La segunda edición del Korean Street Food Market desbordó el boulevard Carabobo, donde se concentran algunos de los restaurantes más reconocidos de la gastronomía coreana
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Basta mirar las marquesinas escritas con caracteres orientales del boulevard Carabobo, en el Bajo Flores, para sospechar que hemos entrado a Begku, como se denomina al barrio coreano. El domingo pasado más de 10.000 personas recorrieron los stands montados sobre esa calle para disfrutar de la segunda edición del Korean Street Food Market, festival gastronómico que reunió a algunos de los más reconocidos restaurantes de esta comunidad que funcionan en la ciudad de Buenos Aires.
El kimchi –fermentado de vegetales que hoy ha trascendido a la cocina coreana– fue una de las estrellas de sus puestos de comida, junto con otros platos como los baos de bulgogi o de dubu, el sikhe o patbingsu. Esas preparaciones que salieron a la calle en el evento organizado por Hansang, la Asociación Civil de Gastronómicos Coreanos, se pueden disfrutar todos los días en los restaurantes –algunos casi escondidos, sin mucho cartel en su frente– que recrean la cocina de esta comunidad asentada en el barrio desde hace décadas.
“En Begku, el barrio coreano ubicado en Bajo Flores, podemos observar los 60 años de historia coreana en la Argentina –asegura Víctor Ho, propietario del restaurante Una Canción Coreana–. La mayoría de los inmigrantes coreanos se dedicaron al rubro textil. Desde el principio se establecieron las iglesias, luego aparecieron almacenes, farmacias, restaurantes y hasta una escuela. Con el cambio generacional y el auge de la cultura coreana a nivel mundial, la comunidad y el barrio abrieron sus puertas al resto de la ciudad, buscando compartir las bondades de su cultura. Hoy en día todos podemos disfrutar la esencia de Corea en la gastronomía milenaria que tenemos en el boulevard de la avenida Carabobo, el epicentro de Bekgu Chon, nuestro Barrio Coreano”.
La tarde del domingo pasado transcurrió entre los más de 20 puestos de comida montados en Carabobo al 1400, boulevard donde los asistentes también pudieron disfrutar de una muestra de la danza coreana Hanguk Chum y de una performance de Pungmul, disciplina musical que forma parte del folklore de Corea.
Saliendo de la pandemia
“En el primer festival, el año pasado, habíamos preparado comida para 1000 y creo que vinieron más de 4000 personas con la situación de la pandemia. La circulación estaba restringida. No podían ingresar todos juntos al predio. Con lo cual hubo gente que espero 3 horas en la fila y le dijeron que no había más comida (nos quedamos sin comida a las 3 horas de empezar el evento)”, recuerda Sandra Lee, al frente de la Asociación Civil Hansang, y agrega:
“En el evento de ayer todo salió perfecto. La gente estaba feliz probando los platos que veían en las películas o en las novelas. Haciendo experiencia coreana no solo comiendo, aprendiendo las escrituras con Jiye, probándose hermosos Hanbok ( traje coreano) que la Sra Karina se las ponía con mucha dedicación. Escuchando sonar el bandoneón de la mano de una artista coreana. ¡Cantando y bailando K-pop!”
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