la salud.
“Elegimos incorporar los ácidos grasos provenientes, pura y exclusivamente, de algas marinas porque no tienen tan marcado el sabor habitual del pescado”, explicó el investigador, quien destacó que no genera el rechazo de los consumidores.
En este punto, Araujo detalló: “Mezclamos una fibra cítrica natural en polvo con este ácido graso para luego inyectarlo a la carne aviar. Como resultado, obtuvimos una mayor terneza y jugosidad, al tiempo que mejoramos su sabor y calidad final del alimento”.
Aunque aún existen muchas cosas por mejorar y perfeccionar, según el investigador, los ensayos “superaron las expectativas”. En esta línea, aseguró que “los resultados preliminares muestran que el proceso para introducir este aceite fue satisfactorio en los parámetros analizados”.
Según informaron, hasta ahora, el equipo de investigación “había trabajado en un enriquecimiento de las dietas de los animales en sus jaulas con buenos resultados, pero con aceite de pescado, lo que modificaba el sabor y que ese fue el detalle que los impulsó a investigar con las algas marinas porque su sabor es diferente y menos pronunciado”.
Esta nota se publicó originalmente el 7 de julio de 2022
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