Según un relevamiento del Instituto de la Promoción de la Carne Vacuna Argentina (Ipcva), que abordó diversos temas con 1000 personas, para un 73% no es posible el regreso a ese hábito, mientras un 27% consideró que “podría ser factible”
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Si tuviera más plata en el bolsillo, un 56% de la población compraría más carne vacuna. Dentro de ese universo, un 30% adquiriría más cantidad, aunque no modificaría la frecuencia del consumo. En tanto, el 26% compraría la misma cantidad pero iría más seguido a la carnicería.
Estas fueron las conclusiones de una encuesta -entre otras cuestiones donde se indagó si es posible que un vegano vuelva a comer carne- que realizó el Instituto de la Promoción de la Carne Vacuna Argentina (Ipcva) y que dio a conocer Adrián Bifaretti, jefe de promoción interna del organismo durante una jornada a campo de manera presencial en el establecimiento “El Oratorio”, ubicado en la ruta provincial 2, a unos 10 kilómetros de la ciudad puntana de Villa Mercedes.
En el mismo relevamiento online que, cada dos meses lleva adelante el instituto, con una muestra de 1000 encuestados efectivos, se destacó que además “un 22% compraría la misma cantidad de carne, pero un 22%, aun con más plata en el bolsillo, compraría menos carne que la que compra actualmente”.
En el encuentro también fueron oradores Daniel Bovetti, productor y dueño del establecimiento; Aníbal Pordomingo, investigador del INTA en el área de alimentación animal; Hugo Bernasconi, director de la estación experimental agropecuaria INTA Villa Mercedes y; el presidente del organismo, Juan Grigera Naón.
En este contexto, Bifaretti señaló que el reto de la cadena cárnica está ahora tranqueras afuera, es decir “cuidar a los que comen de todo y convencer a los flexitarianos que aun están indecisos” y que es que es por ahí donde tiene que ir la estrategia de marketing para volver a posicionar a la carne en la cima de los alimentos.
“Además de lo que ocurre en el campo, es importante medir lo que pasa en el mercado, en los consumidores. El medir nos permite saber cómo intervenir en ello”, dijo.
En este sentido, contó que una de las cuestiones importantes a entender son los cambios de los estilos de vida, que implican modificaciones en las conductas alimentarias.
“A partir de la pandemia, en los centros urbanos de la Argentina se vive de otra manera, la forma en que la gente asigna sus tiempos, su esfuerzo, su dinero, está cambiando exponencialmente”, dijo.
Además, relató que el país se transformó en uno de los más maratoneros en ver series, donde en “los más jóvenes hay una enorme digitalización o virtualización y eso va a impactar en el tema de la carne”.
“Esta nueva cultura activista se manifiesta de distinta manera, no solo en el espacio público, sino en la forma de vestirse, de pensar, en la forma de comer. En la conducta alimentaria esto también se manifiesta, empiezan a expresarse nuevos valores. En la sociedad los jóvenes tienen nuevos valores que no son los mismos que tenemos los más grandes. Estos cambios terminan repercutiendo en las conductas alimentarias”, aseguró.
“Hay que entender que estamos viviendo en un mundo distinto del de hace unos pocos años. Esto hay que medirlo, así cómo hay que medirlo adentro de un establecimiento hay que medirlo para saber cómo jugar, cómo comunicar y cómo hablar de la carne vacuna en este contexto”, añadió.
Para el especialista, “en este barco, la carne enfrenta la tormenta perfecta”, ya que no se trata de una moda, sino que esos cambios llegaron para quedarse. En este escenario, remarcó que aparecen cuestionamientos hacia los productos cárnicos, uno de ellos es la salud, donde “algunos se animan a ubicar a la carne a la altura del tabaco, un grueso error”.
“Muchos cuestionan a la ganadería y la carne del impacto medioambiental, ahí también hay mucho para discutir y mucha evidencia científica que muestra lo contrario. El instituto viene trabajando mucho en generar conocimiento para desterrar estos cuestionamientos”, afirmó.
Otra debate, dijo el experto, es el ligado al trato animal, donde “muchos empiezan a hablar que no quieren consumir violencia porque matan a los animales”.
“Que somos asesinos, no quiero consumir sufrimiento animal. Ahí también hay mucho para trabajar porque la Argentina está haciendo bien los deberes del tema de bienestar animal. Pero la tormenta perfecta está y la carne debe enfrentarla”, subrayó.
En el estudio, una de las preguntas del cuestionario del Ipcva era que los encuestados den detalles de cuáles serían los alimentos que más les interesaría incorporar en el futuro a sus comidas diarias.
“Todo lo que tiene que ver con salud y nutrición son bienvenidos. Alimentos que den energía, productos orgánicos y ecológicos, donde un 20% señaló que le gustaría incorporar alimentos que reemplacen carnes por vegetales, es decir que un 20% planteó la sustitución de carnes por vegetales”, describió.
También se les consultó sobre si actualmente estaban haciendo algún régimen que llevara a una disminución de carne vacuna. “Un 28% dice que sí. Cuando uno indaga por qué adoptaron este régimen, ahí las flechas nos marcan, por recomendación profesional, médicos que dicen tomá esta dieta. La otra parte es lo que el consumidor va recabando, sea del boca en boca, de amigos, de conocidos, que van hablando y cuestionando la carne y de lo que va escuchando, viendo en redes sociales. Esta cuestión de las redes sociales le está pegando fuerte a la carne vacuna”, puntualizó.
Ante el interrogante de qué probabilidad “habría de que un vegano vuelva a comer carne, hay un 27% dice que podría ser factible pero hay un 73% que dice que no”.
“La chance de que haya un paso atrás y vuelva a comer carne un vegano, no es tan alta ¿Qué pasa con los del medio, los flexitarianos? Son los que comen de todo pero tienen intención de ir disminuyendo paulatinamente el consumo de carne. Hoy en día, hay un porcentaje grande de flexitarianos en nuestro país ¿Qué puede pasar con ese porcentaje a futuro? Todo indicaría que va camino al vegetarianismo o veganismo en mayor medida. En menor medida, hay una posibilidad que vuelvan a replantearse la historia y vuelvan a comer carne: el 43% se mantendría flexitarianos y el 13% iría a volver a comer carne”, señaló Biffaretti.
Cuando se les presentó la cuestión de cuáles son las probabilidades de que un carnívoro se vuelva vegano, el sondeo reveló que un 38% lo haría: “Casi cuatro de cada 10 personas pueden volcarse al veganismo. Es un dato a prestarle mucha atención, aun en un país como el nuestro. En la Argentina tenemos un 68% de carnívoros, que comemos de todo, un 25% son flexitarianos, que vienen disminuyendo el consumo de carne y un 7% de población veggie”.
Por último, Bifaretti indicó que el camino debe ser “defender la carne, hacer que la gente vuelva a confiar en la carne, hablar de sus propiedades nutricionales, importancia desde la salud, de lo que significa ambientalmente. “Cuidar a nuestros carnívoros, que son los que nos van ayudar a defender a la carne. Si, además, hay una posibilidad que se vaya al flexitarianismo, no hay que desatenderlos”, cerró.
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