Las propuestas de astroturismo crecen de punta a punta del país, con nuevos observatorios y charlas al aire libre
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Lejos de la contaminación lumínica de las ciudades, el astroturismo es una actividad cada vez más buscada. Se trata de la contemplación de cielos plagados de estrellas, donde los observadores pueden disfrutar de un momento de desconexión y de contacto directo con el cosmos y la naturaleza.
“En las grandes ciudades la contaminación hizo que las personas, de alguna manera, pierdan su cielo. El hecho de tener experiencias que permitan encontrarse con más de 2500 estrellas es, para muchos, reconfortante y sorprendente”, dice Ricardo Villarreal, prestador de turismo alternativo en la provincia de Córdoba.
“Surgen el sol y las estrellas, por último aparece el ser humano. Para nosotros, no hay cultura sin cielo, ni cielo sin historias. La relación que mantenemos como seres humanos con el cosmos es muy poderosa”, agrega Villarreal.
Y eso queda demostrado en diferentes hechos históricos como la fijación de calendarios, el eclipse de luna que marca la toma de Constantinopla y la importancia que siempre tuvo el cielo para, por ejemplo, las diferentes religiones.
“El astroturismo es una actividad de relajamiento, de encuentro con un medio natural. La astronomía está viviendo su edad de oro y las personas reciben múltiples informaciones que, a su vez, generan muchas preguntas”, dice Villarreal.
Algunos lugares del país, como Córdoba o San Juan, son destinos muy elegidos para esta actividad gracias a la poca contaminación lumínica que hay muy cerca de sus grandes ciudades.
Además, ambas provincias tienen estaciones de investigación científica, donde el turismo hace de puente entre la actividad académica y el público en general. En el caso de Córdoba, el Observatorio de Bosque Alegre es uno de los sitios más visitados por los que quieren conocer un poco más acerca de astronomía.
Está a 70 kilómetros de la ciudad capital, emplazado en las montañas. Este lugar nació con el objetivo de estudiar los cielos del hemisferio sur y, cuando se inauguró, su telescopio era el más grande de Sudamérica. Hoy se puede visitar los fines de semana y feriados y conocer un poco más sobre cómo funciona este aparato de siete metros de longitud.
En San Juan, dentro del Parque Nacional El Leoncito, hay dos observatorios astronómicos bajo uno de los cielos más diáfanos del país. Las visitas se hacen todos los días y da la opción de dormir dentro del propio predio. A esto se suma su clima privilegiado: se calcula que hay sol al menos 300 días al año.
También se agrega el Observatorio de Ampimpa en los Valles Calchaquíes tucumanos. Está a 2500 metros de altura y es el mejor lugar del país para ver las lluvias de estrellas. Se puede participar de sus safaris fotográficos y astronómicos, también disfrutar de sus visitas guiadas.
La Argentina tiene diversos paisajes que también se convirtieron en ideales para disfrutar del astroturismo al aire libre.
En Lobos, a 100 kilómetros de Buenos Aires, la actividad se concentra en la costanera de su laguna. Desde allí, y de la mano del experto Ezequiel Brahim, se enseña cómo ubicar las estrellas más importantes desde cualquier lugar del país y se genera un espacio de participación del público con música alusiva de por medio.
Esteros del Iberá es uno de los únicos destinos del país que fue certificado por la empresa española Starlight por la poca contaminación de sus cielos. Chavarría, Concepción y Loreto son las tres localidades que ofrecen la posibilidad de descubrir la cosmovisión guaraní a través de una observación del cielo.
Esa misma empresa certificó a Puesto Pavón, un refugio ubicado en la ladera este del cerro Uritorco, en Córdoba. Se puede llegar caminando –en unas 4 horas– o en camioneta y es necesario reservar con algún guía turístico. En esta provincia, también se suman otros sitios para ver estrellas como las Salinas Grandes o la Reserva Natural Villa Cielo, también en Capilla del Monte.
En Merlo, San Luis, hay varias opciones para hacer astroturismo. El Observatorio Mirador del Cielo, ubicado en el Cerro de Oro ofrece diferentes actividades que se convocan en torno de su telescopio a cielo abierto. También se pueden hacer salidas nocturnas y observaciones directas en Pasos Malos o al Mirador del Sol.
Dos observatorios, uno nocturno y otro solar, forman parte de la propuesta de Trelew. El Centro Astronómico de esta ciudad chubutense también tiene un parque temático para recorrer y descubrir el cielo.
En el Portal Cañadón Pinturas, del Parque Nacional Patagonia, en Santa Cruz, se inauguró este año el Centro de Interpretación y Planetario Elsa Rosenvasser Feher, donde se realizan proyecciones para interpretar el cielo y las estrellas. También, dentro del propio parque, se realizan actividades de observación al aire libre.
Finalmente, uno de los lugares que más sorprenden a los turistas que disfrutan de este tipo de actividades es el Parque Científico y Educativo Campo de Cielo, en Chaco, que propone un recorrido por más de 400 ejemplares que ayudan a comprender algunos fenómenos como la lluvia de meteoritos.