Cuáles son las estrategias de fumigación de la ciudad para prevenir el dengue y cuando podría bajar la curva de contagios
Se aplican dos tipos de protocolos en espacios públicos y en los domicilios de los pacientes contagiados; qué dicen las autoridades sanitarias sobre la curva de casos
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El peor brote de dengue de los últimos años obliga a extremar las medidas de precaución para evitar que el mosquito transmisor de la enfermedad se propague aún más. El Aedes aegypti, se sabe, prolifera en los ámbitos domiciliarios y laborales, en entornos más cálidos que los sitios exteriores donde la temperatura puede ser más baja. Evitar la acumulación de agua en recipientes es la medida de prevención más útil y también utilizar repelente. Aunque también se pueden implementar otras de mayor alcance.
Por eso, desde que comenzó la “temporada alta de mosquitos”, se hacen fumigaciones en los sitios donde puede existir población de adultos –es decir los mosquitos que pican y contagian por estar infectados de dengue– y ámbitos propicios donde los huevos inician el ciclo biológico hasta convertirse en mosquitos. Los protocolos varían según la especie que se quiera mitigar; ambos son realizados por diferentes áreas del Gobierno de la ciudad.
¿Hasta cuándo seguirá la epidemia?
En el Ministerio de Salud de la ciudad estiman que el brote de dengue está atravesando el proceso final, con el número de casos e internaciones en un nivel estable, incluso con una tendencia a la baja. Se puede prever que en las próximas semanas haya pasado definitivamente lo peor, aunque también dependerá de las condiciones climáticas y si baja o no la temperatura. Para que disminuya la circulación y proliferación del Aedes aegypti se necesitan al menos cinco días consecutivos de temperaturas inferiores a los 15 grados.
Hoy, en declaraciones para Radio 10, el ministro de Salud porteño, Fernán Quirós, remarcó que hay cierta tendencia al descenso de los casos y de las internaciones. “Con lo cual probablemente estemos viendo el inicio de la salida del brote, al menos aquí en la Ciudad”, pronosticó el Ministro, quien proyectó que la enfermedad se mantendrá en estos niveles durante “un par de semanas”, señaló el funcionario.
Sobre la atención en los hospitales públicos porteños, que en semanas anteriores se vieron tensionados por la alta demanda de personas con síntomas de dengue en las guardias, Quirós indicó que “ha bajado un poco la demanda” en los últimas jornadas. Y agregó que durante todo el fin de semana largo, visitó una cantidad importante de guardias hospitalarias y están todas trabajando con normalidad.
Para el infectólogo, Eduardo López, lo peor del brote parece estar cerca de quedar atrás si se analizan los precedente de esta enfermedad. “Históricamente el dengue hace un pico que comienza a bajar en la segunda quincena de abril. Aunque este año es un brote más fuerte, se prevé lo mismo, aunque no bajará en forma de V, sino más plano, más amesatado”, sostuvo. “Estará relacionado con las condiciones climáticas porque el mosquito se siente a gusto en ambientes templados. Si tenemos varios días seguidos con menos de 15 grados, la merma se acelerará; y si es menor a 12 grados, ya no habrá mucho ámbito para la proliferación”, amplió.
Bloqueo de casos
Mientras tanto, para mitigar las consecuencias, se realiza un proceso de fumigación contra el dengue denominado “bloqueo de casos” y está directamente relacionado con la cantidad de casos positivos que se van confirmando a diario. ¿Cómo se activa? Cuando un paciente presenta síntomas y se atiende en el sistema de salud, se inicia el proceso que culminará con la fumigación de su domicilio, el entorno de la vivienda y, en el mejor de los casos, la manzana entera.
Desde que comenzó la epidemia ya se realizaron 4000 fumigaciones de este tipo, aunque el mecanismo cambió a medida que empeoró el brote. Al inicio se realizaban las fumigaciones casa por casa, de acuerdo a los casos; ahora se avanza en bloque, observando el mapa de casos positivos y atacando una zona determinada al mismo tiempo.
“Se orienta la fumigación en al domicilio y al perímetro”, explican desde el Ministerio de Salud porteño que se encarga de orientar este tipo de fumigación. “Cuando el paciente ingresa en viremia y comienza a presentar síntomas fuertes, sobre todo, fiebre alta, es el momento de fumigar para tratar de eliminar el mosquito adulto que sigue volando y puede infectarse con ese paciente”, agregan las fuentes consultadas. “Ese es el momento más crítico y se avanza día a día”, cuentan.
¿Cómo se realiza el procedimiento? Las cuadrillas están integrada por técnicos del Instituto Pasteur, quienes se encargan de la fumigación y del ordenamiento ambiental (el control que se realiza en los domicilios y entornos para detectar posibles focos infecciosos), un equipo de la Dirección General de Salud Comunitaria y representantes del Ministerio de Salud o de los hospitales cercanos que estén trabajando en el caso.
“No se fumiga en forma descontrolada para no invadir a las familias y provocarles malestares físicos”, explican. “Cuando llegan las cuadrillas las personas se retiran de su domicilio y vuelven a ingresar al terminar el procedimiento. No solo se fumiga, sino también se ve si hay algún tipo de irregularidad ambiental para ver si hay posibles criadores. También descacharreo, como un trabajo de prevención personalizado”, detallan en Salud.
Espacios abiertos
Por otra parte, el Ministerio de Espacio Público e Higiene Urbana lleva adelante otro tipo de procedimientos en los espacios verdes porteños, como parques, plazas y también veredas y frentes de jardín. Son operativos de desinsectación que apuntan a eliminar mosquitos silvestres y otras especies.
Entre diciembre y lo que va del año ya se realizaron unas 6000 fumigaciones de este tipo con un protocolo que se robustece luego de períodos de fuertes lluvias y tormentas, momentos oportunos para la proliferación del Aedes Albifasciatus, el mosquito más común, de color negro o amarronado.
Según explican en la cartera, la periodicidad de la desinsectación depende de la cantidad de mosquitos y, en condiciones normales, se realiza una vez por mes en los diferentes espacios públicos. Pero en situaciones como la actual, con una elevada presencia de insectos, los tiempos se acortan a una semana o 15 días.
“Las tareas consisten en la aplicación del producto donde se encuentre el mosquito adulto. El procedimiento se denomina ULV termonebulizaciones que se ejecuta de dos maneras: en forma manual, con pulverizadores a motor, manuales, eléctricos o aspersores que rocían el producto en espacios reducidos; y a bordo de una camioneta que recorre el parque o plaza y pulverizando los espacios abiertos”, detallan desde el Ministerio.
Estos procedimientos en los espacios verdes mitigan la proliferación del mosquito silvestre y no elimina al mosquito Aedes aegypti, que se ataca con el método llevado adelante por el Ministerio de Salud. Para ambos casos, sin embargo, se recomienda extremar las medidas de prevención personal y familiares debido a que las condiciones climáticas no ayudan a que se detenga el brote.
Las lluvias de los últimos días provocaron un descenso de temperatura, aunque los registros más bajos no alcanzarían para que desaparezcan los mosquitos en forma definitiva. Además, el pronóstico prevé un repunte de la temperatura con más precipitaciones y humedad, las condiciones óptimas para la proliferación de los mosquitos.
El Aedes aegypti es una especie que se siente cómoda en ambientes templados. Sin embargo, como explica Laura Harburguer, investigadora del Instituto de Investigaciones Científicas y Técnicas para la Defensa perteneciente al Ministerio de Defensa, buscan sobrevivir y adaptarse al ambiente, por lo que no es lineal su comportamiento bajo determinadas variables climáticas. “Ellos buscan sobrevivir y adaptarse. No todos se van a morir porque haya cinco días de 15 grados, aunque el mayor porcentaje sí morirá. Es importante destacar esta salvedad porque su objetivo es sobrevivir y reproducirse”, cuenta.
Por su parte, Alejandro Inti Bonomo, director de la carrera de Gestión Ambiental en la UADE, aporta que al vector transmisor del dengue muchas veces no lo afecta la temperatura exterior ya que su sitio de confort y reproducción son sectores internos o bajo techo. “Hay que entender que si bien el dengue es un ciclo que bajará en el invierno, hay muchas chances que no desaparezca por completo”, sostiene Bonomo.
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