Un restaurante que se reconvirtió por la pandemia ofrece platos típicos de otros países que son un éxito en zona sur
El dueño de Recio, en Temperley, que es guía de viajes internacionales, se le ocurrió llevar a sus comensales a pasear por el mundo por medio de la gastronomía, con comidas exóticas y ahora vende más que antes
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Patricio Thijssen es guía de viajes y dueño de un restaurante en Temperley. La imposibilidad de seguir viajando por su trabajo asiduamente como en los últimos 20 años y el cierre obligado de los restaurantes hace un año lo hizo juntar, de manera creativa, sus dos pasiones: la gastronomía y los viajes. Así, cuando la cuarentena se instaló en el país y para poder continuar con la propuesta gastronómica de Recio, se le ocurrió comenzar a ofrecer, con sistema de viandas y delivery por la zona sur, platos típicos de diferentes países, para invitar a sus clientes habituales a un viaje por el mundo… al menos con el paladar. Cada semana, desde hace un año, Patricio elige un plato insignia de un país, de los más cercanos a los más remotos y lo ofrece en el menú.
Un giro trascendental: de la habitual carta de platos tradicionales para los argentinos, con parrillada incluida, comenzaron a preparar sabores exóticos, poco ofrecidos en la zona sur y a vender, con envíos a domicilio, incluso más que antes de la pandemia. Y a precios económicos, porque Thijssen asegura que los platos, de alta calidad y con gran elaboración, promedian entre 350 y 400 pesos.
“Tengo mucha experiencia en cuanto a gastronomía como cliente, porque por mi trabajo como guía de expediciones de viajes internacionales y por el tipo de pasajeros que llevo, comí en los restaurantes más emblemáticos del mundo y sé cuáles son los platos representativos de cada lugar, cuenta Thijssen, que tiene 41 años, conoce 130 países, hacía años que no pasaba más de tres meses seguidos en Buenos Aires y es fanático de la comida y los sabores diferentes. “Pruebo absolutamente todo, no hay nada que no me guste y motivo a la gente a que lo haga. Por ejemplo, una mañana cuando estaba en Japón fui al mercado central a ver el remate de atún rojo y desayuné en un puestito. No tenía ni idea que era, tenía gustos y texturas raras, que no había probado nunca, pero me encantó”, recuerda.
Su experiencia por el mundo decidió volcarla en su restaurante, que lo define como de barrio y muy popular, con comensales de clase media que no solían viajar demasiado el exterior: “Tomamos una decisión drástica cuando empezó la cuarentena. Con el delivery y el tipo de menú pensamos que no íbamos a sobrevivir. Para poder llegar a más gente iniciamos este desafío de viandas internacionales para darle la posibilidad a la gente, que ni siquiera podía salir de su casa, de viajar, de hacer turismo gastronómico. La gente se enganchó con la propuesta y es un éxito”.
Todas las semanas, junto con el gerente David Donaire que vivió varios años en España y el chef Esteban Correa, que trabajó en varios hoteles cinco estrellas, eligen un plato típico del mundo y lo adaptan al paladar argentino. El principal desafío es conseguir los ingredientes, que tienen que ser locales, porque los importados dispararían el precio del plato. Y si algo no consiguen se las rebuscan para reemplazarlo por algo parecido, que no altere significativamente. Si un plato lleva un pescado que acá no hay, lo reemplazan por otro similar. Lo mismo con alguna fruta exótica. Si lleva picante o especias como los platos mexicanos o de la India, lo sirven aparte, para que cada uno pruebe, si se anima.
Tampoco cocinan carnes no comestibles para la cultura argentina, como carne de ballena, habitual en los países escandinavos, pero que va contra sus principios. “El plato típico de Islandia es aleta de tiburón fermentada bajo tierra. Eso nunca lo haríamos, tratamos educar, de alguna manera, el paladar de los clientes con nuevos sabores, que se animen a probar otras cosas, pero siempre respetando nuestros gustos y estilo. Algo que ya impresiona desde el nombre no lo vamos a hacer. Pensamos en sabores que gusten acá, que tengan aceptación, es muy complejo el trabajo”, aclara.
La vuelta al mundo
Con el menú internacional, que se puede pedir por delivery o comer en el salón del restaurante entre viernes y domingo, ya recorrieron México, Italia, España, Estados Unidos, China, Grecia, India, Croacia, Hungría, Brasil, Chile, países árabes, de los Balcanes, Irlanda, entre muchos otros. Aunque está fascinado con esta experiencia, que espera continuar más allá de la pandemia, reconoce que hay platos que les cuesta mucho explicarlos, especialmente si los clientes viajaron poco o nunca comieron más que nuestra cocina clásica.
“Hacemos platos que mucha gente ni siquiera había escuchado nombrar en su vida y que no se imaginó que iba a conseguir en Temperley. Hay platos, me arriesgo a decir, que estoy seguro que nunca se sirvieron en la Argentina”, agrega.
¿Cuáles fue el plato que más gustó? “Todos los platos fueron un éxito. Por ejemplo, para San Patricio hicimos ragou de cordero con papas boxty que algo así es como un waffle de papa, típico de Irlanda y la gente se re copó. Sabe que van a probar algo diferente. De todas maneras, vamos de a poco, de los platos más conocidos, como burritos o cocina árabe a los más exóticos y complejos, porque al paladar hay que acostumbrarlo”.
También, cuando se puede y no se disparan los costos, hacen la experiencia completa con postre incluido, como strudel de manzana para acompañar un plato alemán o una crème brûlée para el especial francés.
El próximo fin de semana llegará una opción de la cocina rusa, un salmón en hojaldre. La intención de Thijssen es poder seguir dando la vuelta al mundo desde el mostrador del restaurante, aunque sabe que de algunos países nunca harían, porque algunos tienen dietas insostenibles para el consumo local, como muchos africanos, con insumos que acá no se consiguen o platos que son sumamente básicos. La vida viajera de Thijssen, que incluye más de 40 expediciones por la Antártida, Galápagos, Amazonas y muchos países exóticos, por ahora continúa en el restaurante; de la mayoría de los platos ya tienen pedido para una segunda vuelta.
- Recio Restaurante: Av. Almte. Brown 3658, Temperley, 3797-9717. @reciorest