Las razones por las que se redujeron las lesiones de rodilla, la importancia del entrenamiento previo y los beneficios que aporta una de las actividades de más crecimiento en la actualidad
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Suceso de los 90, con los años el boom del pádel fue perdiendo lentamente su atractivo, a menudo vinculado con ciertas lesiones. Pero después de la pandemia volvió con más fuerza, en parte por el impulso que le dio la construcción de canchas más modernas (con la paulatina incorporación de la superficie de césped) y nuevos modelos de paletas.
Su origen se remonta a 1969 en una finca de Acapulco, México, cuando un contratista tuvo la idea de cerrar una cancha de tenis con paredes para que no la invadieran las plantas silvestres.
Por tratarse de una práctica para toda la familia –más accesible que el tenis–, se popularizó muy rápidamente.
Hacia fines de los 80 se volvió un boom que perduró toda la década del 90: “En la Argentina hoy en día juegan pádel alrededor de 1.800.000 jugadores, distribuidos en 3800 clubes que suman 17 mil canchas en total. Se calcula que es el deporte que más crece en el mundo después del fútbol”, señala Lisandro Borges, organizador del Buenos Aires Pádel Tour.
Si bien antes eran más frecuentes las lesiones de rodilla, ahora disminuyeron: “El crecimiento paulatino de las canchas de césped redujo las lesiones, ya que en esa superficie los pies se deslizan un poco más y no sufren tanto las rodillas”, comenta, por su parte, Rodrigo Ricaurte, médico funcional.
También aclara que es importante realizar un trabajo físico que acompañe la práctica. “La gente ha tomado conciencia de que es un deporte que bien jugado es intenso y demanda buen entrenamiento y estado, porque tiene sus fricciones y piques cortos que requieren de fuerza, explosión, mucho trabajo de rodillas y de elongación”, resalta Ricaurte.
Y añade: “Para determinadas personas puede ser un deporte muy lesivo, porque es muy friccionado, y como cualquier actividad física, es recomendable practicarlo sin excederse. En su moderada medida, es bueno para el corazón, pero todo depende del estado sanitario del deportista previo a la práctica”.
Disminuir riesgos
El médico explica que el pádel es un deporte bastante completo, con predominio del trabajo de piernas, pero también del tren superior. “Requiere técnica, lectura de campo, posicionamiento en la cancha. ¿Es bueno a nivel físico? Sí. ¿Te podés lesionar? Sí. Por eso, para disminuir los riesgos de lesiones es fundamental trabajar la parte física, flexibilidad, saltos, potencia, fuerza en tren superior e inferior, piques cortos, saltos y coordinación de piernas”, detalla.
En cuanto a sus beneficios para el organismo, “mejora la salud cardiovascular, mental y espiritual y aumenta la masa muscular, aunque siempre debe adaptarse a las características, el nivel y las condiciones de cada jugador”, sigue Ricaurte.
En cualquier caso, al igual que otros deportes, es fundamental hacer una buena entrada en calor de los grupos musculares comprometidos en piernas, rodillas, tobillos, hombros, codo, muñeca.
“Siempre es importante entrenar la parte muscular y la flexibilidad focalizado al nivel de cada uno. También es recomendable trabajar la parte cognitiva para ejercitar reflejos y reacción rápida y complementar el entrenamiento con una ingesta de proteínas elevada, y suplementación antes y posterior a la práctica (todo el complejo de vitamina B, C, ácido ascórbico en polvo y vitamina D; magnesio, potasio, algún aminoácido que genere colágeno como la glicina, creatina y omega 3)”, sugiere Ricaurte.
El especialista también recomienda hacer actividad física en ayunas, o con una ingesta proteica mínimo cuatro o cinco horas antes de cualquier tipo de actividad.
Y añade: “La hidratación es un tema fundamental. Recomiendo las aguas con sales o de mar, isotónicas, la mejor bebida que puedas conseguir, porque es un agua viva, con un montón de nutrientes. Se toma diluida al cuarto (un cuarto de agua de mar y tres cuartos de agua dulce), idealmente filtrada. Esa es la mejor hidratación y lo van a notar”, enfatiza.
Movilidad articular
Al igual que otros deportes, practicarlo de manera regular trae muchos beneficios físicos, intelectuales y emocionales, pero es importante prestar atención a las recomendaciones de los especialistas para evitar lesiones.
“Para prevenir lesionarse, se debe contar con un equipamiento adecuado (calzado, paleta, indumentaria) y realizar una serie de ejercicios de movilidad para calentar y acondicionar el cuerpo antes de hacer la actividad.
Si hace mucho que no se practica o se hace de forma muy esporádica, se le debe dedicar más tiempo a esta preparación. A su vez, al finalizar la sesión es importante realizar una serie de movimientos para estirar y ayudar a liberar estrés físico”, señala por su parte Marcela Lucero, entrenadora personal, auxiliar de kinesiología e instructora de postural global.
A su vez, aconseja no jugar al pádel cuando las pulsaciones en reposo están elevadas (esto indicará sobrecarga de entrenamiento), en casos de deshidratación (chequear que el color de la orina sea claro, el color oscuro indica deshidratación) y en caso de lesión o enfermedad.
Respecto de cómo prevenir lesiones y mejorar el rendimiento en la práctica deportiva, coincide en la importancia de realizar ejercicios de movilidad articular y general; mantener una rutina de hidratación y alimentación correctas, previo, durante y posterior a la práctica; realizar una vuelta a la calma con estiramientos y movimientos al final del partido; descansar adecuadamente entre juegos y sesiones de entrenamiento; trabajar el fortalecimiento y movilidad del complejo articular del hombro y muñeca y fortalecimiento y movilidad del tren inferior, cadera, rodilla, tobillo.
“Como actividades complementarias, es recomendable hacer pilates (ayuda en la conexión mente cuerpo, fuerza y flexibilidad de la musculatura profunda); yoga (mejora la fuerza, flexibilidad y conexión); stretching (liberación de las tensiones a través del estiramiento muscular por cadenas musculares); running o ciclismo (acondicionamiento de la resistencia aeróbica); entrenamiento muscular (en sala o con el propio peso corporal, calistenia, fortalecimiento del sistema de soporte) y entrenamiento del gesto deportivo (funcional training, saltos, empujes, tirones o carreras”, concluye Lucero.
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