Escuelas de Verano: En qué consiste el programa educativo que empezó hoy en la ciudad
En la entrada de la Escuela 7 D.E. 8 "Niñas de Ayohúma" espera atenta una maestra de ambo celeste, con su barbijo bien colocado a pesar del calor de enero en Buenos Aires. En su mano lleva el termómetro digital láser y, al costado, hay un dispenser de alcohol en gel a pedal. La escena cumple con todos los cuidados establecidos por el Ministerio de Salud para las actividades del primer día de la Escuela de Verano.
Este establecimiento es uno de los 131 donde se desarrollará este programa diseñado por el Gobierno porteño y destinado principalmente a aquellos alumnos que figuren "en proceso", es decir, que no hayan logrado los aprendizajes necesarios o que no pudieron sostener la continuidad pedagógica durante este año de pandemia. También está abierto a quienes quieran reforzar conocimientos. Se hará hasta el 29 de enero, y ya cuenta con más de 17.000 inscriptos y una lista de espera.
El programa está destinado principalmente a estudiantes de primaria. También para quienes pasan de un nivel educativo a otro, es decir, de sala de cinco a la escuela primaria, y de la primaria al primer año de la secundaria.
Mónica Almada, directora de la escuela y asesora pedagógica, sostiene que no hubo prioridad para aquellos que tuvieron más bajo rendimiento sino que fue para todos igual. "La intención era que pudieran venir quienes estaban más distantes y más perdidos en la etapa pandemia, pero no es obligatorio. Se les explica a las familias que el objetivo es apoyar a los chicos y ayudarlos, con el fin de que puedan tener un mejor 2021", explica Almada.
La ciudad designó a 500 docentes que pertenecen a diferentes espacios curriculares y desempeñan distintos roles en el sistema educativo. También se incorporaron auxiliares y personal administrativo. Las actividades se llevan a cabo bajo la modalidad de burbujas integradas por un máximo de 12 personas, incluyendo un docente y un auxiliar.
"Por las medidas que se toman en la escuela, es uno de los lugares con menor posibilidad de contagio. Tomar la temperatura y ponerse alcohol al ingresar es algo muy chiquito de todo lo que sucede. Cada espacio que se usa luego es sanitizado. Si el baño fue utilizado, ya se tiene que desinfectar. Hay personal para cumplir esa tarea, y eso nos da la tranquilidad de que los chicos están cuidados y nosotros también", dice Almada.
Recorte de contenidos
Las actividades incluyen contenidos de matemática, prácticas del lenguaje y aprendizajes científicos. También hay actividades de movimientos y artísticas. "Se hizo principalmente un recorte de los contenidos que se priorizaron el año pasado y se armaron cuadernillos de acuerdo a la edad para tratar las temáticas más relevantes".
Los cuadernillos corresponden a las diferentes asignaturas, en conjunto con una antología literaria. Fueron diseñados por especialistas para trabajar de acuerdo a la edad de cada niño (de 6 a 8 años, de 8 a 10 y de 10 a 13 años).
Al margen de eso, cada docente planifica agregando actividades que tienen un componente lúdico, con una característica del grupo. Esto se puede ver en las diferentes aulas, con las ventanas y puertas abiertas, para que se produzca corriente de aire. Desde la sala principal se observan grupos en rondas con distancia, o sentados en bancos dejando lugares vacíos. Algunos observan el pizarrón, otros arrojan unos dados gigantes de colores, o juegan a la rayuela.
"La escuela tiene un componente de juego, pero el énfasis está puesto en que los chicos aborden el proceso de enseñanza y aprendizaje. Muchos de ellos no han venido a la escuela y por eso han perdido la posibilidad de estar con personas de su misma edad, con sus docentes. Llegaron a un estado de angustia, cansancio y frustración que se nota. Es un año de mucho desafío, tenemos muchas expectativas puestas en este proyecto", comenta Ángeles Rivas, que trabaja en el programa "Vacaciones en la Escuela" desde hace 13 años y ahora es responsable a cargo de este establecimiento.
Hoy, que es el primer día, admite que está contenta y preparada. "Estamos viendo qué les pasa a los nenes. Muchos vienen a la colonia hace mucho tiempo, pero esto es distinto: es un lugar más tranquilo, donde hay música y juegos pero con una situación diferente que lo chicos entienden. Comprenden todo lo que pasa", añade Rivas.
Los estudiantes concurren de lunes a viernes en dos turnos de tres horas y media. El turno mañana es de 9 a 12.30 y por la tarde es de 13 a 16.30. A esta escuela asiste un total de 395 chicos, 210 por la mañana y 185 a la tarde. Dos días a la semana las actividades se desarrollan en alguno de los predios y parques de la ciudad.
A la salida de la escuela, una multitud de padres esperan a sus hijos. Lorena Salazar, madre de una niña de 6 años, asegura que esta propuesta le parece una buena manera para cerrar el año. "Nos costó mucho adaptarnos a las clases virtuales. Me llamaron del Gobierno los primeros días de diciembre para hablarme de este programa y aceptamos porque no nos vamos de vacaciones y porque volví a trabajar. Si no, tenía que dejar a mi hija con sus tíos". Hoy pidió un día de franco para poder acompañar a su hija y buscarla.
Soledad Acuña, ministra de Educación de la ciudad de Buenos Aires, dijo: "A través de la Escuela de Verano buscamos contribuir con el acompañamiento de las trayectorias de los estudiantes con especial hincapié en la consolidación de los aprendizajes construidos, en la recuperación y/o fortalecimiento de los hábitos de estudio y en la revinculación de los estudiantes con los docentes".
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