Sus implicaciones para la salud son un verdadero problema mundial, ya que es responsable de hasta el 8% de las enfermedades no transmisibles y las muertes en muchos países
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La inactividad física es un conocido factor de riesgo de mortalidad prematura y de varias enfermedades no transmisibles, como las cardiopatías coronarias, los accidentes cerebrovasculares, la hipertensión, la diabetes de tipo 2 y varios tipos de cáncer. En la investigación publicada en British Journal of Sports Medicine, se destacó que los niveles de inactividad física aumentan según los niveles de ingresos de los países, y en 2016 se estimó que los niveles de inactividad física en los países de ingresos altos eran más del doble que los de los países de ingresos bajos.
Es en los países de ingresos altos donde la inactividad física tiene un mayor impacto relativo sobre las enfermedades no transmisibles y la muerte (en términos de mayor riesgo para la persona media), pero son los países de ingresos medios los que tienen el mayor número de personas afectadas por la inactividad física y se enfrentan a la mayor presión sobre los recursos sanitarios.
Dado que la inactividad física está aumentando en todo el mundo y que el 80% de las muertes por enfermedades no transmisibles se producen ahora en los países de ingresos bajos y medios, los autores se propusieron estimar la carga actual de las enfermedades no transmisibles mundiales asociadas a la inactividad física. A partir de la literatura científica, obtuvieron estimaciones del impacto que tiene la inactividad física en los principales resultados de salud (riesgos relativos) y datos sobre los niveles de inactividad física de 168 países en 2016.
Estos datos se utilizaron para estimar la cantidad de enfermedades que podrían evitarse en cada uno de los 168 países mediante el aumento de la actividad física, calculando los riesgos atribuibles a la población (RAP) a nivel de población para cada resultado en cada país y luego cotejando los resultados. La inactividad física se definió como menos de 150 minutos de actividad física de intensidad moderada o 75 minutos de actividad física de intensidad vigorosa por semana.
Los cálculos muestran que las proporciones de enfermedades no transmisibles atribuibles a la inactividad física oscilan entre el 1,6% en el caso de la hipertensión y el 8,1% en el de la demencia. Los riesgos atribuibles a la población, basados en la prevalencia, aumentan con los niveles de ingresos de los países y son más de dos veces mayores en los países de ingresos altos que en los de ingresos bajos.
Aunque la carga por individuo medio es mayor en los países de renta alta, son los países de renta media los que se ven más afectados en general debido al mayor tamaño de su población, según muestran los resultados. Esto significa que el 69% de todas las muertes y el 74% de las enfermedades cardiovasculares asociadas a la inactividad física se producen en los países de ingresos medios.
En general, la mayor carga de enfermedades no transmisibles asociadas a la inactividad física se da en los países de América Latina y el Caribe, y en los países de renta alta de Occidente y Asia-Pacífico. La carga más baja corresponde a los países del África subsahariana, Oceanía y Asia oriental y sudoriental.
En 2018, la Asamblea Mundial de la Salud adoptó el objetivo de reducir los niveles mundiales de inactividad física en un 15% para 2030. “La carga de salud mundial asociada a la inactividad física es sustancial, concluyen los autores. La carga de salud pública asociada a la inactividad física es realmente un problema mundial que requerirá la colaboración internacional para movilizar el cambio y lograr estos objetivos de salud pública”.
Europa Press