El Valle de Calamuchita está atravesado por la fusión de culturas gastronómicas, donde emprendedores de diversas nacionalidades están dejado su huella con propuestas únicas.
- 10 minutos de lectura'
Desde delicias árabes hasta auténticos tacos mexicanos, pasando por cocina cordobesa de fusión, café de especialidad, platos elaborados con productos 100% locales, vinos cordobeses y las clásicas pastas y pizzas, ahora también gourmet. Villa General Belgrano -y sus alrededores- no para de generar nuevas propuestas que buscan dar un pasito más allá de los clásicos menús centroeuropeos que dominaron en la zona en los últimos años. Aquí, una selección de cinco propuestas para redescubrir los sabores del Valle de Calamuchita.
Pather: medio oriente en las sierras
De familia armenia, Herman Nahabetyan nació en Estambul en 1972. Su familia arribó a la Argentina apenas dos años después, en búsqueda de “nuevos horizontes”. Luego de una vida en la furiosa Ciudad de Buenos Aires, Herman y su esposa, Patricia, decidieron emigrar hacia Villa General Belgrano, sin tener mucha idea de qué iban a hacer. Pero algo de la vida anterior les marcaría el destino: “Teníamos una distribuidora de productos alimenticios, sobre todo de materia prima para la elaboración de comida armenia árabe en Buenos Aires”.
Luego de un año viviendo en VGB, la idea estaba al caer. Herman y Patricia advirtieron que la mayor parte de la propuesta gastronómica estaba centrada en una reversión de clásicos platos centroeuropeos, minutas, pastas y pocas parrillas. “Pensamos proponer algo distinto, para la gente del pueblo y para el turista”, cuenta Herman. Con todo el bagaje cultural y culinario encima, se animaron a lanzar una propuesta novedosa para este destino poco acostumbrado a estos platos.
Patricia se puso al frente de la cocina y aprendió todas las recetas que atesoraba la familia de Herman. Así nació Pather, un juego de palabras entre ambos nombres que, además, en griego significa “padre”. Desde su apertura, en noviembre de 2011, Pather no paró de crecer -con mudanzas incluidas para ampliar el espacio, la última con la mejor vista de VGB-, sumando incluso propuestas como la casa de té.
Herman revela un preferido de los clientes: la picada armenia (que incluye opciones vegetarianas, veganas y sin tacc). “Estas picadas contienen lo más clásico de nuestra comida”, informa. Acompañado del clásico pan pita -elaborado de forma artesanal-, la picada viene como hummus, babaganoush, ensalada tabule, keppe cocido, niños envueltos en hoja de parra, masa philo con cuatro quesos y falafel. Otro recomendado, es la Musakka, un pastel de berenjenas con carne de ternera molida con salsa blanca y queso gratinado.
Mención aparte para la degustación de postres. Desde el clásico Baklava -mil hojas de masa philo relleno de nuez y almíbar-, masitas armenias y griegas, hasta la joyita del lugar: el Halva, un tipo de mantecol. “Y para finalizar, tenemos el café con borra, café armenio, y también té negro en hebras importado”, completa Herman.
- Pather. Durante el verano, de miércoles a domingo, desde las 19. El resto del año, de jueves a domingo, de 18 a 23 horas. Catamarca 745, Villa General Belgrano. IG: @pather_vgb
Copal: platos 100% mexicanos
“Copal nació durante la pandemia”, cuenta Evelyn Vega sin disimular su acento mexicano. Evelyn y su esposo argentino, Carlos Mairosser, se conocieron en las costas de Oaxaca hace 20 años y “por cuestiones de la vida” terminaron administrando un complejo de cabañas en Villa General Belgrano hasta que el bicho de la gastronomía los volvió a picar. “Es que siempre fuimos gastronómicos”, dice Evelyn.
Copal abrió al público el 8 de enero del 2021 y es, desde entonces, una referencia para los foodies de la zona. El proyecto había surgido de la necesidad de Evelyn de mantenerse en contacto con sus raíces mexicanas: “Siempre extrañé siempre muchísimo la comida”. Ella proviene de una “familia muy cocinera” y sobre todo extrañaba “hacer las tortillas”. Sin embargo, sin acceso a la misma materia prima, no la tenía muy fácil.
“Para encarar el proceso de mixtamalización, que es lo que se hace para obtener la verdadera tortilla, se necesita un tipo de maíz particular”, explica. Hasta que un día encontró a un productor de la zona que le empezó a proveer el maíz amarillo que necesitaba. “Una vez que tuve esa materia prima, pudimos empezar… y cada vez salen mejor. Esa es la base del restaurante: haber logrado hacer las tortillas mexicanas originales”, avisa.
El plato estrella del lugar es el taco al pastor, un básico en la dieta callejera mexicana. Es un taco de carne de cerdo adobada en una mezcla de chiles secos, no picantes, que le dan mucho sabor. Se cocina a la plancha y se saltea con cebolla. Otro básico son los burritos, que es una tortilla grande de trigo, rellena de frijoles, arroz rojo mexicano, algún relleno a elección y queso fundido. Imperdibles las frozen margaritas para disfrutar con vista al río de Los Reartes.
- Copal. De martes a domingo, a partir de las 20.30 horas. Sábados y domingos, a partir del mediodía. Costanera Lema s/n, Los Reartes. IG: @copal_restaurante.mexicano
El Taller Napolitano: pizza italiana de verdad
La estrella del momento en Villa General Belgrano. Después de una larga experiencia en el mundo gastronómico, Juan Cruz Galleto y Yanina Debiaggi llegaron a la misma conclusión: la esencia está en lo simple. Esta pareja se reencontró con las raíces italianas durante un viaje a ese país en 2019, donde decidieron que la pizza sería el próximo proyecto. Hacía casi 20 años que estaban codo a codo en la cocina, al frente de varios restaurantes, pero era hora de volver a lo básico y elemental.
El Taller Napolitano abrió sus puertas justo antes de la pandemia, con un concepto central: pizza hecha por cocineros. “Se cuida mucho la calidad, el producto tiene toda la importancia y trabajamos con 95% de proveedores cordobeses”, explica Juan Cruz. Eligieron a Villa General Belgrano porque es su lugar en el mundo. “Buscamos cocinar con amor y poder llegar con un producto a todas las personas: cocinamos uno de los platos más consumidos a nivel mundial, lo come desde un niño de tres años hasta un niño de 90 (me gusta decirle niño a nuestros abuelos), pasando por veganos hasta los más carnívoros amantes del asado”, agrega.
Juan Cruz revela que, además de kilos y kilos de amor, a la masa de la pizza la guardan 48 horas en la heladera y la cocinan a 350º C: “Ese choque de temperatura hace que se infle y tenga ese cornicione (el borde inflado) tan deseado por nosotros; además, la estiramos con sémola y eso también le da una textura muy particular”.
- El Taller Napolitano. Durante temporada alta, todos los días, de 19 a 23. Jueves a domingos, también de 12 a 14.30 horas. En temporada baja, cierra los martes. Ojo de Agua 111, Villa General Belgrano. IG: @eltallernapolitano
Bontá: clásico, sofisticado y cordobés
Federico Depetris y su esposa, Paula Giordano, tenían una cafetería con minutas en Los Reartes, pero algo más andaba rondando por sus mentes. “Siempre hablábamos de abrir algo para subir un poco el nivel”, cuentan. Federico considera que el Valle de Calamuchita todavía está buscando su identidad gastronómica: “Tenemos influencia de los indígenas, de los criollos, gauchos, una gran inmigración alemana, española e italiana”.
A toda esa mezcla, la pareja le agregó una pizca de pampa gringa que exuda su pueblo natal, Corral de Bustos, donde reina la pasta italiana. Con todo esto sobre la mesada, Bontá comenzó a tomar forma en un prolijo salón, casi net. “Pusimos el ojo en usar productos locales, corderos, carnes de caza y truchas”, explica Federico. “Sumamos la pasta, ravioles de corderos con una salsa de vino tinto y frutos rojos, así que si nos agarra un tano… nos mata a patadas”, dice entre risas. “A otro plato le ponemos cúrcuma y canela”, redobla.
Como parte de esa búsqueda intensa de identidad vallense, otra marca distintiva de Bontá fue la decisión arriesgada que -incluso- les valió críticas de ciertos comensales: la cava de vinos es 100% cordobesa. “Insistimos en que Córdoba tiene mucho para dar en materia de vinos”, avisa Federico. En la carta maridan de manera armónica opciones para paladares más atrevidos -tienen caracoles y gírgolas- con otros más clásicos, que buscan refugio en lomos a la pimienta y tablas de fiambres. Eso sí, todas las elaboraciones contienen hierbas serranas, hongos de pino y otros ingredientes bien locales.
Dos recomendados extra. La pata de cordero deshuesada, rellena de verduras, braseada en el horno durante cuatro horas, acompañada en su jugo y milhojas de papa; y las costeletas de cordero salen con puré de zanahorias, con un timbal de cous cous, con fruta desecada. Bonus: la excelentísima coctelería de autor para degustar antes de comer.
- Bontá. Todos los días, mediodía y noche. Rotonda El Crucero, Ruta 210 esquina Ruta 271, Los Reartes. IG: @bonta.restaurante
Holi Bar: café de especialidad
Julián Machado Ribles dice que “se tiró un piletazo” cuando decidió abrir su propio café. Sin experiencia en el rubro gastronómico a nivel profesional, casi sin recursos económicos y “sin espalda”, montó este negocio en una zona donde no había prácticamente ninguna movida, lejos del centro y de la clásica ruta 5. Y dice que por “pura intuición”.
Así arrancó este proyecto, en marzo de 2017, armado con maderas recicladas del basural y a pulmón, pero con una misión firme: no fallar en la calidad de los productos ni en la atención. “Rápidamente descubrí que a diferencia de las ciudades donde había vivido anteriormente (Mar del Plata, Córdoba), no podía titubear: aquí, al ser menos gente, los rumores de un café mal servido, una bruschetta mezquina o una mala atención, eran significado de fracaso comercial inmediato”, cuenta.
Julián renunció a su otro trabajo y se enfocó netamente en Holi. Enseguida, acogió como un mantra el consejo que le dio un experimentado gastronómico de VGB: “Hacé algo diferente que nadie haga acá”. Entonces decidió que se enfocaría netamente en la calidad del café. Rápidamente se convirtió en una referencia en la movida, que estaba huérfana en la zona. “La esquina comenzó a identificarse como la esquina del café: venían los locales y algún que otro turista curioso, investigador o simplemente alojado en alguno de los hoteles aledaños al bar”, relata Julián. Dos o tres veces al año, viajaba a Buenos Aires para visitar otros cafecitos, atento a las novedades y tendencias para llevarlas a su café ubicado en el “interior del interior”. “Estamos siempre en movimiento, haciendo modificaciones, evolucionado con la carta, incorporando opciones vegetarianas y jugando con el café de especialidad”, agrega.
En Holi Bar, además de desayunos y brunchs, también dan capacitaciones de baristas y para futuros negocios. Julián dice que el producto estrella es el flat white y la bruschetta de palta: un tostón de pan casero, montado de queso crema, huevo revuelto, palta, tomate y zanahoria asadas, brotes de alfalfa y hummus de remolacha. Además, la música es parte de la decoración: todo los días, según el clima y el estado de ánimo. Julián hace una selección ecléctica de jazz, acid jazz, hip hop, alternativo, indie y chill. “El amor que le tengo a este emprendimiento fue y es ininterrumpido”, dice, sin dudarlo.
- Holi Bar. Todos los dias, de 8.30 a 14 y de 17 a 22 horas. Av. Comechingones 492, Villa General Belgrano. IG: @holibarvgb