Xesco Espar, entrenador y exjugador español de handball, explica las características que tienen las personalidades destacadas que les permiten sobresalir en todo lo que hacen
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“Al final todos somos un gran equipo en la humanidad y el objetivo de todos, precisamente, es hacer mejor al mundo. Creo que el mundo cambia constantemente y nosotros tenemos que cambiar junto a este”, revela Xesco Espar, exjugador español de balonmano –deporte conocido en argentina como ‘handball’– y también licenciado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte en la Universidad de Barcelona, en el ciclo Aprendemos Juntos de BBVA. Es un atleta consagrado que debutó en las categorías inferiores del FC Barcelona y llegó a alcanzar la cima de su deporte: ganó la copa de Europa y una Copa del Rey; luego, tras seis años dio el salto a la primera categoría del club azulgrana como preparador físico y ayudante del entrenador Valero Rivera. Esto último lo preparó a para ser entrenador del equipo barcelonista e inesperadamente, en su primera temporada al frente del equipo, conquistar la ansiada Copa de Europa.
“Cuando llegué al Barça me di cuenta de una cosa: de los malos era el bueno, pero de los buenos era el malo. Entonces no era tan bueno como para estar en ese equipo y por eso, tuve la posibilidad de pasar a entrenar al equipo juvenil”, cuenta sobre su trayectoria. Y resalta: “No cambié mi objetivo, cambié el vehículo”, el más aspiracional que tenía era el de ganar la Copa de Europa y gracias a las habilidades y al talento que desarrolló con el paso del tiempo, pudo alcanzar esta meta como entrenador. Señala que los objetivos son muy importantes en la vida y a veces no hay que abandonarlos, sino que se tiene que cambiar de camino.
Algo que Espar considera fundamental es la idea de crecer. ¿Por qué? Cada vez que se tiene un reto nuevo, la persona que lo empieza no puede ser la misma al terminarlo. Además, el hecho de tener en la mente algo desafiante, significa que todavía no se está listo para romperlo; por ende, a uno le falta crecer.
¿Alcanzar la excelencia?
Una característica que presenta la gente extraordinaria es que suele estar por encima de la excelencia. Son aquellos que rozan el diez e incluso, a veces, lo traspasan. “El significado de la vida o misión que tenemos es el de darnos cuenta que todos tenemos talento y que nuestro deber es tomar ese o esos talentos, hacerlos crecer y ponerlos al servicio de la sociedad. Si todos hiciesen esto, el mundo sería un lugar extraordinario donde vivir”, expresa Espar.
Las personas extraordinarias acostumbran a desarrollar su talento al máximo y, a la vez, ponerlo al servicio de los demás. Sin embargo, esto no es algo fácil de lograr: para poder conquistar estos éxitos, los “extraordinarios” deben pasar por instancias desafiantes. “La gente que se ha mantenido, no ha sido tanto por trabajar tan duro, sino porque ha levantado su nivel de exigencia en algunos hábitos determinados”, indica el atleta. En lo sucesivo enumera los hábitos que, según pudo recabar, tienen en común estos personajes estelares.
10 hábitos de la gente extraordinaria
“Alcanzar un objetivo es cuestión de luchar y de trabajar duro y de tener pasión, enfoque y coraje, pero mantener ese éxito es una cuestión de hábitos”, dice Espar. Sucesivamente resalta cuáles son los indispensables para él.
Ambición. La gente extraordinaria es ambiciosa, pero no por querer más cosas sino porque quiere ser más. “Es una buena ambición que se caracteriza por querer dar más a la sociedad”, dice el especialista.
Excelencia. Es procurar dar lo mejor de sí mismo cada vez que se presenta un nuevo desafío. No quiere decir que haya que darlo todo en la primera vez sino que en todas las ocasiones hay que mantenerse concentrado en hacer siempre lo mejor que se pueda.
Automotivación. Quienes tienen este hábito no esperan a que venga alguien de afuera y les dé ánimos puesto que ellos mismos ya llevan un fuerte fuego interno.
Fracasar. A veces que puede producir bloqueos o desanimar, pero en otras ocasiones, impulsa. “Todas las personas extraordinarias que estudié, fracasaron muchas veces y supieron sacar energía para buscar el siguiente intento. Básicamente dándose cuenta de una cosa: que lo contrario de ganar no es perder: es no hacer nada”, señala Espar.
Actuar. Son individuos de acción, no dicen lo que tienen pensado hacer, directamente van a los hechos. “El mejor mapa, la mejor planificación del mundo, nunca ha hecho ganar a un equipo. Entonces, la acción y no la parálisis es otro hábito básico de esta gente”, añade.
Ser buena persona. Según señala el deportista, si uno quiere mantenerse como una persona exitosa, es mucho mejor y más rentable ser buena persona porque la gente tiende a apoyar más a quienes son así. Asimismo, hace una aclaración: “ser buena persona no es ser un bobo”.
Trabajo en equipo. Una cualidad para conseguir lo que querés en la vida si ayudás a conseguir a los demás el éxito en su vida.
Ser líder. Emplean el sentido de liderazgo que fomenta y ayuda a los demás a que crean más en sí mismos. Es un individuo que hace crecer a la gente y que confía en ellos antes que lo hagan por sí mismos.
Tener coraje. Es el hábito que permite crecer porque a pesar de tener miedo, uno se arriesga. El coraje ayuda a abordar aspectos que uno piensa que no es capaz de conseguir, pero que si pone la mente en esa, se le abrirán puertas.
Vivir el presente. Para describir este ítem, Espar explica que la sociedad está dividida en grupos, entre ellos los soñadores, que siempre están haciendo planes a futuro; y los que viven en el pasado. Por ende, el idílico es el de no llegar a esos extremos y situarse en el ahora.
Ser talentoso, pero trabajar en equipo
“Para mí, el talento es ser capaz de usar las habilidades cuando las condiciones son difíciles. Cuando un periodista dice que un jugador ‘no está leyendo bien el partido’ pienso que leer el partido es lo segundo más importante en ese deportista porque para que alguien pueda leer, alguien tiene que escribir. Entonces, el talento radica en escribir el partido, no en leerlo”, enfatiza. Llevando la analogía a la práctica esto sería tomar iniciativa, ser capaz de dominar y de llevar a la acción.
En lo sucesivo, explica que al talento hay que desarrollarlo. Se puede ser talentoso, pero si no se ponen en práctica esas habilidades, el talento decrece. Por ende, la sugerencia de Espar es empujar el límite del talento porque eso es lo que va a permitir el crecimiento.
“Si uno quiere llegar rápido a un lugar tiene que hacerlo solo, pero si se quiere llegar lejos, hay que ir en equipo. Cuando me hice cargo del equipo de balonmano, entre mis ayudantes busqué a entrenadores mejores que yo en algunos aspectos. Porque, si yo soy el mejor del equipo de entrenadores, al final yo soy el límite. Es como si estuviese solo”, concluye.
*Podés disfrutar de la charla completa en “Aprendemos Juntos 2030″, la plataforma del BBVA con contenidos útiles e inspiradores para mejorar la vida de millones de personas de todo el mundo que, desde mayo de 2022 se emiten en forma exclusiva por LA NACION.
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