Generar hábitos en forma temprana es fundamental para que los niños coman más saludable
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Hoy en día los chicos pasan demasiadas horas semanales con pantallas que exacerban el sedentarismo y también traen a largo plazo problemas de postura y de vista. Además, están expuestos a publicidades coloridas de alimentos ultraprocesados que -consumidos en exceso-, no les aportan los nutrientes necesarios para su desarrollo. Esto se refleja en los índices de sobrepeso en niños que van en aumento año tras año.
Según la última Encuesta Nacional de Nutrición y Salud (ENNYS) realizada en Argentina en 2019, el 13,6% de niños de 0 a 5 años presentan problemas de sobrepeso y obesidad, siendo que en algunas regiones (Patagonia), el valor alcanza hasta el 20,5%. En el rango etario de 5 a 17 años la prevalencia trepa al 41%.
“La trascendencia del dato, es que mientras más tempranamente comienza el exceso de peso, es probable que se mantenga o empeore a lo largo de la vida, por eso es clave inculcar hábitos saludables desde la primera infancia”, explica la Dra. Amal Hassam – (MP 5.645), médica Pediatra, especialista en Nutrición y Vocal Titular del Comité de Nutrición de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP).
Actualmente vivimos en una pandemia de obesidad y los niños no están exentos a esta situación. Lamentablemente, las estadísticas en niños de enfermedades metabólicas como sobrepeso, obesidad, diabetes, hipertensión se van duplicando cada tres años. La licenciada en nutrición Victoria Bravo (MN 10845) reflexiona: “La obesidad infantil constituye un problema de salud pública de alcance mundial que plantea riesgos inmediatos, pero también futuros para la salud de los niños”.
Generar hábitos tempranos
Los números alarman y preocupan, pero lejos de paralizarnos nos deben llevar como sociedad a la acción, a ocuparnos del tema y a cambiar gradualmente los hábitos alimentarios en la familia.
Al inicio de la alimentación complementaria, es decir cuando el bebé comienza su incorporación de semi sólidos, es muy fácil que puedan comer todo lo que les ofrecemos, puesto que no conocen otra cosa. Lo difícil es sostenerlo más allá de los dos años que es cuando comienza la selectividad alimentaria. Sabemos que las frutas y las verduras son las más dejadas de lado. Y muchas veces las legumbres no existen siquiera en el hogar. “Para incorporarlas se requiere paciencia y planificación de los menúes en donde los alimentos reales estén bien distribuidos”, explica la Dra. Celeste Celano (MN 127.066), médica pediatra, jefa de Pediatría en el Sanatorio Modelo de Caseros.
Dejar participar a los chicos en el proceso de cocinar, los amiga con los alimentos. Paralelamente, se debe trabajar lo mismo en escuelas y jardines para fomentar la elección del niño de alimentos que lo nutran.
Un tema crítico es el consumo de golosinas y alimentos ultra procesados que atraen a los chicos con sus coloridos envases desde las góndolas y vitrinas.
Según la ENNyS II, en comparación con los adultos, los niños consumen 40% más de bebidas azucaradas y gaseosas, el doble de productos de pastelería y el triple de golosinas. Esto se ve agravado por la influencia de la televisión y los medios de comunicación en horarios infantiles que ofrecen publicidades de alimentos poco saludables, ricos en azúcares simples, sodio y grasas. “Es nuestra responsabilidad también como adultos cambiar esta situación y elegir qué les ofrecemos a los niños”, enfatiza la Lic. Victoria Bravo.
La Dra. Amal Hassam coincide: “El consumo excesivo de golosinas favorece la aparición de caries y sobrepeso y es nocivo para un cerebro en desarrollo, así como también desplaza el consumo de alimentos saludables”. Pero es difícil abordar esta problemática a través de la prohibición. Una posibilidad es acompañar a los niños a regular su frecuencia y cantidad y no emplear nunca estos productos como compensaciones ni ofrecerlos como consumo frecuente. Los premios deberían cambiarse por otros incentivos no relacionados con la comida como paseos, momentos juntos o películas para mirar en familia.
Una gran aliada para reducir la ingesta de dulces es la ley de Etiquetado Frontal que se sancionó el año pasado. ”Leer bien las etiquetas permite identificar aquellos alimentos altos en azúcar, sodio, grasas y calorías y ayuda en el control de su consumo”, señala la Doctora Celeste Celano.
Por otro lado, las especialistas nos brindan una serie de consejos para modificar hábitos en casa de manera gradual:
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