Qué hay detrás de este producto que se lo asocia con un snack sano, ideal para cuando se está en movimiento, incluso como parte de una rutina de cuidado personal
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A finales de la década del 80, dos corredores de larga distancia que vivían en la zona de Bay Area en San Francisco, Estados Unidos, experimentaron algo nuevo: combinaron vitaminas con salvado de avena, proteína en formato de leche y jarabe de maíz. El resultado fue una PowerBar, una de las primeras barras de proteínas modernas. Tal fue su impacto que para mediados de los 90, se había convertido en una sensación. A este fenómeno, un escritor de The New York Times lo apodó “un snack de alto porcentaje proteico para los fanáticos del ejercicio”.
Hoy, sin embargo, estas barras están por todas partes y su marca se ha expandido más allá de los atletas. A este producto se lo asocia con ser un snack saludable, ideal para cuando se está en movimiento, incluso como parte de una rutina de cuidado personal. Supermercados, farmacias, gimnasios, estaciones de servicio, todos estos locales venden distintos alimentos proteicos que esconden distintos gustos y que aportan energía. El mercado mundial de barras de proteína está creciendo rápidamente y se espera que aumente a más de $2.000 millones para fines de 2026, según el sitio de análisis financiero MarketWatch.
“En los últimos años, los alimentos proteicos han crecido un montón”, dijo Hannah Cutting-Jones, historiadora de alimentos y directora del programa de estudios alimentarios de la Universidad de Oregón.
Los fabricantes de estos productos argumentan que mejoran la salud y el entrenamiento. El sitio web de Clif Bar muestra a personas lanzando pesas rusas o corriendo bajo la lluvia; La marca de bebidas isotónicas, Gatorade, por ejemplo, describe a su barra de proteínas como “diseñada científicamente para atletas”. Otras empresas, las califican como ideales para el bienestar. Y su estrategia de marketing se basa en presentar fotos y videos de mujeres escribiendo consejos para prevenir el agotamiento.
Sin embargo y a pesar de la publicidad, los expertos en nutrición comentan que no son del todo saludables.
“Podés poner las palabras “keto” o “proteína” en el envoltorio de una tableta de chocolate y venderlo, y la gente ni siquiera se lo cuestiona”, comentó Janet Chrzan, profesora asistente adjunta de antropología nutricional en la Universidad de Pensilvania.
La proteína es una parte importante de nuestra dieta
“No hay duda de que nuestros cuerpos necesitan proteínas para desarrollar, mantener y reparar los músculos”, dijo Anthony DiMarino, dietista registrado en el Centro de Nutrición Humana de la Clínica Cleveland. Además, compone nuestro cabello, piel, uñas y órganos; y sus aminoácidos optimizan la función de nuestro cerebro. Quizás por eso, la proteína es una de las estrellas en el mundo del bienestar. Durante los últimos 40 años, las dietas de moda que se oponían al consumo de azúcar, grasas y carbohidratos, han pasado de moda. “Pero muchas de las más populares, priorizan las proteínas ya que, las asocian con la pérdida de peso”, dijo el Dr. Chrzan, y agregó: “Valoramos tanto a la proteína que es una parte esencial de nuestros platos”.
“Las personas también las asimilan con el ejercicio”, dijo Marion Nestle, profesora de nutrición, estudios alimentarios y salud pública en la Universidad de Nueva York. Cuando consumen barras de proteínas, “piensan que están haciendo algo bueno por su salud”, añadió la especialista.
Sin embargo, “es difícil encontrar a un estadounidense que realmente necesite más proteínas”, dijo Eric Rimm, profesor de epidemiología y nutrición en la Escuela de Salud Pública TH Chan de Harvard. La mayoría de los carnívoros obtienen mucho más de la dosis diaria recomendada de proteína (que es de aproximadamente 0,4 gramos por libra de peso corporal). Y aquellos que no comen carne, pueden obtener suficientes proteínas de fuentes vegetales como el tofu, las nueces y las legumbres.
¿Son las barras de proteína alimentos saludables?
“Es probable que las proteínas te llenen más que los carbohidratos simples”, sostuvo el Dr. Rimm. Y la razón tiene que ver con que ayuda a nuestro cuerpo a liberar hormonas que evitan la sensación de hambre.
Pero muchas de ellas también están llenas de azúcar. Una de la marca Clif Bar con chips de chocolate, por ejemplo, contiene 16 gramos de azúcares agregados, más de lo que hay en una porción de Thin Mints. Una de la empresa Gatorade con sabor a chocolate, contiene 28 gramos de azúcar extra, el doble que una donut de chocolate de Dunkin’ Donuts.
“En general, están altamente procesadas, y son altas en azúcar y sal, una especie de ‘Frankenfood’”, dijo la Dra. Cutting-Jones. El Dr. Rimm coincidió: muchas barras de proteína son en realidad “barras de caramelo con mucha más proteína”, dijo.
En esta línea, se trata de un producto que puede tener sentido para aquellos que necesitan aumentar su ingesta diaria de proteínas, por ejemplo, un vegano que no adquiere suficiente de su dieta o alguien que acaba de hacer ejercicio intenso”, explicó DiMarino. Pero para la persona promedio, agregar otro golpe de proteína, particularmente cuando se trata de una gran cantidad de azúcar adicional, no lo hará más saludable.
“Es un snack para cuando estás en apuros”, dijo Stephanie Urrutia, directora de nutrición para el desempeño en el Departamento de Atletismo Intercolegial de la Universidad de California en Los Ángeles. Por ejemplo, es útil para los momentos donde “estás escalando una montaña o a las corridas y no te podés detener a comer. De todas maneras, no pretende ser un reemplazo real de una comida”, dijo.
Algunos barras son peores que otras
No todas las barras son iguales en cuanto a sus ingredientes y contenido nutricional. Cuando busques una, prestar atención a la información de su etiqueta. “Lo mejor es optar por aquellas con componentes que reconozcas”, contó la Dra Nestle y acotó: “Si son principalmente nueces y frutas, no está mal”.
“Si vas a consumir una como snack o después de entrenar, asegurate que no tenga más de 200 calorías aproximadamente. Además, debe tener menos de cinco gramos de grasa y azúcar agregada”, estimó DiMarino. Por su parte, la cantidad de proteína es relativa entre barras: la porción ideal es de entre 15 a 20 gramos.
“Otra opción es elegir colasiones fáciles de transportar y nutritivas”, dijo el Dr. Rimm y enumeró a las uvas, las bananas, las manzanas, el yogur y las frambuesas. En tanto la Dra. Nestlé, sugirió consumir un puñado de nueces y el Sr. DiMarino, recomendó atún o huevos duros, que son ricos en proteínas, pero no procesados. En general, los especialistas consultados coincidieron en que no es necesario preocuparse por cumplir a rajatabla con el consumo estipulado de proteína diaria.
“Las personas necesitan relajarse con respecto a la cantidad de proteína que ingieren”, estimó la Dra. Cutting-Jones.
Por Dani Blum
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