La feria oculta en un pulmón verde porteño que atrae a multitudes cada vez que se hace
La Feria de Agronomía ya tiene nueve años y la componen unos 170 productores
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Ahí entre los árboles se vislumbran los más de 170 puestos que conforman la feria ubicada en el predio de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (FAUBA). Desde temprano, se ven llegar a los visitantes con bolsas y changos que en pocos minutos están cargados con verduras agroecológicas, el fuerte de la propuesta.
Entre un 60% y un 70% de la oferta corresponde a productos derivados de lo agropecuario: los puestos de verduras son los más vistosos y los más concurridos también; suelen armar bolsones con variedad de vegetales de estación. Los puestos de miel y mermeladas, conservas, especias, frutos secos y panadería también están entre los más convocantes.
En el de MG Agroecológicos suele formarse cola para llevar el bolsón de cinco kilos de verduras de estación a $900. Calabaza, espinaca, zanahoria, verdeo... lo mejor de la cosecha de Mariana Garófalo y Guillermo Liemich que llega directo desde Monte Grande, donde tienen su huerta agroecológica. Ambos son pareja e ingenieros zootecnistas y empezaron con este proyecto hace ocho años. “Nosotros hacíamos una producción hortícola tradicional, pero nos dimos cuenta de que no queríamos producir de la manera en que nos decían los que nos vendían las semillas o plantines, que nos indicaban una receta de compuestos químicos para ponerle al cultivo en su tiempo de producción”, explica Mariana, sobre los orígenes del proyecto.
Así decidieron comenzar con una producción agroecológica: “Ese año, además, quedé embarazada de mi primer hijo y fue un clic en mi cabeza: no quería exponerme más a determinados productos químicos”.
Hoy, además de participar en la feria, comercializan sus bolsones de producción propia y que ellos mismos entregan a domicilio en zona sur (desde Burzaco hasta Avellaneda) todas las semanas y cada 15 días en la ciudad de Buenos Aires. “El espíritu de nuestro emprendimiento es producir alimentos sanos de manera sustentable y sostenible”, asegura.
A pocos metros, está el puesto de Federico Mangione, de La Permanencia, donde comercializa su harina integral agroecológica de trigo y centeno que produce en La Limpia, un pueblito a unos 14 km campo adentro en Bragado. El proyecto, que lleva adelante junto con Mariela Alonso, su esposa, y sus suegros María Francisca y Daniel Alonso, nació hace siete años con el objetivo de darle un valor agregado al trigo que ellos mismos cultivan. “Obtuvimos un pequeño molino de piedras y empezamos a moler a muy pequeña escala con la idea de producir alimentos sanos, de procedencia segura, sin aditivos cuidando todo el proceso desde la siembra, hasta la venta directa al público”, dice Federico.
Las manos trabajadoras son su fuerte y su materia prima, las semillas de trigo y centeno, la riqueza de la tierra no fumigada, el sol y la lluvia. El precio por kilo de harina de trigo está a $250 y la de centeno $380. “Este es el lugar donde vendimos nuestros primeros kilos de harina, donde tuvimos nuestro primer encuentro cara a cara con los clientes, afianzamos el proyecto y dimos a conocer el espíritu de La Permanencia. Nos dio confianza para ser hoy un emprendimiento, aún pequeño y familiar, pero con un reparto grande en AMBA y envíos a todo el país”, explica.
Calidad y precios justos
“Siempre vengo temprano a comprar verduras, que son de excelente calidad y además cultivadas sin químicos. También aprovecho para pasear y mirar los puestos: hay de todo y siempre me llevo algo”, dice Noelia, vecina de la zona.
La Feria de Agronomía tiene nueve años y nació por iniciativa de la FAUBA y la Cátedra de Libre Soberanía Alimentaria para promover la producción agropecuaria familiar y artesanal. La componen unos 170 productores que se autogestionan por medio de una asamblea mensual, los miembros se dividen en comisiones de trabajo, ya sea de difusión armado, cultura, manejo responsable de residuos, monitoreo y acompañamiento de los productores. La feria se ocupa de hacer un seguimiento de los productores agropecuarios que participan para que no incluyan trabajo esclavo en su producción, no hagan reventa, para confirmar que efectivamente produzcan de manera agroecológica y que toda la propuesta gastronómica tenga el certificado de manipulación de alimentos, bromatología y la libreta sanitaria correspondiente.
“La feria surge como una necesidad de darle al productor de verdura un espacio de venta, para que puedan llegar al público sin intermediarios y así generar un salario digno y llegar con un precio justo”, aclara Daniela Fariña, a cargo del área de difusión y quien forma parte desde los inicios con su proyecto Correte, de encuadernación artesanal.
Rayados o lisos, recetarios o pentagramados, sus cuadernos están hechos totalmente a mano, como en los viejos tiempos, y tienen un valor de $1000. Si bien sus diseños eran originalmente en tela, por la falta de insumos durante la cuarentena sumó tapas de papel laminado con impresiones de tapas de discos, música y cine, que son un boom. “Mi sueldo sale de acá. Si el fin de semana que hay feria llueve, se come arroz todo el mes. Para la mayoría de nosotros, este espacio representa nuestro sueldo, aquí hay muchos emprendimientos familiares”, aclara.
Es el caso de Leslie Sánchez Lupi, que tiene muy cerquita su puesto de tejidos al crochet. Su emprendimiento empezó con la crisis de 2001 cuando se quedó sin trabajo. Si bien pasó por varios empleos siempre continuó con el tejido. Abrigasueños fue mutando con el tiempo y hoy se dedica casi exclusivamente a tejer muñecos, los amigurimis, que realiza con una técnica japonesa de tejido al crochet ligada a la cultura de lo kawaii. “Tradicionalmente se cree que uno le deja al muñeco la mitad de su alma, así te va a acompañar toda la vida como amigo o confidente. A mí me gusta creer que es una manera de conservar un cachito de tu niñez”, dice.
Y crear para los chicos es algo que le apasiona: “Lo que me pasa en la Feria de Agronomía es que, si bien mes a mes viene más gente a conocerla, los vecinos son clientes de siempre. En mi caso, son niños y los veo crecer mes a mes”, cuenta.
Leslie pone especial atención en los materiales que utiliza y, por eso, sus amigurimis están hechos en hilo de algodón teñido en forma artesanal, ya que no usa nada que contenga acrílico. “Uno de mis proyectos a futuro es trabajar con hilos agroecológicos y teñidos por mí”, señala.
Bajo la frondosa arboleda, hay más puestos que incluyen propuestas en cerámica artesanal, telas estampadas, indumentaria, cestería, conservas, panes, chocolatería, té en hebras, entre muchos otros. Además hay un patio de comidas que invita a hacer un alto y degustar algo de parrilla, pizzas, tacos, jugos naturales, alfajores y dulces o cocina vegana.
Uno de los puestos más vistosos es el de Serginha Anunciación da Boa Morte, oriunda de San Pablo, que propone deliciosa comida típica brasileña. A turma da Bahiana tiene opciones para probar y tentarse como los clásicos brigadeiros ($100 la unidad) a puro chocolate, cocadas ($300) o jugos tropicales frescos a base de fruta natural ($600), también algunos bocados salados como coxinhas, acarajé (solo a pedido) y tapioca salada ($500), la especialidad vegana. Pero el de Serginia es más que un puesto de comida, a través de sus recetas, ella y su gente promueven la inclusión, la unión sociocultural y el espíritu solidario. “La feria representa una gran familia y un sostén económico importante para nuestro grupo”, aclara.
Otro de los más visitados es @floriculturaurbana, el puesto de Federico González, que rebosa de plantines y suculentas. Oriundo de Morón, cursó la carrera de Técnico en Floricultura que se dicta en la FAUBA. “Empecé con una producción chica de cactus y suculentas, más que nada por hobby, ya que desde chico me gustaban este tipo de plantas. Son especies muy nobles requieren menos cuidados y eso me permitía estudiar y trabajar”, cuenta.
En 2014, uno de sus profesores, Alberto Pagani le propuso exponer sus plantas en su puesto dentro de la Feria de Agronomía. Luego de unos años pudo poner el suyo propio en el que comercializa su producción. Tiene promociones, por ejemplo, cinco suculentas a $500 o más grandes cuatro por $600. “Las plantas son mi vida, estoy prácticamente todo el día con ellas. Tengo un pequeño invernadero en el fondo de una casa y toda una terraza y un patio lleno de plantas. Ya no tengo más lugar”, dice, y anticipa su proyecto de poner un vivero en Luján localidad a la que se mudará a fin de año.
Sus organizadores la llaman la “feria más linda” y si bien se ubica en un lugar privilegiado de la ciudad, en medio de la naturaleza, la razón principal responde a que es un espacio que mes a mes se logra por el trabajo conjunto. “La feria es un espacio de construcción colectiva, donde demostramos en todos estos años que existe otra forma de producir y consumir. Fomentamos la producción familiar, agroecológica, libre de trabajo precarizado. Creemos en valores como la solidaridad y la soberanía alimentaria. Somos un colectivo numeroso, rico y diverso, en donde no siempre opinamos lo mismo, pero así y todo creo que es la feria más linda porque la hacemos entre todos“, concluye Leslie.
Para apuntar
- La feria de Agronomía (@feriaagronomia) tiene lugar el segundo fin de semana de cada mes en Av. San Martín 4453, CABA, en el horario de 10 a 18. La entrada es libre y gratuita. A partir de octubre, el horario se extiende
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