Proviene de la última barrica del mejor vino de la cosecha 1950 y se estima que su precio superará los 1200 dólares la botella
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Guardar vino en barricas de roble para que, con el tiempo, esa “crianza” potencie sus cualidades es algo que requiere dinero, mucho dinero, en especial si la idea es que la siesta dure décadas. Es por eso que en 1950, a tan solo cinco años de finalizada la Segunda Guerra Mundial, en una Europa que hacía esfuerzos por recuperar su economía, los dueños de la finca Quinta dos Malvedos, en la región del Valle del Duero (Portugal), solo pudieron guardar una pocas barricas de su mejor vino de ese año para una crianza a largo plazo.
Hoy, tras permanecer siete décadas escondido en algún rincón de una antigua cava portuguesa y tras haber estado custodiado por las tres generaciones de enólogos que se sucedieron durante ese periodo, este gran vino de Oporto está a punto de ver la luz. Más precisamente, lo que se acaba de embotellar es la mitad de la última barrica que quedaba de 1950.
Días atrás, los dueños de la firma W & J Graham´s -propietaria de la finca en cuestión y uno de los mas antiguos y reputados productores de vino de Oporto- anunciaron que esta suerte de reliquia saldrá a la venta como el 1950 Single Harvest Tawny Port, convirtiéndose así en el nuevo integrante de la colección The Cellar Master’s Trilogy, que reúne las cosechas más antiguas y excepcionales de la casa, y que se completa con las añadas 1974 y 1994 (apodadas “The Artisan” y “The Apprentice”, respectivamente).
Este oporto de 71 años ha sido embotellado con el nombre “The Master” (”el maestro”) en su etiqueta. Se estima que su precio estará por arriba de los 1200 dólares la botella -eso es lo que costaba su predecesor en la trilogía, el Single Harvest 1940, del que ya no quedan existencias-. “Este vino es realmente de otro tiempo,” comentó el actual enólogo de Graham’s, Charles Symington. “Es completamente extraordinario que después de 70 años todavía mantenga tanta complejidad y equilibrio”, agregó.
Vinos con historia
Protegido por una denominación de origen creada en 1756, el Oporto se produce solo en el norte de Portugal, en los valles que se encuentran en torno al río Duero, a partir de un mix de uva tintas nativas como la Touriga Nacional o la Tinta Barroca, entre otras 52 variedades. Se trata de vinos fortificados: durante su elaboración se agrega alcohol vínico al mosto para frenar la fermentación, lo que da como resultado un vino dulce y de alto contenido de alcohol (en el caso del Graham´s 1950, la graduación alcohólica es de 20°).
De los diferentes estilos de Oporto, el Tawny -nuevamente, como el del Graham´s 1950- es uno de los más buscados, ya que es aquel en el que se elaboran los mejores vinos destinados a la crianza a largo plazo; se trata de vinos de color ámbar o teja (”tawny” hace referencia a esa tonalidad), que se caracterizan por aromas y sabores a caramelo, café, chocolate y frutos secos.
En cuanto a “The Master”, su poética ficha técnica lo describe así: “El centro castaño profundo refleja la asombrosa concentración del vino, mientras que el borde ocre pálido indica su venerable edad. Una flor de aromas revela nueces, suaves notas de caramelo y miel, conservas de cítricos y aromas de caja de puros. El paladar voluptuoso -simultáneamente intenso y delicado- desenreda capas de cítricos refinados y ricos y caramelo suave, con un rayo de frescura aportando equilibrio exquisito. Agradables rastros de hoja de tabaco y de moka le confieren un final persistente”.
Lo que queda claro, más allá de giros retóricos, es que este Tawny de 71 años es pura complejidad. “En el mundo de los Ports Wines todo es increíble. Pero hay dos categorías que hacen emocionar: los Vintage y los Single Harvest,”, comentó al respecto Emilio Garip, conocedor del tema y propietario de Oviedo, uno de los pocos restaurantes argentinos en los que es posible probar oportos por copa (actualmente en carta están el Six Grapes y un Tawny de la firma Graham´s), y precisó:
“Esta edición de 1950 está dentro de la categoría de los Tawnys añejos, pero a diferencia del resto es de una sola cosecha, lo que lo hace superior porque realmente tiene que ser una cosecha muy buena. En el resto se pueden mejorar mezclando con mejores cosechas otras que son muy buenas pero no distinguidas. Hace poco tuve la oportunidad de disfrutar una cata de Tawnys añejos, Vintages y algunos especiales, pero el que más me impactó fue un Single Harvest: tiene una complejidad que uno no puede creer estar en presencia de una bebida con tantos años”.
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