Los campamentos para adultos en el mar o en la nieve no son una moda, sino una alternativa para sanación y reencontrarse con las pasiones
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“Cuando corté con mi ex novio, hacía poco tiempo había fallecido mi papá. Me sentía en un túnel y quería encontrar algo que me motivara a seguir con mi vida. No sabía qué era ese algo, pero sí debía ser algo diferente. Vi en instagram la propuesta de surftrip a Miramar: desde chica me llamó la atención ese deporte, pero nunca me había animado. Lo percibí como una señal, y me anoté en mi primer viaje de surf.” Este es el relato de Juliana Torres, arquitecta de 29 años, quien realizó su primer viaje de surf a Miramar en 2017, de la mano de AP Surftrips, que coincide con muchos otros testimonios de quienes viajaron con ellos.
Los viajes ayudan a vivir nuevas experiencias, conocer personas y suelen recomendarse para quienes buscan superar un momento difícil. En los últimos cinco años los campamentos deportivos son la elección de muchos jóvenes y adultos. Conocer una nueva actividad, conectando con la naturaleza, convoca a personas de todo el país a redescubrirse viajando.
AP Surftrips es una empresa de viajes de Surf, que busca transmitir los valores del deporte: sacrificio, diversión y compromiso. Su fundador y director, Bernardo Fernández Beschtedt, recibe personalmente a cada persona que llega a la propuesta del equipo. Desde 2016 realizan viajes centrados en el aprendizaje del deporte, y según Bernardo, “AP Surf busca que la experiencia sea satisfactoria, con los mayores cuidados dentro y fuera del mar.”
La ciudad de Miramar, provincia de Buenos Aires, es el escenario principal de dicha propuesta y donde Juliana vivió una experiencia bisagra. “Pude darme cuenta que todos los que estábamos ahí, no sólo fuimos a aprender a surfear, sino que compartimos esa búsqueda de cambio y olvidarnos de nuestros problemas.” En su caso, se animó a viajar sola y conocer nuevas personas, que hoy en día ella llama “sus amigos del mar”. No es obligación ir solo, dado que muchas parejas o pequeños grupos de amigos, también se suman a la propuesta. “Hay un patrón compartido en las personas que viajan, y es el sentimiento de que algo les falta; están en búsqueda de algo y todavía no encuentran qué es. Muchas veces este deporte es la respuesta a esa búsqueda. Otras veces, el surf no es la respuesta final, pero es el inicio de un camino que los ayuda a encontrar otra forma de vida, un grupo de personas que se identifiquen y acompañen, o bien, encontrar una nueva pasión”, relata Bernardo.
Algo similar sucede con los snow trips generados por BAI BAI: proyecto creado por Luis Leonard, que tiene como objetivo ofrecer una experiencia que combine equilibrio de mente, cuerpo y espíritu, con una estadía en espacios naturales, con alimentación saludable, y espacios culturales. En el transcurso de los años, redefinieron su propuesta original (viajes de surf a Chapadmalal) y transformaron a BAI BAI como centro de lifestyle, lo que llevó a Luis a incluir viajes de invierno como otra de sus propuestas: “Una casa con todas las comodidades en el medio de la montaña, donde sólo se llega en moto de nieve, y se sale de la casa caminando o con la tabla de snowboard para jugar todo el día. Es un viaje que te lleva a vivir el deporte de montaña desde adentro, sin importar el nivel que se tenga de conocimiento deportivo”, según afirma el fundador.
Los vínculos que se generan en un viaje continúan, y varios de ellos siguen realizándolos por años, reflexión que acerca Bernardo: “Muchas personas repiten los viajes, al seguir en su búsqueda con la excusa del surf. Terminan formando grupos de amigos, que se acompañan frente a miedos y logros, como correr su primera ola, y luego, el sentimiento de pertenencia con AP, por haber vivido la experiencia más grata posible.”
Luis coincide con Bernardo en cuanto a los grupos de pertenencia que se generan a partir de cada experiencia: “Compartir un proceso en grupo significa una fuerza potenciadora, que en yoga se le llama sangha, que intentamos transmitir en nuestras prácticas de yoga en Bai Bai. A nuestros viajes llegan más personas solas que grupos, porque muchas veces uno no encuentra en su entorno cotidiano personas que estén en el mismo proceso personal. Si bien, muchas veces te separás haciendo ski o snowboard, dado el tipo de deporte, la misma gente busca el encuentro para seguir compartiendo.” Esto puede visualizarse al ingresar a su cuenta oficial de instagram, donde la propuesta de estilo de vida, se convirtió en un retiro transformador.
Este tipo de experiencias significan un antes y después en la mayoría de quienes lo realizan, y claramente ayudan en los procesos de búsqueda o sanación personal: vinculan a través de un deporte con nuevas personas y perspectivas de vida. Aprender algo nuevo en la adultez implica ganas y compromiso, más aún con deportes que requieren exigencia y rigurosidad. Esto no significa un peso, sino que libera y descomprime la rutina de quienes se acercan a vivirlo, tachando un pendiente de su lista de deseos, como también incorporando nuevas pasiones. La mayoría de quienes viajan a estos campamentos, los recomiendan no sólo por la práctica deportiva, sino por la gran ayuda que les significó en su vida. Muchos otros, redoblan la apuesta y dejan sus trabajos para asentarse en lugares más naturales, con un ritmo más calmo y así lograr una cercanía con el deporte de forma cotidiana.
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