Los consejos de la alemana Erika Rischko, fuente de inspiración para aquellos que no se animan a volcarse al mundo del ejercicio
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Erika Rischko, una ciudadana alemana de 83 años, se ha catapultado en los últimos cuatro años como “la abuela fit” de las redes sociales; considerada por muchos no solo como una inspiración sino también como una especialista o influencer de su área.
Día a día Rischko demuestra ser mucho más que una simple pionera del fitness para seniors. Desafía límites físicos y también las expectativas convencionales sobre la edad y la vitalidad. Su presencia en el mundo del ejercicio físico trasciende fronteras y ha servido como inspiración para incontables personas en busca de una vida activa y saludable, sin importar la etapa de la vida en la que se encuentren.
En una cultura en la que la idea de mantenerse en forma a una edad avanzada a menudo se desestima como una utopía inalcanzable, el caso de Rischko emerge como un recordatorio contundente de la importancia de no subestimar el poder del movimiento y el entrenamiento regular en cualquier etapa de la vida. Su ejemplo ilustra cómo el compromiso con la actividad física puede no solo prolongar la vitalidad física, sino también potenciar el bienestar emocional y mental, lo que se traduce en una calidad de vida envidiable.
Rischko fue durante toda su vida una dedicada ama de casa quien, según reveló en entrevistas, se enfocaba en la crianza de sus hijos y durante su adultez, tuvo como principal función cuidar de su padre mientras estuvo enfermo. En su juventud no era una aficionada de los deportes ni del entrenamiento; nunca había hecho ejercicio físico con regularidad hasta sus 50 años, momento en el cual su hija la inscribió en un gimnasio local.
“Como mis dos hijos estaban fuera de casa por primera vez, me sentía sola”, reveló Rischko. “Los primeros cinco años no fui nada ‘adicta’. Fue de a poco que comencé a hacer más e incluso me uní a desafíos de clases de spinning y competencias de remo de tres a cuatro horas de duración”, contó.
Pero la vida no siempre le sonrió. En 2017, comenzó a experimentar dolor de espalda crónico. Intentó mantenerse activa, pero el dolor la sumió en una espiral descendente de malestar. “A menudo me sentaba en mi habitación y me preguntaba qué estaba haciendo mal”, relató. “No podía estar tan activa como quería e incluso los paseos de ocio por la ciudad eran tan agotadores que tenía que detenerme cada pocos pasos”. Luego de motivarse con diversas terapias para tratar el dolor contó a sus seguidores: “Ahora vivo mi vida como a mí me gusta: activa, junto a mi familia y en forma”.
Cabe acotar que el dolor crónico es un problema de salud común, con 100 millones de afectados solamente en los Estados Unidos. “Mientras que el dolor agudo normalmente no dura más de dos meses cuando se trata correctamente y ocurre después de una lesión; el crónico se define como un dolor continuo y prolongado que dura más de 12 semanas”, informa la compañía proveedora de servicios médicos, Boston Scientific.
@erikarischko 💥💪🏼 TRX training combined with plank on a blackroll #over80years #suspensiontraining #wobbly #stabilitytraining
♬ Makeba (Ian Asher Remix) - Jain & Ian Asher
A pesar de esos períodos de dolor que tenía, nada fue un obstáculo para ella. En Instagram cuenta con más de 100 mil seguidores y en Tik Tok, la cuenta que la llevó a la fama, casi dos millones de “followers”. Allí alegremente sube videos bailando y diversas rutinas de entrenamiento.
Planchas, flexiones, ejercicios de resistencia y “challenges” de baile… La denominada “gurú senior” del fitness contagia de vitalidad y ganas de entrenar a sus millones de seguidores, pero por sobre todo entusiasma a su marido a compartir esta afición con ella. En la actualidad, el dúo de abuelos deleitan a sus seguidores en las redes sociales con bailes y series de ejercicios.
“Me siento realmente honrada de que la gente se sienta inspirada por mí”, expresó Rischko al programa Good Morning America. “Si puedo cambiar un poco el estereotipo de que las personas mayores son aburridas o no son activas, eso me hace muy feliz”, enfatizó durante la entrevista.
Según comparte en sus redes, sus objetivos de entrenamientos son variados y una de sus claves es no repetir siempre lo mismo; “Mezclo todo el tiempo para obtener una intensidad y/o duración diferente. Es importante cambiar la rutina de ejercicios para fortalecerte y no perder el tiempo”, le respondió a un seguidor hace poco. Rischko asegura constantemente que el entrenamiento funcional y el de fuerza la ayudan a mejorar su equilibrio y previenen caídas y lesiones relacionadas con las edad.
“Me encantan los comentarios que me dejan y dicen cosas como: ‘Sos inspiradora, sos un ejemplo de vida, ambos son metas de pareja o ¿pueden ser mis abuelos?’”, dijo.
Javier Furman (M.N. 11873) kinesiólogo y fisioterapeuta comenta respecto de este caso que a partir de los 50 años las personas empiezan a sufrir de sarcopenia –pérdida de masa, fuerza y funcionamiento de los músculos en los adultos mayores–; “Por eso se vuelve tan imprescindible el ejercicio, es fundamental para evitar que la condición se intensifique o empeore”, explica.
Pero, ¿no sería contraindicado para alguien de la tercera edad entrenar así? Furman cuenta que es bastante común que este grupo etario evite el entrenamiento físico porque cree que puede empeorar su condición con fracturas o debilitamiento de las articulaciones o huesos. “Es una equivocación decirle a alguien que evite hacer ejercicio para no sufrir fuertes impactos en el cuerpo. Para romper un hueso osteoporótico entrenando se tiene que hacer un movimiento muy violento como saltar de un cajón de un metro de alto o una acción similar”, explica.
Asegura que la única forma de hacer que lleguen los minerales a los huesos y mantenerlos en buenas condiciones es con el estímulo biomecánico del impacto que se da en el entrenamiento. “No solo que no es peligroso, sino que además es necesario para mantener la masa ósea”, dice.
Respecto de los ejercicios que hace Rischko, si uno scrollea por su feed se la puede ver pedaleando con alpinistas, bailando con su marido y sosteniendo planchas con peso durante 30 segundos. En reiteradas ocasiones mencionó que su objetivo es mantener su fuerza y recordar a sus seguidores que “cada movimiento cuenta”.
Al ser consultada por qué consejo le daría a alguien que desea empezar a entrenar y no se anima, la alemana fue tajante: “No hacer nada extremo, no es necesario y empezar poco a poco”. Y añadió que es importante personalizar la rutina. “Se tiene que encontrar una actividad deportiva que se disfrute porque si no se pierden las ganas”, dijo. Además, sugirió que, para aquellos que no son tan disciplinados como ella, podría ser beneficioso buscar un compañero de entrenamiento, ya que esto dificulta cancelar las sesiones de entrenamiento con facilidad.
En relación con lo comentado, Furman señala que si bien lo que hace Rischko es extraordinario, no es lo común en personas de esa edad. “A partir de los 50 años es esencial seguir moviendo el cuerpo para evitar la pérdida de masa muscular y evitar el deterioro. Sin embargo, no recomiendo a ningún mayor de 70 años a que entrene con el mismo nivel de intensidad de esta señora –que cuenta con ayuda profesional y claramente encuentra una pasión en el ejercicio– porque probablemente, se lastimen o les haga mal”, advierte.
Asimismo, aparte del estilo de vida activo que mantiene, Rischko atribuye su buen estado de salud a su alimentación. Consume alimentos frescos, casi no bebe alcohol raramente y no fuma desde hace 30 años.
Su enfoque y manera de pensar trasciende las fronteras generacionales y culturales, sirviendo de recordatorio social de que el ejercicio no es solo una tarea para los jóvenes en busca de un físico perfecto, sino un estilo de vida que puede nutrir el alma y el cuerpo a cualquier edad.
¿Un último mensaje?: “Solo desearía haber empezado a entrenar antes”.
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