Las salidas en dos ruedas, con cada vez más adeptos, dan la posibilidad de llegar a sitios inaccesibles con otros medios; el entrenamiento necesario previo al viaje
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La gente que empieza a andar en bici nunca más la deja. Tiene todos los componentes de una adicción: la obsesión, la compulsividad, el síndrome de abstinencia. Una adicción, claro, positiva. Si la actividad se hace adaptándola a la realidad biológica de cada individuo, no hay vuelta atrás”, dice con vehemencia Elisa Lapenta, profesora de Educación Física especializada en alto rendimiento por la Universidad de Tübingen, Alemania.
La pandemia fue el impulso que desató un boom alrededor de la bicicleta o el cyclingmanía: su uso creció un 156% en el país y sus ventas más de un 50%. Elegida por muchos por ser el primer medio de transporte que se habilitó tras la cuarentena estricta, esas tendencias se mantienen aún en estos días, muy lejos de esos tiempos oscuros. Según Google, la búsqueda de circuitos para recorrer en dos ruedas subió en un 83% a nivel país. La Argentina se encuentra en el puesto número 15 del ránking mundial en cantidad de ciclistas.
De la mano de este boom también se dio un crecimiento del cicloturismo: en Europa se estima que el número de viajes en bicicleta es de 2295 millones anuales con un impacto económico que supera los 44.000 millones de euros anuales.
Uno de los beneficios que tiene andar en bici en relación con caminar, es que se pueden recorrer largas distancias en menos tiempo y con menos esfuerzo. Además se pueden disfrutar los paisajes, frenar para sacar fotos y hasta descansar en lugares que, en algunos casos, con otro vehículo no se puede acceder.
Cómo prepararse
Si bien cualquier persona que no tenga una discapacidad limitante puede andar en bicicleta, la primera recomendación de los que están en la actividad es empezar de a poco y con apoyo profesional en caso que se quiera hacer algún circuito con dificultad.
“Yo recibo a personas de todas las edades y en todas las condiciones físicas. Lo primero que hago es conocer sus antecedentes deportivos, de salud, de lesiones, etc. También cuánto tiempo es el que dispone para entrenar y qué actividad le gusta hacer”, explica Lapenta y señala que es “muy importante” ser respetuoso de los procesos de adaptación biológica para evitar lesiones. Lapenta es entrenadora de deportes cíclicos de resistencia de media y larga duración hace más de 35 años. Hoy tiene 194 alumnos de todo el país que prepara para hacer recorridos en bicicleta y otras disciplinas.
Además de los antecedentes de salud, recomienda ecocardiograma, ergometría de esfuerzo y análisis de sangre para evitar cualquier tipo de riesgo. Según la profesional, lo más importante para poder disfrutar de un paseo largo en bicicleta es reforzar el tren inferior y el tren medio, porque son las partes del cuerpo que más se utilizan en esta actividad.
Si bien las preparaciones varían de acuerdo al estado físico de la persona y a la exigencia del circuito, sugiere que sea sistemática y continua. El promedio de tiempo que Lapenta recomienda es de 8 a 12 semanas previas con entrenamientos cortos de 4 veces por semana.
A los requerimientos físicos, también hay que sumarle los elementos indispensables: una bicicleta todoterreno (en buenas condiciones) y sus elementos de protección como el casco, los guantes y una botellita –caramañola o mochila hidratante– para el agua. También algunos repuestos básicos como cámara de aire y alguna herramienta por si se pinchan las ruedas en el camino.
Gustavo González, director de Bike & Trek y pionero de esta actividad en la Argentina, recomienda tener en cuenta “la dificultad, el grado de elevación que tiene el camino, cuántos días de pedaleada requiere y qué tipo de experiencia se quiere hacer (por ejemplo, acampar)”. La Argentina tiene decenas de circuitos y paisajes para recorrer en bici. Se pueden elegir salidas diarias (ida y vuelta en el día), travesías (de varios días) y la submodalidad la bajada (se sube a una montaña o punto alto y solo se recorre el descenso). Muchas salidas se pueden hacer de manera independiente o sumarse a grupos con la logística organizada, con traslados y un vehículo especial donde se llevan las bicicletas. A continuación cinco circuitos imperdibles.
Circuitos: cinco recorridos por la Argentina para unas vacaciones en movimiento
Camino Santa Elena. Una opción cercana, para principiantes
Es un circuito histórico natural de unos 15 kilómetros, que también se puede hacer a pie. Se trata de un camino rural que conecta Jáuregui y Olivera, en el partido de Luján, donde hay tramos por los que no pueden circular vehículos.
“El camino está cortado por una acequia y por un túnel vegetal bajo que es muy pintoresco”, cuenta González.
A este circuito se le puede sumar el recorrido por la parte histórica de Jáuregui, con el legado de Julio Steverlynck, un belga que fundó la algodonera Flandria, un emprendimiento productivo que marcó la historia del pueblo.
También se puede sumar el pueblito Goldney, del partido de Mercedes, y el de Cortinez y completar los 40 km. El primero no tiene más de 300 habitantes y es visitado por cientos de turistas los fines de semana. El segundo conserva intacta su estación ferroviaria que funciona como centro cultural. Ambos son pueblos que nacieron con el tren, salen del circuito tradicional y ofrecen buenas opciones gastronómicas.
Otro paseo cercano a la ciudad de Buenos Aires es el que va por el corazón del Delta y que une Otamendi, Campana y San Fernando. El gran atractivo es conocer el Parque Nacional Ciervo de los Pantanos que por estos días se encuentra cerrado por reformas.
Patagonia cordillerana. Entre parques nacionales, lagos y bosques
La franja cordillerana que abarca las provincias de Neuquén y Río Negro, que arranca en el lago Aluminé, en Villa Pehuenia, hasta Corcovado recorriendo las ciudades de Junín de los Andes, San Martín de los Andes, Villa la Angostura, San Carlos de Bariloche y El Bolsón.
“Es una región en la que prácticamente el 100% del recorrido está protegido por parques nacionales. Se puede hacer base en una ciudad o acampar y unir diferentes lugares con caminos de bosques, montañas y ríos”, explica González. A esto se suma la posibilidad de combinarlo con otras excursiones turísticas como rafting, trekking, cumbre en el Lanin, etc. Una cuestión a considerar es que dentro de este circuito hay pocos senderos 100% de bicicletas.
Los que comparten la traza con vehículos son muy populares como el del Parque Nacional Los Alerces o la Ruta de los Siete Lagos, que son 110 kilómetros asfaltados por la ruta 40 que une Villa La Angostura con San Martín de los Andes.
Otros circuitos que se pueden hacer en esta zona son, por ejemplo, el de Aluminé hasta Villa Pehuenia por los lagos Ñorquinco y Moquehue; o una travesía por el Parque Nacional Lanín. Ambos son de dificultad media y de 217 km y 222 km respectivamente.
Sierras de Córdoba. Por el Camino de las Altas Cumbres, hasta Mina Clavero
Se trata de un circuito de 112 kilómetros que tiene diferentes tramos, algunos de ripio más tranquilos y otros de ruta asfaltada, donde se comparte la traza con otros vehículos. Se parte desde Villa Carlos Paz hasta Icho Cruz (tramo asfaltado).
Luego se continúa hasta Copina y, desde ahí, se toma el Camino de los Puentes Colgantes, una ruta de unos 30 kilómetros que va uniendo cinco puentes que se construyeron en 1918 para poder sortear el paisaje montañoso y con muchas vertientes.
Es ideal para ir despacio, contemplar las sierras y por qué no darse un chapuzón en alguna cascada.
El camino sube en zig zag hasta llegar a la Pampa de Achala, donde está el parador El Cóndor. Allí hay un almacén, un bar y algunos servicios más.
En total son unos 40 kilómetros hasta este lugar. Esta ruta solía ser una de las más convocantes por los amantes del Rally Mundial, que solía correrse en la provincia.
Desde ahí se puede ir por asfalto hasta la Villa Giulio Césare (unos 15 kilómetros) o tomar el camino viejo que está en bastante mal estado. Desde esta última opción se puede acceder al Camino de los Artesanos, un circuito con artesanías locales y bares para disfrutar de un sándwich o una picada antes de bajar hasta Mina Clavero.
Valles Calchaquíes. Rutas escénicas y formaciones rojizas
“El de los Valles Calchaquíes, en Salta, es uno de los mejores circuitos para hacer por el país. Se puede organizar de forma independiente –yendo con alforjas en la bicicleta– o contratar alguna empresa que ofrezca el recorrido con apoyo y traslados de la bici en los tramos que no son tan significativos y se prioricen los sectores en bajada que requieren menos esfuerzo”, comenta González.
La vuelta es de unos 500 kilómetros que se puede hacer en hasta siete días con pernocte en alojamientos.
Un detalle: en cada tramo se sale y se regresa al mismo lugar para hacer noche. Se pueden recorrer el Parque Nacional Los Cardones, que invita a recorrer un paisaje formado por uno de los bosques de cactus más grandes del mundo. También los pueblos de
Cachi – conocido por sus casas de adobe y sus blancos edificios coloniales– y Molinos. El itinerario incluye la Quebrada de las Flechas y de las Conchas, Cafayate – donde se pueden visitar varios viñedos y el Museo de la Vid–, Dique Cabra Corral hasta Salta Capital.
Una característica distintiva de este recorrido es el contacto directo con los pobladores al pasear por alguna ruta de artesanos, visitar algunas bodegas de la zona, etc.
Misiones. De la selva a las ruinas de Wanda
El circuito Wanda - Andresito Cataratas - Puerto Iguazú tiene unos 250 kilómetros. Se puede hacer base en Puerto Iguazú y trasladarse con vehículo hasta la localidad de Wanda para evitar la RN 12, de mucho tránsito y sin banquina asfaltada.
Lo clásico de Wanda es recorrer los emprendimientos de minería de piedras semipreciosas a las que se puede acceder por camino de tierra. Después se puede seguir al Parque Provincial Uruguay donde hay espacio para acampar. Otra opción es ir desde Wanda hasta Andresito, donde estuvo la última colonia de la provincia. Hay parcelas de producción de yerba mate mezcladas con hectáreas de selva. Se pueden visitar yerbateras, el hito Dos Fronteras y el puerto sobre el río Iguazú desde donde se ve el parque nacional del lado brasileño, enfrente.
Luego, la travesía sigue hacia el Parque Nacional Iguazú por la selva misionera que tiene un tramo consolidado y un tramo más natural que es el más lindo para pedalear. “El atractivo final son las Cataratas y, si se busca algo menos convencional, se puede cruzar a Paraguay en una balsa y volver por Ciudad del Este. Si no también se puede pedalear por el parque del lado brasilero donde hay una ciclovía. En total son entre 3 y 5 días”, agrega González.
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