Anguila, un Caribe exclusivo para deleitarse con exquisitos platos típicos de la cocina local y disfrutar de aguas cálidas y cristalinas
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“Acá se vive tranquilo, con calma. La vida es muy relajada. No hay shoppings ni movimiento nocturno, solo playas paradisíacas”, dice Anerice con una sonrisa. Tiene 27 años y lleva su cabellera larga y morocha llena de trencitas que recoge en un rodete. Esta joven trabaja como hostess (anfitriona) en un lujoso hotel de Anguila.
De nacionalidad dominicana, llegó a la isla hace 12 años junto a su familia. Sus abuelos, de origen anguileño, emigraron en la década del 60 a República Dominicana en busca de empleo y una vida más próspera. Hoy, cuenta Anerice, el proceso es a la inversa: así como en su caso, son muchos los jóvenes que tomaron la decisión de volver a su tierra de origen por la calidad de vida y la oferta de empleo que esta ofrece.
Una isla y 6 semáforos
Anguila es una de las joyas menos exploradas del Caribe. Tiene una superficie de tan solo 26 kilómetros de largo que se recorren por una única carretera angosta de dos carriles salpicada por caserones dispersos y una tupida vegetación. Por donde se mire, la isla invita a relajarse y disfrutar de una gastronomía de primer nivel. Las frutas tropicales, los pescados y la langosta, uno de los platos típicos y que se pesca ahí mismo, son las estrellas de una propuesta variada y siempre colorida. Sus 33 playas son de ensueño: la arena fina y blanca acaricia suavemente los pies de los recién llegados. El agua, de color turquesa, es totalmente transparente y tibia.
Esta colonia británica, que posee un gobierno soberano e independiente, tiene apenas 14.000 habitantes: los locales son de descendencia Arawakan, una de las primeras poblaciones indígenas en asentarse en la isla. Aunque también sorprende la cantidad de extranjeros que viven allí, muchos de ellos, como Anerice, vienen de Dominicana, pero otros tantos son europeos que buscan un cambio de vida.
Por las calles de Anguila, prácticamente no circulan personas ni tampoco autos. Incluso durante mucho tiempo, cuenta Clemvio Hodge, un anguileño de 28 años que tiene junto a su padre una agencia y revista de turismo local, en la isla no existían los semáforos. Hoy, dice, hay nada más que seis y se encuentran en las esquinas más emblemáticas, donde hay varios cruces.
Adiós a los paparazzi
Ubicada muy cerca de St Maarten -cruzar en barco de una isla a la otra lleva 25 minutos- y de Saint Barths, Anguila fue durante muchos años un destino exclusivo de mansiones y hoteles de lujo. Un lugar elegido por las celebridades para descansar en el anonimato porque, por decreto del Estado, están prohibidos los paparazzi. Se sabe que hace unos años, Lionel Messi con su familia vacacionó ahí y que incluso visitó una escuela donde jugó al fútbol con los chicos.
En 2017, luego del huracán Irma, que destruyó gran parte de la isla, uno de los proyectos de reconstrucción fue ampliar la pista del aeropuerto para recibir además de vuelos privados, aviones comerciales y fomentar el turismo entre un público más amplio.
Vida de mar
En Anguila nadie lo discute: la premisa es descansar y darle rienda suelta a los planes poco convencionales. Entre las actividades, abundan las relacionadas con el agua. El buceo es una de ellas y también el snorkel: ambas permiten pispear la apasionante vida submarina y desconectar por un rato de lo que pasa en tierra firme. Uno de los mejores lugares para conocer es Little Bay, una zona a la que solo se accede en barco y que comprende de acantilados, cuevas y rocas desde donde los valientes saltan al agua. Allí, las tortugas marinas también son protagonistas. De a ratos se acercan hasta los barcos, con curiosidad asoman la cabeza del agua y sin sobresaltos continúan su rumbo.
Deportes como el stand up paddle o el remo también integran la lista de propuestas. Los más aventureros por ejemplo, pueden aventurarse en un paseo en kayak nocturno. La experiencia arranca al atardecer y tiene a la luna como compañía. Hay que sacarse los zapatos, ponerse un chaleco y subirse a un bote -en el que se viaja de a dos-, cuyo contorno brilla y permite iluminar el camino, ver el fondo del mar y apreciar la fauna que habita allí. Esta actividad dura alrededor de una hora y se realiza con un guía.
Quienes deseen conocer Anguila desde otra perspectiva, pueden hacerlo desde el mar.
Hay una oferta de barcos o lanchas en alquiler -con tripulación incluida- que parten desde Sandy Ground, una de las playas más populares de la isla ya que cuenta con muelle y amarradero. Durante el recorrido, se podrán disfrutar de paisajes espeluznantes y zambullirse en aguas cristalinas.
Como parte de este plan, también está la posibilidad de frenar en las pequeñas islas que se encuentran alrededor de Anguila y pasar un rato de desconexión total en el medio del Caribe. Sandy Island es una de ellas y deja sin palabras a todo visitante. Allí no hay nada más que arena, unas pocas reposeras y un restaurante muy rústico de onda playera que ofrece un variado menú gourmet donde los pescados y los tragos bien frescos se llevan los aplausos.
33 playas para explorar
Anguila se destaca por ser un destino de playas que seduce a los viajeros más rigurosos. A diferencia de otras islas, aquí las playas son de acceso público. La infraestructura es de primera. Sus hoteles boutique están construidos en armonía con el entorno y ofrecen la posibilidad de pasar el día en sus instalaciones por una tarifa fija.
Ubicada al norte de la isla, está Shoal Bay, una de las playas más famosas y reconocidas a nivel mundial. Rodeada de palmeras y una tranquilidad absoluta, allí se encuentra Zemi Beach House, un resort de estilo tailandés famoso por su restaurante 20 Knots que cuenta con una pileta de borde infinito que termina en la arena.
Aproximadamente a unos 20 minutos hacia el sur de esta bahía, se encuentra Rendezvous, catalogada como la playa más larga de toda la isla. La llegada a este paraíso es motivo de sorpresa e impacta por su belleza natural y el mar totalmente calmo, al punto de que parece una pileta. Acá se encuentra Aurora Resort & Golf Club, un hotel de lujo ideal para visitar en familia, sobre todo cuando hay niños porque cuenta con un parque de agua -que inaugura este enero-, piletas y un restaurante sobre la playa. Los entusiastas del golf también pueden conocer el campo de juego de nueve hoyos confeccionado por el reconocido diseñador Greg Norman. Emplazado en un escenario único desde donde se puede apreciar el mar y la vegetación natural, propone ser un desafío tanto para jugadores experimentados como para principiantes.
Maundays Bay es uno de los secretos mejor guardados, una playa que aloja uno de los mares más impactantes del Caribe tanto por su transparencia como por la fauna marina. En el hotel Cap Juluca, uno de los más lujosos, se pueden degustar platos autóctonos.
Barcos, el sello de Anguila
Dicen los anguileños que la mejor época para visitar la isla es entre junio y agosto. Primero porque no es temporada de lluvias; segundo, porque en esos meses se celebra el Festival de Verano, que se realizó por primera vez en 1940 y que simboliza el fin de la esclavitud. Fiel al estilo caribeño, en esta época Anguila se tiñe de colores vibrantes, hay música en cada rincón de la isla y danzas en la playa. A esto se suman los desfiles callejeros y las carreras de barcos, que son el sello insignia de la isla.
En este país de ultramar, la náutica es el deporte principal, un legado que se heredó de generaciones anteriores. Desde que este territorio fue colonizado por los británicos en 1650, el objetivo de los conquistadores fue explotar sus tierras para destinarlas a producir distintos tipos de alimentos. Pero lo que nunca se imaginaron es que el suelo era totalmente seco por lo que era una misión casi imposible que prosperaran las cosechas. Esta condición de sequía obligó a la población a explotar sus recursos marítimos e incluso llevó a los hombres a buscar trabajo fuera de la isla. Así, se dedicaron a construir botes y navegar hasta República Dominicana cuyos campos de caña estaban en pleno auge. De a poco, el desarrollo de las embarcaciones empezó a crecer y prosperar hasta el día de hoy.
Esta situación en la que los hombres se adentraban en alta mar, dio lugar a la creación de los Johnny Cakes (originalmente llamados Journeys Cakes) y hoy devenidos en una receta típica anguilense, presente en las paneras de todos los restaurantes locales. Se trata de unos pequeños panes hechos a base de harina, manteca, azúcar, sal y levadura que se fríen o se hornean. En ese entonces, las mujeres se los cocinaban a sus maridos para que tuvieran provisiones durante sus travesías hasta República Dominicana o mientras pescaban.
Datos útiles:
Cómo llegar
La manera más directa de llegar a Anguilla desde la Argentina es vía American Airlines haciendo escala en Miami. Desde ahí, hay un vuelo diario a la isla. Otra alternativa es a través de Copa Airlines volando a Panamá, luego a Saint Marteen desde donde hay que tomarse un barco hasta Anguilla.
Dónde hospedarse
Zemi Beach House & Resort ofrece habitaciones dobles, cuádruples y penthouses con pileta privada. Todas tienen vista al mar e incluyen un elegante desayuno continental. Además, cuenta con un edificio de spa que fue traído de Tailandia, gimnasio, tres piletas y un salón para degustar ron ron, bebida típica del caribe. Todos los miércoles, abre sus puertas al público en una noche donde ofrece un lobster barbeque y música en vivo.
Paseos
Legacy Tours: compañía náutica que ofrece excursiones en barco alrededor de la isla.
Quest Experiences: agencia de actividades y experiencias.
Liquid Glow: ofrece paseos en kayak nocturno.
Moneda
La moneda oficial es el dólar Eastern Caribbean aunque la divisa de los Estados Unidos también se acepta sin problema en toda la isla. Un dólar americano equivale a 2,68 Eastern Caribbean.
Gastronomía
20 Nots: restaurante sobre la playa donde se comen platos internacionales aunque también se destacan los pescados, los mariscos y la langosta.
Mango´s: esta propuesta también se encuentra a expensas del mar. De onda relajada e informal, se destacan los pescados y la cheescake de ron. Sus dueños, son una pareja americana que se asentaron en la isla hace 32 años.
Level C: ubicado debajo de una pérgola sobre la playa del hotel Aurora, este local ofrece una carta a base de productos frescos: ensaladas y pescados, además de platos tradicionales tales como hamburguesas y pastas.
A tener en cuenta
Por decreto del gobierno anguilense, desde mediados de octubre hasta mitad de noviembre, la isla cierra al turismo para realizar tareas de mantenimiento y reparación. Así, toda la hotelería y los restaurantes siempre estarán en óptimas condiciones para recibir al turismo.
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