Aunque se suele asociar esta práctica con adultos mayores, la creciente presencia de niños y adolescentes en las canchas desafía esta percepción arraigada
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Una popular definición del golf lo describe así: “pegar, maldecir, buscar la pelota, repetir”. Un deporte al aire libre donde los jugadores buscan embocar una pequeña pelota en un hoyo utilizando diversos tipos de palos. El objetivo es completar 18 hoyos con la menor cantidad de golpes posible. Si bien el origen del golf es incierto, se cree que se desarrolló en Escocia durante el siglo XV. En ese entonces se lo entendía como un deporte exclusivo de las clases altas; era practicado por la nobleza y la aristocracia escocesa. Sin embargo, con el tiempo se popularizó y hoy es una disciplina con más de 20 mil campos de golf alrededor del mundo, según la plataforma global de datos e inteligencia artificial Statista Research Department.
Existe la creencia de que es un deporte practicado exclusivamente por adultos; no obstante, los rankings internacionales y la concurrencia en las canchas revelan la presencia –cada vez mayor– de niños y jóvenes. Incluso, algunos clubes ofrecen clases grupales para niños de cuatro años en adelante y kits adaptados para pequeños de hasta dos años. Según destaca la Fundación Nacional de Golf de los EE.UU., en los últimos años, la composición demográfica de los golfistas es más diversa. Se registró un incremento neto de casi un millón de jóvenes (de 6 a 17 años), constituyendo el aumento más significativo en cualquier segmento de participación en el campo y en el más alto desde 2006, justo antes de la Gran Recesión.
“Juego al golf desde hace 16 años. Arranqué gracias a mi papá que me llevaba a los seis años todos los domingos a una escuelita en Mapuche Country Club”, dice Aram Yenidjeian, golfista argentino profesional de 22 años que compite en torneos internacionales. “La razón por la cual continúo disfrutando y jugando hoy en día radica en que las clases las compartía con otros chicos de mi edad, nos divertíamos mucho. No es como se suele pensar, que es un deporte serio y aburrido”, añade.
Para él, una de las atracciones más destacadas de este deporte es lo desafiante que es: “Tu rendimiento depende 100 por ciento de vos y la verdad que eso es lo que más me atrae; te obliga a superarte día a día”, cuenta Yenidjeian.
Golf y salud: una revisión de la práctica en el cuerpo
Puede sonar como un deporte que no exige demasiado físicamente y a veces se piensa que quienes lo practican no están realmente realizando actividad física. Pero ese tipo de hipótesis va en contra de la vasta evidencia científica y de los profesionales de la salud que señalan que el golf no es un deporte de baja intensidad, colabora con la mejora de aspectos físicos y mentales y que, a nivel general, mejora la calidad de vida de las personas que lo practican.
“Es un deporte aeróbico y de baja intensidad, pero que cumple con los requisitos para mejorar la salud y calidad de vida dado que, al caminar 18 hoyos, una persona puede llegar a gastar entre 1200 a 1500 calorías”, dice Néstor Lentini (M.P. 33627), médico especialista en medicina del deporte del Hospital Austral. Sumado a esto, el experto cuenta que, a nivel general, cuando alguien tiene enfermedades crónicas no transmisibles como la hipertensión arterial o dislipidemias –niveles excesivamente elevados de colesterol o grasas en la sangre–, las caminatas diarias y el golf son muy recomendados.
Según Sanitas España -una compañía aseguradora y proveedora de servicios de salud- una de las ventajas de jugar al golf es que reduce el estrés. ¿Las razones? Se trata de un ejercicio que se practica al aire libre en un entorno natural y relajado. Además, ofrece intervalos de descanso y requiere un gran nivel de concentración que, al fin y al cabo, es un beneficio ya que permite aislar la mente de otros asuntos.
Ideal para bajar el estrés
Según Yenidjeian, un campo de golf es un buen lugar para desestresarse y dedicar tiempo a uno mismo. Para él, un aspecto positivo que desarrolla esta práctica es la paciencia, por sus numerosas reglas que requieren un esfuerzo constante para aprender y adaptarse.
Un estudio realizado por profesionales de la Universidad de Estocolmo indica que los golfistas podrían tener una esperanza de vida de hasta cinco años mayor que los no golfistas.
El escrito destaca que los adultos mayores que juegan este deporte, al menos una vez por mes, reducirían el riesgo de muerte prematura. Una de las razones que atribuyen los estudiosos a dichas conclusiones es que supone un gran ejercicio aeróbico –18 hoyos equivalen a caminar ocho kilómetros– que puede reducir comorbilidades como la diabetes, la hipertensión y el colesterol alto.
También detallan que al aventurarse en esta disciplina se da un aumento de los niveles de HDL –el colesterol “bueno”– y se fortalecen los músculos abdominales. El estar al aire libre bajo el sol también ayuda a incorporar vitamina D, indispensable para evitar la osteomalacia –afección que causa huesos débiles, dolor óseo y debilidad muscular–. “El golf trabaja todo el cuerpo y demanda mucho más esfuerzo físico de lo que uno cree”, señala Yenidjeian.
Equipos de investigación de la Universidad de Southampton en Inglaterra y la Universidad del Sur de California estudiaron en conjunto los efectos de jugar al golf en adultos. El resultado de su observación, titulada “Strength and Balance Study”, señala que la práctica de dicho deporte proporcionó numerosos beneficios de fuerza y equilibrio en los participantes en comparación con los no golfistas sedentarios. Además, recabaron evidencia de que las demandas físicas registradas durante una ronda de golf fueron equivalentes o mayores que las de otras actividades físicas como puede ser ir al gimnasio o hacer yoga.
En cuanto a sus efectos en la psique, el estudio evidencia que los participantes también recibieron beneficios psicológicos gracias a los “espacios verdes” y por la interacción social del juego.
No menos importante es saber que, según afirma el Dr. Lentini, en el caso de los principiantes de más de 40 años se deben realizar estudios cardiológicos y de columna. “Esto se recomienda porque en el golf se realizan movimientos de rotación de manera exigente, razón por la cual muchos golfistas pueden experimentar problemas en la columna”, señala el médico. Aconseja hacer una evaluación; entrenar para fortalecer todos los músculos implicados y finalmente empezar de forma gradual.
Respecto del creciente interés de los jóvenes, Yenidjeian cuenta que la pandemia trajo un fuerte impulso porque el golf fue uno de los primeros deportes que se habilitaron y muchas personas aprovecharon para aprenderlo.
Es solo cuestión de animarse. Como dijo un veterano: “¡El golpe más importante en el golf, es el próximo!
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