Daniela Lopilato es licenciada en Nutrición de la Universidad Maimónides y se especializó en alimentación durante el embarazo y desde la lactancia hasta la adolescencia. Enemiga de las dietas restrictivas, asegura que se puede comer de todo si el 80% de la alimentación es saludable.
Madre de una adolescente de 15 años y un chico de seis, Daniela es muy parecida físicamente y en su forma de hablar a su hermana más famosa, la actriz Luisana Lopilato. Su último libro Comer contentos, es una guía completa de nutrición para toda la familia, que incluye una variedad de recetas y consejos.
-¿Por qué "comer contentos", cuál es la idea del libro?
-Primero porque yo justamente siempre hablo de llevar un plan de alimentación saludable. Que tu alimentación no pase por un sufrimiento, por algo que te angustie, por frustraciones repetidas, que es lo que pasa en general cuando uno habla de nutrición. Lo asociamos enseguida a dieta, a pasarla mal, a morirse de hambre, sobre todo las mujeres. Si escribo sobre alimentación para niños, el título tiene que ser alegre, me dije. Siempre digo que la salud incluye al placer.
-Hacés mucho hincapié en comer en familia, algo que cada vez es más difícil, por las obligaciones de cada uno y por las tablets y celulares. ¿Cómo se hace para lograrlo?
- Sabemos que hoy es bastante difícil por los horarios de las familias, de los padres, las madres y los chicos, que pueden estar cruzados. Y más aún si hay adolescentes en la casa. Pero lo que digo es que no tiene que ser siempre. Pero por lo menos dos o tres veces por semana sentarse todos a la mesa. Y en ese momento -cuarenta minutos, que no se extienda tanto- que sea sin celulares.
-¿Tele tampoco? Hoy parecería que ver un programa todos juntos ya es un desafío.
-Y no, porque justamente te perdés poder hablar. Hay que cortar todo 30-40 minutos. Preguntarles a los chicos que hicieron en el colegio, contarles qué hago yo. Soy mamá sola y trato de tener esa comunicación con mis hijos. No me voy a hacer la canchera y decir que cenamos siempre en familia. Lo hago cuando puedo. Comer en familia disminuye problemas de la adolescencia como, tabaquismo, alcoholismo, drogas. Creo que la familia es muy importante. Se han perdido un montón de valores relacionados con la familia.
-Vos decís que quien decide qué se come en la casa son los padres.
-Los adultos responsables. Comer no es alimentarse. Comer pasa por una necesidad. Alimentarse es otra cosa, estamos incorporando sustancias nutritivas a nuestro organismo. cada alimento tiene distintos nutrientes y cada nutriente cumple una función diferente. Lo que les enseñé a mis hijos es que si no les gusta, lo van a tener que comer, aunque sea poquito. Atendí hace poco a un chico de 17 años que no sabía lo que era el gusto de la zanahoria y hay adultos que me dicen que nunca probaron el pepino. Tenés que probar para decir si algo te gusta.
-¿Cuáles son los problemas alimenticios que más llegan a tu consultorio?
-Siempre bajar de peso. Después, otras consultas que se dan hoy es esto de "quiero ser vegetariano", "quiero ser vegano", que se da en los adolescentes.
-En el libro decís que los chicos en edad de crecimiento no pueden ser veganos, ¿por qué?
-No lo recomiendo. Me parece que no se puede exponer a un chico a una alimentación que lleva un montón de responsabilidades y organización. En cambio, si sos un adulto y ya te formaste, creciste y te desarrollaste bien, podés decidir responsablemente.
-¿Un chico no puede obtener todos los nutrientes si lo hacen vegano?
-No, por eso. Se puede con una nutricionista que nos guíe en la alimentación. Cuando son chicos les tienen que enseñar los padres, que son los responsables de darles de comer. Tenés que combinar nutrientes para que no falten. Hoy se armó como un River-Boca y los veganos dicen que se pueden cubrir igual las necesidades alimenticias. Sí, se puede, pero no se absorben de la misma manera en la sangre los alimentos de origen vegetal que los de origen animal. Por ejemplo: un plato de lentejas aporta hierro, pero el hierro que me está aportando no se absorbe tan fácilmente como el de la carne. Entonces tenés que comer lentejas con muchas verduras y tomarte un jugo de naranja recién exprimida, porque son facilitadores para la absorción del hierro.
-¿Es demasiado complejo lograr esto en la alimentación de un chico?
-Claro. Las legumbres las tienen que combinar siempre con frutos secos o cereales. Siempre. Porque así tenés todas las proteínas. En cambio, la carne te la comés y listo, ya está. El calcio de la leche también es fácil de obtener. Al vegano se le complica mucho la nutrición, por eso tiene que tomar vitamina B12.
-¿Pasa mucho que llega una madre o padre con su hijo que quiere ser vegano y tiene que preparar varias comidas?
-Sí. Los veganos se enojan, pero muchos adolescentes lo hacen por moda, no por convicción. Es respetable respetar a los animales, pero por ahí ves al vegano que después usa carteras o zapatos de cuero. Seamos criteriosos.
-¿Llegan muchos adolescentes con problemas de nutrición?
-Sí. Más que nada los veganos.
-El Garrahan sacó un estudio hace poco que asegura que las madres veganas embarazadas no les pasan a sus hijos los nutrientes necesarios.
-La B12 es una vitamina muy importante para todo lo que es la parte neural.
-Es dramático.
-Y sí. Es un tema terrible. Falta cordura. Hay muchos fundamentalistas. La B12 está en huevos, lácteos, carnes. Una madre vegana embarazada tiene que suplementarse con B12 y tiene que estar asesorada por una nutricionista. De lo contrario, la criatura le va a nacer con problemas neurológicos por falta de B12. Es un tema para toda la vida. No es que se cura con una pastilla. Por eso yo me pongo muy firme y no me importa que me vengan a atacar. Una alimentación de tipo vegana o vegetariana puede ser saludable si es bien seguida por un profesional de la salud. Es la única manera.
-En las redes sociales hay mucha información falsa, muchos influencers, y al mismo tiempo estás vos, que estudiaste y tenés 300 mil seguidores. ¿Cómo le enseñás eso a un chico?
-Hay que respaldar mucho con la ciencia. Hoy hay mucho intrusismo, personas que no son profesionales de la salud, que no estudiaron nada en su vida y que desde su experiencia personal te enseñan como hacerte vegano o vegetariano.
-¿La bulimia y la anorexia pasaron a segundo plano con estos nuevos problemas?
-Siguen existiendo, pero ahora están tapadas. Muchas chicas siguen a influencers (es increíble que no haya una regulación de nada) y empiezan a tener carencias nutricionales, les deja de venir la menstruación y empiezan a tener carencias de B12, de zinc, se compromete el crecimiento de las uñas, del pelo. Qué necesidad de exponerse a la ignorancia.
-También ahora hay una tendencia a reivindicar la gordura frente a los llamados "cuerpos hegemónicos".
-Me crucé con una influencer fuera de cámara y le dije que a mí me parece bien que se acepten como son, pero no por tener sobrepeso y obesidad. Ningún extremo es bueno. Si no, vos estás haciendo apología del sobrepeso y la obesidad en tiempos en donde uno de cada tres niños en edad escolar los sufre. En donde uno de cada tres niños tiene síndrome metabólico, que son todas las enfermedades combinadas: hipertensión arterial, diabetes tipo 2. Entonces no podemos hacer apología de eso. Los excesos alimentarios son los que llevan a la malnutrición. Si vos tenés obesidad y querés ser mamá, lo primero que te va a decir el médico es que bajes de peso, porque tenés riesgo vos y tu futuro bebé.
-¿Cuál es un buen desayuno, almuerzo (con vianda) y cena para un chico en edad escolar?
-El desayuno siempre tiene que tener un carbohidrato complejo, como panes integrales, cereales, que no tengan azúcar. Tiene que tener un lácteo (leche, yogur, queso) y una fruta. Si el nene se levanta con poca hambre y no quiere, le podés dar dos rollitos de queso y una banana. Fácil. Pero siempre tiene que estar esta combinación de alimentos, porque les da saciedad de largo plazo y así no comen cualquier cosa en el colegio.
El 80-90% de las comidas tiene que ser saludable. Y el 10-20% que nos queda puede pasar. Los chicos van a ir a cumpleaños y tiene que comer. Yo tengo el sistema del semáforo, donde los alimentos que están en rojo pueden comerse en situaciones especiales (gaseosas, papas fritas, panchos). No prohibirlos, porque tampoco es bueno que lleven un taper a un cumpleaños. De todas modos, los chicos que están acostumbrados a comer de forma saludable no comen tanta golosina. Mi hijo de 6 años regala los caramelos a otros chicos, elige las tostadas por sobre las galletitas. Viene a casa y me pide una manzana, un yogur.
Una vianda saludable debe tener alimentos que se puedan comer con las manos, como torrejitas de verdura, nuggets hechas en casa, son dos minutos. No hace falta comprar las ultraprocesadas, es una tontería hacerlas. Las compradas tienen aditivos, conservantes, realzadores del sabor que son perjudiciales para la salud. El sándwich está mal visto y es una buena opción, porque aporta todos los nutrientes: a un pan relativamente sano le ponemos jamón, queso, lechuga, huevo, tomate y es genial. Es una super opción nutritiva. Y una fruta.
Y en la cena podés hacer alguna carnecita con verdura. Lo que sea, carne, pollo, pescado con arroz y verduras. Es mejor el arroz integral, si a los chicos no les gusta, los combinás con vegetales.
-¿Las dietas restrictivas no sirven?
-Si el 80% de mi alimentación es saludable, no voy a sufrir malnutrición. En la variedad encontrás el equilibrio. No hay que decir "esto no lo como más". Estuvo de moda sacar las harinas, pero no sirve. Podés comer pizza, pan. Yo no prohíbo ningún alimento, sí los distribuyo mejor. Te ordeno la alimentación. Hay gente que come más y baja de peso, porque el metabolismo trabaja de forma inteligente. Nuestro cuerpo está preparado para guardar, no para quemar calorías todo el tiempo. Si nuestro cerebro registra que no está entrando alimento, no se pone en marcha para quemar calorías, se pone en modo ahorro cuando hacemos estas dietas locas del terror. Es el círculo vicioso de las dietas. Si estas dietas de moda funcionaran, ¿por qué siempre surge otra nueva? Entonces es simple: hay que cambiar hábitos, hay que descansar mejor, hacer actividad física, hidratarse bien. De todas formas, ni todo el ejercicio del mundo puede contra la mala alimentación. Todo lo malo de la alimentación te queda.
-¿Tu libro trae recetas, de cuál te sentís particularmente orgullosa?
-Siempre hago una que me la critican mucho: pizza con masa de pollo. Agarro dos pechugas, las proceso bien, les pongo claras de huevo para unificar ese mazacote, condimentos, me mojo un poquito las manos con aceite para que no se pegue la carne procesada, extiendo bien la masa en una pizzera y le pongo arriba lo que quieras: verduras con salsa blanca, brócoli. Una vez hice una pizza con masa de pollo a la hawaiana: le puse jamón, queso, ananá, quedó fantástica. Tiene mucho éxito. Es rica y no tiene harina.