La silenciosa venganza del cabernet sauvignon
Opacado por el éxito del malbec y de otras cepas de moda, el cabernet no se da por vencido y se hace su lugar a través de etiquetas de gran calidad y estilos bien diferenciados; aquí, 10 recomendados para redescubrirlo
Nadie habla de cabernet sauvignon. Mientras el malbec se proyecta en el exterior como cepa emblema de la Argentina y en el escenario local son otras las uvas que se alternan en la preferencia de la crítica y de la prensa –hace no mucho la bonarda, hoy indudablemente el cabernet franc–, el cabernet sauvignon argentino avanza silencioso fuera de las luces, haciéndose su propio lugar en el paladar del consumidor a fuerza de calidad y de una cada vez mayor diversidad de estilos. Es que hay que reconocerlo: no sólo cada hay mejores cabernets en la góndola del súper y en la vinoteca, sino que los buenos cabernets se animan a no repetir fórmulas. Veamos algunas etiquetas imperdibles:
Lagarde Primeras Viñas Cabernet Sauvignon 2012, Bodega Lagarde ($430). Como su precio lo indica no es un vino para todos los días, aunque sí es una gran elección para ocasiones especiales. Primeras Viñas es un cabernet mendocino hecho y derecho en el que los taninos se destacan por sobre un perfil aromático que incluye notas de pimienta y especias, y una boca que regala chocolate y tabaco. Un tinto que se disfruta copa tras copa y que no cansa jamás.
El Esteco Cabernet Sauvignon 2012, El Esteco ($181). La provincia de Salta y Cafayate en particular son la cuna de algunos de los mejores cabernets de la Argentina, pues allí las vides se nutren del calor del día y del frío de la noche para dar a luz vinos de una gran intensidad. El Esteco es un buen ejemplo de ello: un cabernet con cuerpo intermedio, que no escatima toda la fruta, las piracinas y los taninos que el particular clima de Cafayate le aporta a este varietal.
D.V. Catena Vineyard Designated Cabernet Sauvignon La Pirámide 2010, Bodega Catena Zapata ($635). Palabras mayores. La Pirámide es, ante todo, un cabernet con un gran potencial de guarda. Lo que no quiere decir que no se puede descorchar hoy mismo, para dar con un tinto de un color púrpura oscuro, concentrado y de una gran complejidad. Las notas características especiadas y a pimienta negra del cabernet se combinan con el tostado, el ahumado y la vainilla que le aportan los 24 meses de paso por roble francés.
Mantra Clásico Cabernet Sauvignon 2013, Bodega Secreto Patagónico ($132). Este tinto patagónico, proveniente de San Patricio del Chañar, Neuquén, ofrece aromas herbales, una acidez muy marcada y un final de boca con notas a tabaco y chocolate. Un aspecto que lo diferencia de otros cabernets es la suavidad extrema de sus taninos que lo vuelven sumamente atractivo para los (numerosos) amantes del malbec.
La Mascota Cabernet Sauvignon 2011, Mascota Vineyards ($170). Un cabernet fresco y balsámico, elaborado con uvas de Cruz de Piedra, Mendoza, que ofrece una excelente relación precio-calidad. Para quienes quieran sorprender con una etiqueta poco conocida, La Mascota es una buena elección ya que reúne todos los aspectos que hacen a la tipicidad del cabernet sauvignon en un vino de una textura sumamente amable, que ofrece deliciosas notas a tomillo, laurel y frutos maduros.
Don David Reserva Cabernet Sauvignon 2012, El Esteco ($109). Un escaloncito abajo en cuerpo e intensidad que su hermano mayor, El Esteco, este cabernet sauvignon que hasta hace poco sólo se producía para el mercado externo se presenta en la copa con un color rojo rubí con bordes color teja. Pimienta, morrones, tabaco: las notas típicas del cabernet de Cafayate están todas reunidas en este tinto ideal para todo los días.
Zuccardi Finca Los Membrillos 2012, Zuccardi ($1100). En su segunda añada, este cabernet proveniente del Valle de Uco, Mendoza, sigue haciendo hincapié en la acidez y en la frescura, en vez de hacerlo en la dulzura o en las piracinas que suele exhibir esta cepa. El resultado es un tinto delicado y sutil, casi austero, que ofrece un estilo realmente diferente de disfrutar el cabernet sauvignon. Es muy caro, es cierto, pero son muy pocas las botellas que se elaboran cada año (y ya se prevée que no habrá cosechas 2014 y 2015).
Kaikén Terroir Series Cabernet Sauvignon 2013, Bodega Kaikén ($140). Hagamos un poco de trampa: este Kaikén Terroir Series no es un varietal, sino un corte en el que la parte mayoritaria la acapara el cabernet (80%), pero que luego se completa con malbec (12%) y petit verdot (8%). El asunto es que es un gran vino y que, sensorialmente, de entrada se presenta con la tipicidad de un cabernet, pero luego es posible encontrar las notas especiadas del petit verdot y la fruta roja del malbec.
Laborum Cabernet Sauvignon 2014, El Porvenir de Cafayate ($254). Otro hit de Cafayate. De un rojo intenso, oscuro, este cabernet que proviene de vides plantadas a 1700 msnm se destaca por su intensidad, pero, a la vez, posee cierto dulzor que combinado con la vainilla que aporta el paso por madera invita a beber y a disfrutar de sus notas a morrón rojo maduro y a especias. Es, en virtud de la buena estructura de sus taninos, un vino que invita a la guarda.
Primus Cabernet Sauvignon 2012, Bodegas Salentein ($620). Algo realmente nuevo, a tal punto que recién en unos días llegará al mercado. La super alta gama de Salentein finalmente suma un cabernet sauvignon a tono con la inmejorable calidad de la línea Primus, y así, con uvas procedentes del Valle de Uco, alumbra un cabernet sauvignon extremadamente complejo y delicado, pero por sobre toda las cosas elegante. Pimienta y cassis en nariz, morrones y frutos negros en boca, se completa con taninos redondos y la frescura característica de los buenos vinos de Uco.
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