¿Cuáles son los beneficios de este deporte? ¿Cómo prepararse para practicarlo? Todo lo que hay que saber sobre una disciplina que reúne las ventajas de la natación y el contacto con la naturaleza
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¿Cómo encontrar el deporte que mejor se adapte a nuestros gustos, necesidades y estilo de vida? La natación en aguas abiertas surge como una alternativa ideal para quienes disfrutan los desafíos, el contacto con la naturaleza, y la posibilidad de socializar una pasión compartida. “La natación es uno de los deportes más completos. La columna está sostenida, no hay impacto y no tiene ninguna contraindicación. Además, de acuerdo a la técnica que practiques, podés quemar grasas o trabajar distintos grupos musculares”, dice María Noel Herszkowicz, profesora y entrenadora de natación con experiencia en competencias de nado en aguas abiertas.
En el río, dice, la sensación es de libertad. Al mismo tiempo, no está la contención que aportan los bordes de una piscina y el agua suele ser más oscura, por lo que se hace necesario mirar hacia arriba para orientarse. “Cuando me sumerjo, respiro. Para mí nadar en el río es una experiencia de felicidad total. Desde lo psicológico, creo que es una actividad para personas que les gusta la adrenalina y la aventura: tenés que poder bancarte que el agua esté fría, que haya barro, o que te toque una rama y no sepas qué es, por ejemplo”, dice, y menciona también la importancia de desarrollar la resistencia. Para eso, sugiere llegar con un entrenamiento previo siempre, ya que la idea es disfrutar y no correr riesgos. Entre los tips para pasarla lo mejor posible, menciona la importancia de contar con un equipo cómodo y antiparras que no duelan ni aprieten ya que son varias horas en el agua.
Pablo Ottonello es médico cardiólogo (M.N. 123413), guardavidas, y un gran apasionado de la actividad física. Cuenta que desde chico estuvo siempre en contacto con el agua, ya que su padre es guardavidas también. Así, a través de conocidos que lo incentivaban, a los 16 comenzó a participar de competencias en aguas abiertas. Hoy, con 41 años, vive en el Delta de Tigre y cuenta que el río es su pileta. Allí realiza un circuito de tres kilómetros, dando la vuelta a la isla. Orgulloso, comenta que desde hace unos años tiene una compañera muy especial en su paseo: Ona, una perra labradora de un vecino que va a la par de él en el agua. “En el Delta, una vez me pasó de estar nadando y de repente levantar la cabeza y descubrir que estaba rodeado de nutrias y coipos, que hay muchos en la zona, nadando junto a mí. Esas son cosas que pasan cuando estás practicando un deporte en la naturaleza, y está buenísimo. Además, a nivel psicológico, nadar en aguas abiertas te da la sensación de no tener el límite, sentir que podés seguir nadando eternamente”, dice.
La actividad no está exenta de desafíos, y Ottonello cuenta que por momentos, cuando toca nadar contra corriente la sensación de no avanzar puede ser frustrante, pero es importante mantenerse centrado y entender que se trata de un momento de avance más lento. Advierte, sin embargo, la importancia de mantener el ego a raya, tomar precauciones y saber salir a tiempo cuando el avance es nulo, por ejemplo. Se trata de encontrar un equilibrio.
En el mar, Pablo se sumerge hasta pasar la rompiente, que son más o menos quinientos metros desde la costa, y luego nada paralelo a la costa, por si necesita salir. Si va acompañado, cuenta que avanza un poco más, pero siempre lleva un elemento de flotación para estar cubierto ante cualquier imprevisto.
Desde su rol de médico, señala que cada deporte tiene sus propias virtudes, pero en general, practicar actividad física y evitar el sedentarismo es esencial para la salud: “Mejora la salud cardiovascular, la presión arterial, la sensibilidad a la insulina, el colesterol. La mayoría de las personas que hoy toman medicación no hacen ninguna actividad física, o hacen muy poca”, explica.
Por último, a quienes quieran incursionar en este deporte, recomienda tener experiencia previa en pileta, ya que, si no, dice, puede ser un poco abrumadora la falta de contención o el hecho de no tener punto de referencia. Por supuesto, es imprescindible el gusto por el aire libre y la decisión de dar ese paso desde la pileta a un espacio más grande.
Un estímulo extra
“Yo empecé a nadar en aguas abiertas porque necesitaba un objetivo. Practicaba natación por indicación médica, ya que tenía dos vértebras desplazadas que me provocaban muchos dolores de espalda. Me sentía muy bien en contacto con el agua, pero también necesitaba un aliciente, porque a veces es muy duro levantarse en invierno para ir a la pileta. Me parecía que coronar el año con una carrera era como darle un cierre que me impulsaba, así que empecé a hacer algunas carreras al año”, cuenta Esteban Raies, quien practica el deporte de manera amateur.
Para entrenarse, iba sumando metros en la piscina, comenzaba con quinientos metros para ablandarse, luego practicaba otros quinientos de técnica y por último hacía un bloque de dos mil metros, a los que iba sumando de a cien cada semana. “En aguas abiertas estás solo, una vez que te tiraste, te tiraste. En la pileta está tu profesor, hay líneas que te guían, en cambio en el río, si bien, obviamente, en las carreras tiene que haber una seguridad y si te pasa algo levantás la mano y vienen a buscarte, es distinta la sensación. Si te da un calambre, por ejemplo, tenés que pensar que va a pasar pronto, y cambiar el movimiento que estabas haciendo cuando empezó el calambre. A mí la cabeza me funciona en el agua como en la tierra, yo soy positivo y siempre pienso que voy a llegar y bien”, dice.
Sobre la dinámica de las carreras, cuenta que en general en Ramallo, San Pedro o Baradero la largada es con corriente a favor, y se nada paralelo a la costa desde el punto cero hasta los balnearios del centro del pueblo. Hay diferentes categorías, desde dos kilómetros hasta treinta y cuatro. Para él, la seguridad es un factor crucial, que la organización atienda a que las condiciones sean las adecuadas y no se corran riesgos innecesarios. “Hace muy bien al ánimo practicar deporte. Vas explorando, hay un intercambio muy fuerte con la naturaleza. El río está ahí hace cientos de años y uno lo que tiene que hacer es acompañar al agua. Creo que el día está hecho si te sentiste bien y pudiste alcanzar el objetivo que te planteaste”, concluye Raies
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