Puede ser admirable pero, cuando se vuelve invasiva, puede resultar molesto; los especialistas explican cómo controlar interrogantes intrusivos y resguardar la privacidad sin generar conflictos
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Ella tiene una hija única y está feliz. Sin embargo, a lo largo de los años, decenas de personas le han preguntado si alguna vez le va a “dar un hermano”. Cuando dice que no, la siguiente pregunta suele ser algo como “¿no se sentirá sola?”. En una fiesta, alguien preguntó una vez: “¿Qué pasará cuando tú y tu marido mueran y tu hija no tenga familia?”. Preguntas como estas la hacen sentir juzgada, como si estuviera lastimando deliberadamente a su hija o como si no hubiera pensado bien las cosas.
En algún momento, la mayoría de las personas se ha sentido consternada por preguntas invasivas: ¿Por qué sigues trabajando? ¿No deberías estar jubilado ya? ¿Por qué no tienes una relación? ¿Cómo es que sigues desempleado? Muchos escuchan las mismas preguntas con tanta frecuencia que hasta sienten que van en ascenso.
“Estas preguntas son a menudo una táctica para que las personas compartan sus propios puntos de vista”, dijo Scott Shigeoka, miembro del Greater Good Science Center de la Universidad de California, Berkeley, y autor de “Seek: How Curiosity Can Transform Your Life and Change the World”.
“Cuando alguien siente curiosidad genuina por otra persona, el mensaje que transmite es que quiere entender a la otra persona. Sin embargo, cuando hacen preguntas con un propósito, están utilizando algo que él denomina curiosidad depredadora”, explicó Shigeoka.
En ese caso, según indicó, las personas están tratando de transmitir que quieren cambiar a la persona. En su experiencia, la gente estaba intentando convencerla de las ventajas de tener una familia numerosa.
- Recordar que no se debe una respuesta a nadie
“Primero hay que tomarse un momento para sintonizarte contigo mismo y ver si queres responder esa pregunta”, dijo Adia Gooden, psicóloga clínica de Chicago. “Existen normas sociales que establecen que si alguien te hace una pregunta, debs responderla”, afirmó Gooden. “Tenés derecho a elegir qué vas a compartir y con quién”, comentó, porque a menudo, las respuestas son muy personales.
La Dra. Gooden agregó que es comprensible que esa pregunta pueda generar incomodidad, la cual no está obligada a responderla.
Karthik Gunnia, profesor clínico adjunto de psicología aplicada en la Universidad de Nueva York, ofreció su respuesta habitual a las preguntas invasivas. En un tono calmado y neutral dijo: “Prefiero no hablar de eso”. Al Dr. Gunnia le gusta esta frase porque se puede usar en muchos entornos diferentes y establece un límite pero se siente menos vulnerable que decir “Eso es personal” o “Me siento incómodo’”.
Tampoco es necesario que la conversación termine. Gunnia recomendó continuar con algo como: “Pero me gustaría compartir esta historia divertida que sucedió recientemente”. De esa manera, explicó, no se rechaza a la persona, solo el tema.
A su vez, Gooden sugirió decir con firmeza: “Gracias por su preocupación, lo aprecio. Estoy muy bien”.
- Si decide responder, hacerlo en sus propios términos
“Las preguntas invasivas de amigos y familiares pueden ser exasperantes”, dijo Niro Feliciano, psicoterapeuta y autor de “Este libro no te hará feliz: ocho claves para encontrar la verdadera satisfacción”.
Feliciano afirmó que, para ayudar a controlar los sentimientos si hacen este tipo de preguntas, hay que respirar profundamente con una exhalación más larga. Según indicaron algunas investigaciones, esto puede reducir el estrés para ayudar a tomar mejores decisiones.
En caso de querer responder, hay que ser breve. “Si cada vez que están juntos tu ser querido te hace la misma pregunta que te hace sentir presionado, es mejor evitar la discusión en cualquier momento o situación, especialmente en reuniones”, recomendó Feliciano. “Puede marcar el resto de tu tarde o noche, y vos no te lo merecés y ellos no merecen ese poder”, agregó.
Por otro lado, Feliciano explicó que se puede decir que, al ser un tema muy emotivo para la persona, proponer hacerse un tiempo para hablar por teléfono al respecto. “Tienen que hacer el esfuerzo si realmente quieren abordarlo y si lo hacen desde una buena perspectiva”, agregó. Luego añadió que hay que mantener una conversación sincera. “Intente comprender sus motivaciones. Puede preguntar qué lleva a la otra persona para hacerle esa pregunta”, concluyó.
- Cuando las preguntas no cesen, hay que controlar la reacción
Si la persona es alguien que realmente se preocupa por uno pero quizás es demasiado entusiasta, Feliciano dijo que se debe tratar de darle algo de humor si es posible. Feliciano, que es estadounidense de origen esrilanqués, comentó que ha pasado la vida respondiendo a preguntas indiscretas de su familia. Sin embargo, aprendió a tener sentido del humor al respecto, ya que “nunca se detiene”.
En las reuniones familiares le preguntaban constantemente cuándo se casaría y, después de casarse, comenzaron las consultas sobre el embarazo. Después de su cuarto hijo, Feliciano comentó que le preguntaban cuándo iba a dejar de tener hijos.