Se cree que es practicado exclusivamente por adultos mayores, pero la concurrencia en las canchas de golf revela la presencia cada vez mayor de niños y jóvenes
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Es un deporte que se juega al aire libre, durante su práctica los jugadores intentan golpear una pequeña pelota blanca meterla en un hoyo utilizando diferentes tipos de palos. El objetivo del juego es completar un recorrido de 18 hoyos con la menor cantidad de golpes posibles.
Si bien el origen exacto del golf es incierto, se cree que se desarrolló en Escocia durante el siglo XV. En ese entonces se lo entendía como un deporte exclusivo de las clases altas; era practicado, principalmente, por la nobleza y la aristocracia escocesa. Sin embargo con el tiempo se popularizó y se extendió a otros países y hoy es una disciplina con más de 20 mil campos de golf alrededor del mundo, según Statista Research Department.
En la actualidad hay una creencia de que el golf es un deporte practicado exclusivamente por adultos mayores. No obstante, los ránkings internacionales y la concurrencia en las canchas de golf revelan la presencia -cada vez mayor- de niños y jóvenes: hay clubes que dictan clases grupales a niños de cuatro años en adelante y existen kits adaptados para pequeños de hasta dos años.
“Juego al golf desde hace 16 años. Arranqué gracias a mi papá que me llevaba a los seis años todos los domingos a una escuelita en Mapuche Country Club”, cuenta a LA NACION Aram Yenidjeian, golfista argentino profesional de 22 años que compite en torneos internacionales. “La clave para que hoy en día siga jugando y disfrute de hacerlo fue que las clases eran con otros chicos de mi edad y nos divertíamos mucho; no es como se cree, que es un deporte serio y aburrido”, añade.
De igual modo, el golfista cuenta que una de las atracciones más destacadas del deporte es lo desafiante que es. “Tu rendimiento depende 100% de vos y la verdad que eso es lo que más me atrae en lo personal: que te obliga a superarte día a día”, dice Yenidjeian.
Aparte del disfrute de la naturaleza y de su juego, el golf es una actividad atractiva para muchos dado que su práctica ofrece varios beneficios para la salud.
Golf y salud: una revisión de la práctica en el cuerpo
Puede sonar como un deporte que no exige demasiado físicamente y a veces se piensa que quienes lo practican no están realizando actividad física o si obtienen ventajas en su cuerpo, son mínimas. Pero ese tipo de hipótesis va en contra de la vasta evidencia científica y de los dichos de los profesionales de la salud quienes señalan que: el golf no es un deporte de baja intensidad, que colabora con la mejora de aspectos físicos y mentales y que, a nivel general, mejora la calidad de vida de quien lo practica.
“Es un deporte de característica aeróbica y de baja intensidad, pero que cumple con los requisitos para mejorar la salud y calidad de vida ya que al caminar 18 hoyos, una persona puede llegar a gastar entre 1200 a 1500 calorías aproximadamente”, dice Néstor Lentini (M.P. 33627), médico especialista en medicina del deporte del Hospital Universitario Austral (HUA). Sumado a esto, el experto cuenta que, a nivel general, cuando alguien tiene enfermedades crónicas no trasmisibles como la hipertensión arterial o dislipidemias -niveles excesivamente elevados de colesterol o grasas en la sangre-, las caminatas diarias y el golf son de las actividades más recomendadas.
Según Sanitas España -una compañía aseguradora y proveedora de servicios de salud- una de las ventajas de jugar al golf es que reduce el estrés. ¿Las razones? Se trata de un ejercicio que se practica al aire libre en un entorno natural y relajado. Además ofrece intervalos de descanso y requiere un gran nivel de concentración que, al fin y al cabo, es un beneficio ya que permite aislar la mente de otros asuntos.
Para la institución española, otro de los beneficios psicológicos del golf es que su práctica libera endorfinas -neurotransmisores conocidos como “los de la felicidad”-, que ayudan a disminuir los dolores corporales, retrasan el envejecimiento y generan una sensación de bienestar y cambio de ánimo, entre otros.
Respecto de esto, Yenidjeian explica que la práctica profesional de este deporte es un capítulo aparte. “Cuando estoy compitiendo tengo muchos momentos en los que me frustro o me estreso porque las cosas no salen como quiero; pero reconozco que a nivel amateur o cuando me junto a jugar con mis amigos sí puedo disfrutar de los beneficios psicológicos del golf porque ahí no está la presión de un torneo”, sostiene. Según el golfista, un campo de golf es un buen lugar para ir a desestresarse y a dedicarse tiempo para uno mismo.
Adicionalmente Yenidjeian suma que otro aspecto positivo que se desarrolla en la práctica del golf es la paciencia, ya que se trata de un deporte con gran cantidad de reglas y arduo para aprender y adaptarse.
Un estudio publicado en el Scandinavian Journal of Medicine and Science in Sports y llevado a cabo por profesionales de la Universidad de Estocolmo sugiere que los golfistas podrían tener una esperanza de vida de hasta cinco años mayor que los no golfistas.
Asimismo, se destaca en el escrito que los adultos mayores que juegan este deporte, al menos una vez por mes, reducirían el riesgo de muerte prematura. Algunas de las razones que le atribuyen los estudiosos a dichas conclusiones son: que al jugar al golf se pueden quemar hasta 2.000 calorías caminando 18 hoyos -el equivalente a ocho kilómetros- y que eso supone un gran ejercicio aeróbico que puede reducir comorbilidades como la diabetes, la hipertensión y el colesterol alto.
También detallan que al aventurarse en esta disciplina se da un aumento de los niveles de HDL -el colesterol “bueno”- y se fortalecen los músculos abdominales, que son esenciales para prevenir caídas en el futuro; el estar al aire libre bajo el sol también ayuda a incorporar vitamina D que es indispensable para evitar la osteomalacia -afección que causa huesos débiles, dolor óseo y debilidad muscular-.
De hecho, un estudio comparativo publicado en el BMJ Open Sport & Exercise Medicine informa en su conclusión que el golf puede ser mejor para la salud de los adultos mayores que la marcha nórdica o la caminata rápida.
Para llegar a esa deducción, los expertos compararon los efectos de los tres tipos diferentes de ejercicios aeróbicos mediante tres variables fijas: la medición de la presión arterial de los participantes, la toma de muestras de sangre y la realización de pruebas de punción digital de glucosa en sangre. Los sujetos también usaron dispositivos de medición del estado físico para controlar la distancia, la duración, el ritmo, el gasto de energía y los pasos específicos del ejercicio, además de usar un sensor de electrocardiograma para medir su frecuencia cardíaca. En las conclusiones del escrito, los especialistas exponen que tras observar a los participantes, el golf tuvo una intensidad de ejercicio más baja en comparación con la marcha nórdica y la caminata rápida. No obstante, percibieron que la mayor duración y el gasto total de energía involucrados en jugar al golf afectaron positivamente el perfil de lípidos y el metabolismo de la glucosa.
“El golf trabaja todo el cuerpo y demanda mucho más esfuerzo físico de lo que uno cree. Tengo conocidos que me dicen que seguramente no me canso haciendo esta disciplina, pero la verdad es que exige bastante”, señala Yenidjeian. A su vez, cuenta: “se desarrollan un montón de músculos, por ejemplo todo lo que es la parte core, que implica la zona abdominal y la parte del tren inferior, que trabaja las piernas, glúteos, gemelos, cuádriceps e isquiotibiales”.
En simultaneidad, equipos de investigación de la Universidad de Southampton en Inglaterra y la Universidad del Sur de California estudiaron en conjunto los efectos de jugar al golf en adultos. El resultado de su observación, titulada “Strength and Balance Study”, señala que la práctica de dicho deporte proporcionó numerosos beneficios de fuerza y equilibrio en los participantes golfistas en comparación con los no golfistas sedentarios. Además, recabaron evidencia de que las demandas físicas registradas durante una ronda de golf fueron equivalentes o mayores que las demandas de otras actividades físicas como por ejemplo, ir al gimnasio o hacer yoga.
En cuanto a sus efectos en la psique, el estudio encontró evidencia de que los participantes también recibieron beneficios psicológicos gracias al mayor acceso a “espacios verdes” que caracteriza a la disciplina y por la interacción social que conlleva el juego.
Por último, es relevante destacar que otro de los atractivos del deporte es que tiene bajo riesgo de lesiones. Según Sanitas España, es muy común que profesionales de la salud recomienden la disciplina en personas con un historial largo de lesiones o a quienes no quieren peligrar su salud realizando un deporte.
No menos importante es saber que, según indica el Dr. Lentini, en el caso de los principiantes de más de 40 años se deben realizar estudios generales cardiológicos y de la columna vertebral. “Esto se pide porque en el golf se realizan movimientos de rotación de la columna en forma exigente, por eso muchos golfistas tienen problemas de columna”, señala el médico. Primero, aconseja evaluar el estado de la columna; segundo, entrenar para fortalecer todos los músculos implicados; y recién luego de eso, incorporarse progresivamente en la disciplina.
En cuanto al creciente interés por parte de los jóvenes, Yenidjeian considera que hubo un fuerte impulso en la pandemia dado que el golf fue uno de los primeros deportes que se habilitó; por ende, varias personas utilizaron esa oportunidad para aprender este deporte que trae gratas recompensas.
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