¿Por qué las mujeres viven más que los hombres?
Los científicos esperan que entender las razones ayude a ambos sexos a envejecer mejor
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NUEVA YORK.— Las mujeres viven más que los hombres, bastante más… En Estados Unidos, la esperanza de vida de las mujeres es de 80 años, en comparación con alrededor de 75 años para los hombres.
Y eso se confirma sin importar donde vivan esas mujeres, cuánto dinero ganen o cualquier otro factor: es incluso cierto entre la mayoría de los mamíferos.
“Es un fenómeno que se verifica de manera consistente en todo el mundo, y que se mantiene incluso durante las hambrunas y las epidemias”, dice la doctora Dena Dubal, profesor de neurología de la Universidad de California en San Francisco.
Ahora bien, las razones de ese fenómeno son más complicadas de establecer, y el hecho de que las mujeres vivan más que los hombres no significa necesariamente que vivan mejor. El health span o “salud vital” de las mujeres —el lapso de vida sin grandes complicaciones médicas o enfermedades— es más corto que el de los hombres, apunta Béréncie Benayoun, profesora adjunta de la Escuela de Gerontología Leonard Davis de la Universidad del Sur de California. Además, en la vejez las mujeres generalmente son más frágiles que los hombres, y también son más proclives, sobre todo después de la menopausia, a desarrollar enfermedades cardiovasculares y Alzheimer, en parte porque la edad en sí misma es un factor de riesgo para esas dolencias, apunta Benayoun.

Ahora los científicos están tratando de descubrir por qué los hombres y las mujeres envejecen de manera diferente, con la esperanza de extender tanto la esperanza de vida como el periodo de “salud vital” de ambos géneros.
“Cuando logremos entender por qué un género es más resiliente o más vulnerable que el otro, tendremos nuevos caminos y nuevas formas terapéuticas de ayudar a ambos sexos a ser más resilientes”, dice Dubal.
Hasta ahora, lo que sabe la ciencia sobre las causas de esa “brecha de longevidad” entre ambos sexos es lo siguiente.
Genética
Hay creciente evidencia de que el par de cromosomas XX del ADN de las mujeres podría tener impacto en la longevidad, aunque no se sabe exactamente por qué. Una investigación liderada en 2018 por Dubal, por ejemplo, estudió a ratones genéticamente modificados con diferentes combinaciones de cromosomas sexuales y órganos reproductivos. Los que más vivieron fueron los ratones con pares de cromosomas XX y con ovarios, seguidos por los ratones con pares XX y testículos. Los ratones con cromosomas XY tuvieron menor esperanza de vida.
“Algo del segundo cromosoma X parecía proteger a los ratones de una muerte temprana, aunque tuvieran testículos”, señala Dubal. “¿Y si ese segundo cromosoma X contuviera algo parecido a una gota de la fuente de la juventud?”
Los científicos todavía no han hecho ese estudio en humanos, pero Dubal dice que el hecho de que tengamos las mismas hormonas y los mismos cromosomas sexuales que los ratones, y sistemas reproductivos similares, sugiere que lo mismo podría aplicarse a los humanos.
Los factores epigenéticos —los elementos ambientales o del estilo de vida, como el clima o el estrés crónico, que impactan en la expresión de los genes— también podrían jugar un papel en la expectativa de vida de una persona, ampliando o acortando las diferencias entre hombres y mujeres, dice Montserrat Anguera, profesora adjunta de ciencias biomédicas de la Escuela de Veterinaria de la Universidad de Pensilvania, experta en el tema.
Hormonas
Los investigadores también están investigando el impacto que tienen en la longevidad las hormonas sexuales, como el estrógeno, y están especialmente interesados en sus efectos sobre el sistema inmunológico. “Hay buenos datos que muestran que al menos hasta la menopausia, el sistema inmunológico femenino tiende a ser mejor, más activo y con mayor capacidad de respuesta”, señala la doctora Benayoun. En general, los hombres “tienden a responder mucho peor ante las infecciones”, lo que a su vez podría acortar su esperanza de vida. Los hombres también tienen más probabilidades que las mujeres de morir de sepsis, señaló.
Un análisis de 2017 descubrió que las mujeres que atraviesan la menopausia más tarde, después de los 50 años, viven más que las que la atravesaron antes. Cuando los niveles de estrógeno bajan, como ocurre durante la menopausia, el sistema inmunológico de las mujeres parece debilitarse, y tienden a alcanzar, o superar a los hombres en cuanto al desarrollo de enfermedades que eran menos comunes antes de la menopausia, apunta Benayoun.
Hábitos y estilo de vida
Los patrones de comportamiento juegan un papel clave en esa disparidad. Las mujeres son generalmente menos propensas que los hombres a fumar o beber en exceso, conductas que contribuyen significativamente a la mortalidad, dice Kyle Bourassa, psicólogo e investigador principal del Centro para el Estudio del Envejecimiento y el Desarrollo Humano de la Universidad de Duke.
También son más las mujeres “que tienen prácticas y conductas saludables”, desde hacerse un chequeo de salud anual hasta usar siempre el cinturón de seguridad en el auto, señala Bourassa, y agrega que las mujeres son más propensas que los hombres a socializar, lo que las protege de los efectos perjudiciales de la soledad y el aislamiento social. Un estudio de 2023 reveló que las mujeres también tienen menos probabilidades de suicidarse o de morir de sobredosis.
Factores externos
A nivel social más amplio, hay temas como la guerra o la violencia con armas de fuego que afectan desproporcionadamente más a los hombres, señala Naoko Muramatsu, profesora de ciencias de la salud comunitaria en la Universidad de Illinois en Chicago.
Durante la pandemia de Covid, la tasa de mortalidad entre los hombres fue más alta que entre las mujeres. Las investigaciones demostraron que los hombres tenían más probabilidades de tener trabajos que los expusieran al virus, que estuvieran en situación de calle o en la cárcel, todos factores que afectan la tasa de mortalidad.
En última instancia, lo que determina la brecha en la expectativa de vida de hombres y mujeres es una combinación de todos estos factores, señala Alan Cohen, profesor adjunto de ciencias de la salud ambiental en la Escuela de Salud Pública Mailman de la Universidad de Columbia. “Es probable que sean miles los factores que influyen en eso”.
Y aunque tenemos control sobre algunos de esos factores, como el consumo de alcohol, el cigarrillo y la dieta, todavía no está claro hasta qué punto un cambio en esos comportamientos podría tener impacto en la longevidad, aclara Bourassa.
“Para avanzar en ese campo y desentrañar esa incógnita, hacen falta ensayos clínicos aleatorizados”, dice el investigador.
Por Mohana Ravindranath
(Traducción de Jaime Arrambide)
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