El uso habitual de este electrodoméstico esconde algunos riesgos asociados con el método en que este aparato calienta líquidos y alimentos
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No hay dudas de que el microondas es uno de los grandes aliados de la cocina. Un electrodoméstico con múltiples usos que saca a cualquiera del apuro diario en apenas unos minutos: descongela, calienta y ablanda alimentos y bebidas. Para muchos, es indispensable aunque su uso esconde algunas peculiaridades que es importante tener en cuenta.
Es clave es estar atento con los recipientes que se introducen, ya que no todos son seguros. Hay materiales que podrían deformarse con el calor y liberar sustancias que contaminan la comida y pueden dañar el aparato. Precisamente por eso se recomienda usar vidrio y cerámica que son los materiales que mejor se adaptan.
El microondas surgió en 1945 como un invento revolucionario de Percy LeBaron Spencer, un científico estadounidense que trabajaba en Raytheon Manufacturing Company, una empresa dedicada a la electrónica militar. El origen de este descubrimiento fue totalmente espontáneo. Sucedió cuando este hombre caminaba por uno de los laboratorios que tenía la compañía y de casualidad pasó por delante de un magnetrón encendido: un dispositivo base de los radares del ejército, que no hizo más que ablandar la barra de chocolate que tenía guardada en su bolsillo.
Sorprendido por lo que acababa de pasar, Spencer comenzó a experimentar con distintos alimentos hasta entender por qué y cómo se daba esta transformación. Probó con un huevo que explotó ni bien se cocinó, también lo hizo con una tetera con agua que rápidamente hirvió. Esto le dio el pie para utilizar este elemento y crear el microondas que dos años después lanzó al mercado por un precio de US$3.000.
A la hora de hablar del funcionamiento, Diana Miriam Kabbache, licenciada en Nutrición especialista en el estudio de alimentos y sus perfiles nutricionales, explica que “el magnetrón es el componente principal del microondas que transforma la energía eléctrica en energía electromagnética, generando ondas muy pequeñas que interactúan con las moléculas de agua en los alimentos, generando calor y el consiguiente aumento de temperatura”.
El microondas también está equipado con un ventilador, elemento que según un informe de National Geographic es esencial dado que ayuda a distribuir las ondas electromagnéticas por todo el dispositivo, evitando que se concentren en una única dirección y calienten solo una pequeña porción de la comida o bebida. No obstante, como estas ondas a menudo rebotan en las paredes del electrodoméstico y reducen la zona de impacto, los microondas suelen incorporar un plato giratorio para asegurar un calentamiento más uniforme.
El agua y el microondas, ¿van de la mano?
Calentar el agua en un microondas es distinto a hacerlo en una hornalla convencional, “donde el líquido se calienta de abajo hacia arriba, provocando que el fluido se mueva y evapore de a poco”, comenta el doctor en ingeniería Patricio Sorichetti. “En el microondas, el proceso de hervor se produce de arriba hacia abajo, por lo que el fluido permanece quieto y no se evapora tan rápidamente. Esto requiere precaución al retirar el vaso o la taza del microondas, ya que el repentino movimiento del líquido y su abrupta evaporación pueden hacer que el recipiente estalle”, añade el experto.
Sin embargo Sorichetti sugiere no alarmarse y alienta a tomar ciertos recaudos al calentar agua en el microondas, por ejemplo, para hacer un té. Una de sus sugerencias es colocar el saquito de té directamente en la taza para ayudar a mover el líquido y evitar que el calor se concentre solo en la superficie. Además, propone poner una cuchara (apta para microondas) dentro del recipiente con agua “para facilitar el movimiento del fluido y su consecuente evaporación”.
En caso de querer calentar alimentos, “lo más probable es que una parte se caliente más que otra dependiendo de la zona que tenga más agua”, explica el ingeniero. Por otro lado, consultada acerca del mito de que los alimentos cambian de sabor cuando se los expone al microondas, Kabbache comenta que “simplemente hay cambios químicos, al igual que cuando se cocina algo al horno o a la parrilla porque los aminoácidos y las proteínas que componen el alimento sufren transformaciones”.
Al cocinar un huevo en el microondas, una práctica común, los especialistas recomiendan retirar la cáscara y colocarlo en un recipiente. Si se calienta en su cáscara original, puede explotar. ‘Pasa lo mismo que con el agua hirviendo: el líquido dentro no se mueve’, explica Sorichetti.
Los objetos vedados del microondas
En términos generales, los productos que están habilitados son según los expertos consultados, los recipientes de vidrio y cerámica dado que toleran muy bien el calor y no liberan compuestos dañinos para la salud y los que tienen la etiqueta de “apto para microondas”.
A continuación, los elementos que no se recomiendan calentar:
- Envases de aluminio o metal: Para Sorichetti, tanto las bandejas como el papel de aluminio que suelen envolver alimentos congelados, no se deben introducir en el microondas debido a que pueden provocar chispas y problemas eléctricos al punto de recalentar el electrodoméstico y provocar que deje de funcionar. Específicamente, este tipo de materiales es un conductor de electricidad por lo que no tiene la capacidad de absorber las ondas electromagnéticas.
- Plástico: Cuando este material es de mala calidad o no es apto para microondas, podría acabar derretido o fundido y contaminar la comida. “Hay que estar atentos de que no se deforme porque en este estado las partículas podrían pasar al alimento y es peligroso”, cuenta Kabbache.
- Utensilios de madera: Este producto es sensible al calor, por ende podría ser altamente inflamable. Sin embargo, Sorichetti aclara que depende del grosor y el tipo de madera que lo componga dado que “no todas son iguales ni tienen las mismas características”.
- Elementos de cerámica o porcelana con esmalte: Este tipo de utensilios suelen estar revestidos con esmaltes que si se exponen al calor, además de derretirse podrían generar chispas. Esto no solo afectará el formato del elemento sino que el microondas se podría averiar.
- Bolsas de papel: Este tipo de envoltorio, muy utilizado para congelar alimentos en el freezer incluso para guardas las compras del supermercado, no suele resistir del todo bien las elevadas temperaturas y en consecuencia, se derrite o libera sustancias químicas dañinas para el organismo.
- Objetos de poliestireno: Estos elementos suelen encontrarse en los supermercados: son las bandejas que vienen por ejemplo con el pescado, la carne o las frutas y verduras. Un envase de estas características no está preparado para soportar altas temperaturas; en caso de exponerse al microondas, liberará aditivos químicos.
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